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Bloqueen a Cuba!

El extraño mundo de Lincoln Diaz-Balart

Fuentes: Progreso Semanal

Hasta en el loco, loco mundo de los políticos republicanos radicales de la actualidad, sus palabras e ideas se distinguen por su total estupidez. Su nombre es Lincoln Diaz-Balart, y el suyo es un logro extraordinario en medio de la fatwa de Pat Robertson contra el presidente venezolano Hugo Chávez, los comentarios de Bárbara Bush […]

Hasta en el loco, loco mundo de los políticos republicanos radicales de la actualidad, sus palabras e ideas se distinguen por su total estupidez.

Su nombre es Lincoln Diaz-Balart, y el suyo es un logro extraordinario en medio de la fatwa de Pat Robertson contra el presidente venezolano Hugo Chávez, los comentarios de Bárbara Bush de que como los residentes de Nueva Orleáns son pobres les vino muy bien que los evacuaran al Astrodome de Houston, y las otras ilusiones de la derecha delirante. ¿Puede haber algo más loco que la tesis del Senador Rick Santorum, aparecida en su reciente libro, de que muchas mujeres trabajan fuera de casa debido al lavado de cerebro de las feministas radicales? Es más, en la categoría de los dementes y los demagogos la competencia en el seno de la derecha es muy fuerte. Vean lo que dijo recientemente Bill O’Reilly, conductor de su propio programa en Noticias Fox, la cadena «equitativa y balanceada»:

En su discurso en la ONU Bush dice que debemos ser firmes en la lucha contra el terrorismo. Estoy seguro que toda la gente en la ONU se quedó dormida. No les importa nada de nada. Quisiera que Katrina hubiera golpeado sólo el edificio de las Naciones Unidas, nada más, y que los hubiera arrastrado. Y yo no los hubiera rescatado.

No importa cuán difícil es superar los descompuestos desvaríos y teorías fantásticas de ídolos de los conservadores como Robertson, Mamá Bush, Santorum y O’Reilly, un hombre logró hacerlo la semana pasada: Lincoln Diaz-Balart.

En reacción a un incidente en el cual oficiales de la Guardia Costera y funcionarios del Departamento de Seguridad Interna detuvieron a diez cubanos que trataban de llegar a la Florida en un embarcación improvisada, el representante republicano de Miami no se limitó a despotricar en contra de la «política de pies húmedos/pies secos». En su lugar, sugirió que Estados Unidos debiera realizar un acto de guerra en sustitución de su actual política migratoria relacionada con Cuba.

En otras ocasiones Díaz-Balart ha dicho muchas cosas locas, y ha sido especialmente fanático en su oposición a «pies húmedos/pies mojados». Incluso fue arrestado cuando protestaba por esa política frente a la Casa Blanca. Pero eso fue durante la administración Clinton, cuando Díaz-Balart podía usar el tema para atacar al Presidente y a los demócratas. El Representante ha estado mucho más callado desde que hay un republicano en la Casa Blanca que implementa exactamente la misma política.

Ahora en un transparente intento por dar cobertura política al Presidente Bush para continuar la implementación de «pies húmedos/pies secos», mientras pule sus propias credenciales como postulador de línea ultra dura, Díaz-Balart dijo aThe Miami Herald que Estados Unidos debiera establecer un bloqueo contra Cuba. Según la noticia del Herald:

Lincoln Diaz-Balart reconoció que la política de pies húmedos/pies secos sería difícil de cambiar porque es parte de un acuerdo migratorio con Cuba. En su lugar, Díaz-Balart opina que el gobierno de EE.UU. debiera bloquear todos los embarques de petróleo a Cuba para expulsar a Fidel Castro del poder.

Es difícil decidir qué es peor, la gran irresponsabilidad de la propuesta, la total carencia de lógica del argumento o la deshonestidad que subyace en todo esto. Lo que está claro es que, con estas declaraciones, Díaz-Balart establece una nueva norma que sobrepasa las demencias anteriormente mencionadas de Robertson y compañía.

Un bloqueo a Cuba sería un acto de guerra contra un país, así como una acción extremadamente hostil en contra de estados que envían petróleo a Cuba. Sería una clara violación del derecho marítimo internacional. Y aunque Venezuela es el principal suministrador de petróleo de Cuba, un bloqueo petrolero a Cuba podría interferir con la soberanía y el derecho de comercio de varias naciones, incluyendo a Rusia.

Es más, este tipo de bloqueo no es probable que provoque el derrocamiento del gobierno cubano o que Fidel Castro se rinda. Pero seguramente haría un daño enorme al bienestar del pueblo cubano.

Un acto ilegal de agresión como el que propone Díaz-Balart no sólo provocaría tensiones extremas con los países afectados, sino que hundiría en el mundo la imagen ya maltratada de Estados Unidos. Una reciente encuesta publicada en The Miami Herald reveló que incluso entre las élites latinoamericanas -en otras palabras, el tipo de gente que probablemente sea conservadora y pro-norteamericana-, tanto Hugo Chávez como Fidel Castro son más populares que George W. Bush. Un bloqueo a Cuba incrementaría la hostilidad contra Estados Unidos y promovería apoyo popular para Cuba.

En momentos en que las fuerzas militares de Estados Unidos están extendidas en demasía combatiendo en dos guerras y respondiendo a emergencias internas, Díaz-Balart sugiere una nueva misión para los militares: embarcarse en otra aventura ilegal e impopular. Es difícil decidir si Díaz-Balart siente mayor indiferencia por los intereses del pueblo de Cuba o por el de Estados Unidos.

Sin embargo, la posición de Díaz-Balart no es una sorpresa. Es sólo una extensión radical del pensamiento de un sector en desaparición del exilio, pero extremadamente influyente, compuesto de seguidores de línea dura que han desarrollado una interminable campaña en favor de una total guerra económica de EEUU contra Cuba. Es también evidencia adicional -como si hiciera falta después del reciente endurecimiento brutal de las restricciones de viaje- de que Díaz-Balart y los de su calaña no tienen límite cuando se trata de llevar a cabo su vendetta contra Fidel Castro. Una vez más, ellos muestran que tienen un umbral infinitamente alto ante el dolor de sus compatriotas cubanos.

La ausencia de lógica en la propuesta de Díaz-Balart es casi tan indignante como inhumana o su total falta de respeto por la legalidad. El Representante a la Cámara dice que un bloqueo debiera instituirse, ya que la política de pies húmedos/pies secos sería difícil de cambiar porque es parte de un acuerdo migratorio con Cuba. De esta manera, Díaz-Balart argumenta que Estados Unidos prácticamente debiera declarar la guerra a otro país para evitar la cancelación de un simple acuerdo migratorio con ese mismo país. Sugiere -aparentemente con cara de piedra- que un acto de guerra que viola el derecho internacional con consecuencias potenciales globales e internas de mucho más alcance, debiera realizarse a fin de no abrogar un simple acuerdo que no tiene más fuerza de ley que la voluntad de mantenerlo por parte de las dos naciones que lo firmaron. ¿Tiene sentido?

Por supuesto que no, a no ser que uno considere la razón verdadera por la que Bush no cambiará la política migratoria hacia Cuba, que es de índole política, es decir, las repercusiones en la opinión pública si la administración cancelara el acuerdo migratorio, y eso provocara un flujo masivo de cubanos.

En esto estriba la deshonestidad desvergonzada de la posición de Díaz-Balart. Él sabe -pero decide ignorarlo- que Bush puede cancelar el acuerdo migratorio y regresar a la política de «brazos abiertos» de 1994 con un simple plumazo. O, más sensato de parte del Presidente, podía decidir incrementar el número de cubanos que pueden entrar legalmente a Estados Unidos, de 20 000 anuales a 50 ó 100 000, como solicitó el gobierno cubano cuando se negoció el acuerdo en 1994.

Pero ni Bush ni Díaz-Balart están entusiasmados con la idea de ver a decenas de miles de cubanos, motivados fundamentalmente por las condiciones económicas, venir a Estados Unidos por vías legales, regulares y seguras, y que una vez aquí estarían muy dispuestos a enviar dinero y a regresar de visita a la patria. Así que agreguen la hipocresía al caso en contra de Díaz-Balart.

La propuesta de bloqueo de Díaz-Balart sería cuestión de risa si no se tratara de que bajo la administración Bush la política norteamericana hacia Cuba ha incluido tantos de los más caros deseos de los fanáticos de línea dura. Un lado positivo a todo este episodio demencial es que, si alguien aún creyera en las aseveraciones de los de la línea dura de que no están a favor de una acción militar de EEUU contra Cuba, las propias palabras de Díaz-Balart pueden ofrecer el mejor desmentido.

P.S.: Debido al excepcional desempeño de Díaz-Balart en contra de tantos duros competidores, es una lástima que él no aparezca en un sitio Web dedicado a tales desempeños (http://www.democraticunderground.com/top10/). Sin embargo, todo no está perdido; el sitio sí acepta nominaciones