«Ambulante» ¿atorado Que no se atore el «Ambulante»1. No lamentemos que los documentales (algunos) «vivan» al margen de la exhibición comercial. Muchos documentalistas así lo deciden porque, entre otras cosas, luchan contra eso. Mejor intervengamos organizadamente, como trabajadores del documental, hacia la expropiación de las herramientas de producción, distribución y exhibición. Organicemos un frente con […]
- No lamentemos que los documentales (algunos) «vivan» al margen de la exhibición comercial. Muchos documentalistas así lo deciden porque, entre otras cosas, luchan contra eso. Mejor intervengamos organizadamente, como trabajadores del documental, hacia la expropiación de las herramientas de producción, distribución y exhibición. Organicemos un frente con delegados de base documentalistas y documentalistas de movimientos sociales de base, para trabajar un programa que se empate con los programas de lucha de todos los trabajadores. Y que sólo así se decida cómo se cobra la entrada, para qué, para quiénes y cuánto. ¿Le entran?
- Mostrar documentales sólo para exhibir películas es un desperdicio. Ya no estamos para eso. A estas horas el viento negro neoliberal, el aliento fétido del imperialismo… anda por el mundo saqueando materia prima y robando su riqueza a los trabajadores. Hay criminales gobernando, en simultáneo, varios países. Reina la destrucción de las fuerzas productivas, reina la lógica imperial y sus perversiones. Es el capitalismo mundial que financia guerras, el que encarece medicamentos, el que devasta selvas y mares, el que intoxica el aire, derrite glaciares, reseca los lagos… extermina especies vegetales, animales… humanas. Es el capitalismo en persona; en personas, inocentes, frágiles, olvidadas, asesinadas lentamente con un arma de destrucción masiva infernal y humillante que es el hambre, la enfermedad, la intemperie, la indiferencia, el miedo… Esa es la realidad que atribula, también, al documentalista. ¿O no?
- Por eso es indispensable y urgente una convocatoria mundial a los trabajadores de la producción documental, un encuentro organizado para avanzar unidos, sin uniformes, hacia consensos comunicacionales en todo el mundo. Para que no necesitan de intermediarios que les consigan salas donde exhibir. Nunca más oportuno que ahora, porque es indispensable y urgente mirar para intervenir, en acción, contra lo que nos duele y lacera, por lo que nos une y convoca… mirarlo e intervenir en documentales y con documentales para movilizarnos de mil modos. Una «muestra» de documental será una intervención social y cultural, un espacio de lucha semiótica, una movilización organizada, un ascenso de la conciencia o será nada. Hay tantos, «festivales», «muestras», «concursos», «retrospectivas»… dedicados a los documentales, que sería imperdonable la aparición de otro sin una distinción vívida que defina sus cualidades y sus luchas. De lo otro ya tenemos suficiente.
- México, como el mundo entero, emprende de a poco luchas que se arman a fuerza de coincidencias aquí y allá, una trashumancia de necesidades que encontró en las imágenes documentales coartadas guerreras y un lugar para imaginar y construir saltos ecuestres de la conciencia en pie de lucha contra lo que la aliena. Eso no se logra sólo con la exhibición de películas. Hay trabajadores del documental que sin sectarismos o burocracias dogmáticas, luchan desde siempre, como siempre, como se debe, sin rendir culto al ocio burgués, ni a la mirada pasiva, ni al intelectualismo sedentario, ni al snobismo mercenario. Asegúrense de que su muestra «Ambulante» no falte al principio solidario del respeto por el trabajo de los compañeros ni a la crítica fraternal alimentada con autocríticas. O lo que es lo mismo cuidado con el mesianismo de los que sólo se miran el ombligo.
- Su muestra necesita de todos los luchadores documentalistas, o los incluye o será nada, porque son ellos quienes de abajo a arriba libran una batalla monumental para romper las hegemonías semióticas y mercantiles del discurso bobalicón en el glamour cinematográfico. No se necesitan arribismos. Su «muestra» debe contribuir pero de manera crítica. Para todos lados. Es una exigencia metodológica que ha de movilizarse hacia las salas de cine, escuelas, oficinas, estudios. Una intervención que camine atenta a las necesidades expresivas y a la lucha de clases y donde hay que poner en claro cuál es la conciencia de nuestra fuerza y nuestras coincidencias de rumbo. Transformar el mundo. No sólo unas cuentas bancarias. Uno está cansado de progres (acaso también ustedes) mecenas voluntaristas, cuyo mérito es construir pasarelas para exhibir gente que sabe trabajar «bien» con poco dinero. Y los grandes monopolios lo aplauden mientras babean. ¿No es ese uno de los peligros de Sundance?
- La realidad no es cosa del otro mundo.
- Por qué no agregar a vuestra iniciativa el trabajo de estudiar la realidad sus medios modos de explotación de los trabajadores del documental; estudiar, y entender, la realidad, nuestra realidad, para transformarla. La misma Realidad que es objeto de estudio e intervención indispensable para los documentalistas, realidad que es problema mayor e interrogación extenuante, inagotable y exigente donde los documentalistas acrisolan, con praxis de clase, sus herramientas metodológicas y sus producciones. Muchos de ellos comprometidos, y no de ahora, y no de dientes para afuera, y no de fachada… con un espíritu revolucionario que recorre al mundo. Estudiar la «realidad», es decir el mundo concreto, con sus riquezas concretas, con las fuerzas productivas, esa realidad que está plagada de calamidades… que no es «indefinible», que no es cosa sólo de la «razón», de la «imaginación» o del «estado de ánimo». Realidad que no es inasible, ni idealizable, ni extraterrestre… que está aquí y ahora con su historia y fututo lista para que se la transforme en algo mejor, esta vez bajo el acuerdo de todos. Realidad que debería ser transformada por todos y que debería ser una expresión de libertad y de felicidad humana; sin explotación, sin miseria, sin alienación. ¿Están de acuerdo?
- Vuestra iniciativa «Ambulante» para que camine, hacia donde más nos urge (eso los incluye a ustedes también trabajadores) a la mayoría damnificada por el capitalismo, ha de mostrar documentales no como una galería de «hechos» intocables. No para abrumar, una vez más, a los pueblos, con documentos dolorosos hechos para inmovilizar con tristezas audiovisuales. Vuestra iniciativa «Ambulante» bien pudiera andar por los rumbos de los documentalistas que, de una manera u otra, han trabado un debate con esa realidad que les acucia, (o maravilla), para abrir un espacio por donde la conciencia pegue un salto cualitativo y nos movilice. Por la humanidad y contra el neoliberalismo, por ejemplo. Hacia el socialismo. ¿Acaso hay rumbo mejor?
- Formamos parte de la realidad que es inmensamente rica y contradictoria, las pruebas están en todas partes, su complejidad es asombrosa y es modificable en su totalidad aunque, a veces, nos parezca que vamos al porvenir con los pies descalzos. Falta de empleos, falta de atención médica, de educación, de vivienda. El hambre, el desempleo, la ignorancia, la inseguridad, la corrupción, la violencia, la discriminación, son notas esenciales para definir la realidad, en las condiciones actuales, pero son también espacios donde de hecho se lucha realmente en estos mismos momentos. No es una lucha fácil pero más difícil será si se la ignora, si no se documentan sus estragos, si no le vemos el rostro, si no vemos claramente cómo se expresa y si no vemos cómo se lucha y se resiste heroicamente, en todas partes. He ahí la fuerza del documentalista y la importancia de mostrar su trabajo, no sólo en las «Salas Comerciales» también en las plazas, las fábricas, los locales de las organizaciones sociales… la tele. Como en VIVE TV de Venezuela.
- Ni siquiera vuestra iniciativa «Ambulante» está aislada del torbellino de la realidad mundial. Es estos momentos es muy importante que estudiemos críticamente todas las manifestaciones del imperialismo. Es hora de poner cuanta herramienta conquistemos al servicio de la emancipación humana con lo mejor que ha logrado la civilización para establecer espacios de análisis a discreción para que la conciencia se comporte como ráfaga de aire fresco contra esta atmósfera contaminada por las emanaciones cadavéricas del capitalismo. Que «ver» sirva para «pensar», y, que «ver» y «pensar», sirvan para «actuar». No es fácil.
- Toda la lucha de los documentalistas ha enfrentado desafíos tremendos, dificultades innumerables. Persecuciones, asesinatos, torturas… que el glamour de las «salas comerciales» no oscurezca la memoria… el recuerdo de Raimundo Glazier, por ejemplo ni el de los que lucharon y luchan para hacer visible la barbarie, para acabar con ella. Es necesario hacer ver el poderío de los trabajos documentales y, al exhibirlos, dedicar tiempo y atención a su análisis. Sabemos que los acontecimientos que amenazan a la humanidad no dejan piedra sobre piedra. Abrir espacios esta bien, siempre y cuando sepamos a cambio de qué, en beneficio de quién. El beneficio de algunos no significa beneficio de todos. Es que el tipo de beneficios que urgen son muy concretos y son de la mayoría (o sea de todos los trabajadores): salario digno y seguro (sea director o tiracables), servicios médicos no privatizados, prestaciones para la educación, la vivienda, la jubilación. Propiedad absoluta de la riqueza que produce su trabajo. Explotación cero. Alienación cero. Relaciones de producción, solidarias, igualitarias, revolucionarias. Organización laboral con independencia política y semántica.
- La realidad laboral del documentalista necesita muchas cosas menos ilusiones ni promesas, no filas nuevas para ir a besamanos nuevos donde granjearse un poquito de «derechos humanos» para pasar sus películas en las salas cinematográficas de los mismos monopolios que son socios de la alienación galopante a nivel mundial. Ojalá mientras exhiban documentales se pueda exhibir coherencia, pero coherencia con la realidad de los explotados… es el desafío de la independencia semántica en la independencia política que los trabajadores de las imágenes documentales (los más conscientes) buscan para no traicionar su trabajo y para que sirva a lo que debe servir: La emancipación definitiva y permanente de la humanidad. ¿Cierto o no? Hasta ahora muchos documentalistas se han dedicado a reflejar la realidad… de lo que se trata es de transformarla. ¿Ayudará su «Ambulante»? Eso, esperamos. Iremos a ver. Y no sólo.
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- 1 Canana, impulsada por Diego Luna y Gael García, difundirá las cintas en todo el país. «Ambulante», recorrido del cine documental por salas comerciales Del 10 de febrero al 6 de abril se buscará provocar diálogo, convivencia y entretenimiento, además de inspirar la producción del género. Los actores presentaron la iniciativa en el festival Sundance. …voltean la mirada a la promoción del género cinematográfico más abandonado por distribuidores y exhibidores: el documental, que ahora encuentra nicho en «Ambulante», serie de proyecciones itinerantes…recorrerá salas comerciales de todo el país. «dará a conocer nuevos proyectos, rescatará documentales y reunirá a cineastas mexicanos, artistas, músicos y a público en general, a los cuales ofrecerá una experiencia cinematográfica poco convencional», asegura la productora Canana, gestada por los mencionados histriones, quienes celebraron el nacimiento de esta iniciativa la noche del viernes en el festival Sundance… Canana llevará a cabo, junto con Cinépolis y el Festival Internacional de Cine de Morelia, la primera gira de este género…»una selección nacional e internacional lo suficientemente variada para complacer cualquier gusto, llevando a la pantalla grande historias e imágenes que en ocasiones desafían y en otras festejan la condición humana. Parte considerable de la programación estará dedicada al documental mexicano, para dar a conocer nuevos talentos nacionales, cuya obra no ha sido difundida».
- Además, estarán en pantalla La Sierra, de Margarita Martínez y Scott Dalton; Al otro lado, de Natalia Almada; La VI sección, de Alex Rivera, y El cielo gira, de Mercedes Alvarez, entre otros… Juan José Olivares. La Jornada. http://www.jornada.unam.mx/2006/01/22/a08n1esp.php