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Gas, fugas y explosiones

«Ni autoridades ni proveedores informan adecuadamente sobre el adecuado uso del gas en los domicilios»

Fuentes: Rebelión

Cada cierto tiempo ocurre algún accidente que suele ser muy grave y aparatoso y, que habitualmente se achaca a «una fuga de gas», sin más explicaciones. La noticia dura unos días, y al poco tiempo pasa al olvido sin que se vuelva a saber más. Queda así un malestar y sin llegar a saber nada […]


Cada cierto tiempo ocurre algún accidente que suele ser muy grave y aparatoso y, que habitualmente se achaca a «una fuga de gas», sin más explicaciones. La noticia dura unos días, y al poco tiempo pasa al olvido sin que se vuelva a saber más. Queda así un malestar y sin llegar a saber nada más, sólo que el gas es peligroso, creando inseguridad y miedo. Esto no sería malo, si supiéramos a qué tener miedo, pero sin conocer cuales han sido las cusas de la explosión, el miedo es en abstracto y no sirve para nada, ni nos protege de futuros errores o imprudencias.

Con el gas hay dos peligros: la explosión y la intoxicación, refiriéndonos sólo a los gases de uso doméstico como el Gas Natural, Butano y Propano. Estos tres gases se suministran a muy baja presión en bombonas o en las canalizaciones, por lo que la explosión, de haberla, lo será por una chispa en una concentración de gas por una fuga sin ventilación, no por la rotura física por la presión interior de la bombona o de la tubería. En ambos casos, tiene que haber gas y tiene que producirse una fuga y esto con ser cierto no es más que media verdad o una mentira, según como se mire. Siempre, siempre que en un espacio cerrado se vaya a producir una combustión (Encender una llama en una cocina, calentador, estufa o algo similar) todo ha de estar previsto y diseñado para que una fuga o un escape de gas, pueda producirse sin causar mayores problemas, estando el local suficientemente ventilado para que pueda eliminar cualquier fuga sin que lleguen a producirse concentraciones peligrosas que puedan originar una explosión. Cuando se produce una explosión es por que no había suficiente ventilación y esta la causa fundamental. Las fugas son consecuencia de una avería o un descuido, hasta cierto punto inevitable, pero la falta de ventilación es una imprudencia temeraria.

Siempre se ha de pensar el la posibilidad de una fuga en el grifo de una bombona, en la llave de una cocina, o algo tan sencillo como una puerta o ventana que al cerrarse bruscamente puede apagar una llama y el gas siga saliendo, o que se derrame cualquier líquido, o que una llave quede mal cerrada por avería o por descuido. Por estas razones es esencial e imprescindible que la ventilación, normalmente a través de las rejillas, sea suficiente como para impedir concentraciones explosivas. Es más importante controlar la ventilación que cualquier otro elemento relacionado con el gas. La ventilación es nuestro seguro de vida.

Intoxicación. En espacios poco ventilados, aparte de lo anterior, el Oxígeno, disminuye por la propia combustión del gas y, en estas circunstancias, la combustión comienza a ser incompleta y en lugar de producir CO2 (Anhídrido Carbónico o Dióxido de Carbono) se origina el peligrosísimo CO (Monóxido de Carbono) que reacciona con la hemoglobina de la sangre, ocupando el lugar del Oxígeno e impidiendo su transporte. Este gas no se percibe y además produce somnolencia lo que agrava más su peligrosidad. Sus efectos, nada espectaculares, es fácil que produzcan tantas muertes o más que las explosiones. El uso de estufas, donde no haya rejillas o ventilación suficiente, es muy peligroso, tanto por el riesgo de intoxicación como por el de explosión en caso de fuga.

El Butano y el Propano, más densos que el aire «caen» mientras que el Gas Natural, más ligero «sube». La ventilación se produce por efecto chimenea, en el caso de subir el gas, pero es necesario que la masa de aire o gas que sube se reemplace a través de la rejilla de abajo, si no el tiro se corta. Cuando el gas es más pesado saldrá por la rejilla de abajo, pero el reemplazo de aire se producirá por la de arriba. En todos los casos, son necesarias ambas rejillas para disponer de una ventilación segura. La misma exigencia vale para las los muebles de cocina o similares que oculten bombonas o tuberías, pues han de estar ventilados para que no almacenen bolsas de gas en caso de fuga. El cierre de terrazas por donde ventila la cocina o el calentador a través de las rejillas, ha de hacerse manteniendo la ventilación y que al no ser directa puede complicarse.

Los escapes de gas, han de resolverse de inmediato estableciendo una corriente de aire abriendo puertas o ventanas opuestas. Posteriormente se eliminarán la causas del escape. Los interruptores y enchufes no han tocarse, ya que pueden originar una chispa tanto al apagar como al encender. En resumen, los gases cumplen unas leyes muy concretas y hemos de atenernos a ellas, no podemos pedirles excepciones.