El número de empleos destruidos en Cataluña disminuyó un 7% respecto a 2005 Casi 4.500 trabajadores se vieron afectados por despidos colectivos en Cataluña durante los siete primeros meses del año, según datos del Departamento de Trabajo e Industria. Pero en realidad fueron más. Esta estadística no tiene en cuenta los conflictos resueltos por el […]
El número de empleos destruidos en Cataluña disminuyó un 7% respecto a 2005
Casi 4.500 trabajadores se vieron afectados por despidos colectivos en Cataluña durante los siete primeros meses del año, según datos del Departamento de Trabajo e Industria. Pero en realidad fueron más. Esta estadística no tiene en cuenta los conflictos resueltos por el Ministerio de Trabajo, adonde se acude cuando la crisis afecta a más de una comunidad autónoma, como los casos de Unilever o Loewe, por ejemplo. En cualquier caso, el número de empleos destruidos disminuyó un 7% con relación al periodo enero-julio del año anterior: 400 despidos menos que hace un año.
En los siete primeros meses de 2006, se amontonaron en la mesa de la directora general de Relaciones Laborales de la Generalitat, Mar Serna, 217 expedientes de regulación de empleo (ERE), el 20% menos que en el mismo periodo del ejercicio precedente, de los que sólo se rechazaron dos. Hace un año se denegaron 12 y en 2004, 20. El 70% de los expedientes aprobados fueron de extinción de contratos.
El rechazo de más expedientes, fenómeno que cuando el tripartito llegó al poder lo atribuyó a la nueva política del Gobierno catalán de aprobar sólo aquellos casos en los que concurren causas objetivas (económicas, organizativas, de producción), se interpreta ahora como la exigencia de la Generalitat a todas las empresas de más de 50 trabajadores de que cuando presenten un ERE lo acompañen de un plan social. «El mensaje ha ido calando entre las empresas», explica Mar Serna. Sin embargo, las empresas y los sindicatos alcanzaron más acuerdos en 2005 que en lo que llevamos de año.
Entre los de este año figura el reciente de Braun, la crisis más importante del año en toda España, con 700 despidos. La plantilla ha aprobado las condiciones pactadas entre sus representantes y la dirección del fabricante del Minipimer. Pero no aparece en los datos de esta información porque el referéndum se celebró la semana pasada.
En las estadísticas anteriores tampoco figuran las crisis más candentes: Domar y Nacam. Los trabajadores del fabricante de lavadoras (antigua New Pol) permanecen encerrados en la fábrica de Martorelles (Vallès Oriental) hoy hace una semana, en una huelga indefinida en protesta por el expediente de regulación de empleo para despedir a 204 de ellos, el 60% de la plantilla.
La vuelta a la actividad posvacacional de la plantilla del fabricante de componentes para la automoción Nacam (Sant Boi de Llobregat), integrada por 189 trabajadores, se vio alterada también la semana pasada por el anuncio de cierre.
Repunte en 2005
En los datos de los siete primeros meses de 2005 tampoco aparece el ajuste más trascendente, el de Seat, que se resolvió justo antes de Navidad. El fabricante español de automóviles, que en menos de un mes estrenará presidente -Erich Schmitt, actual jefe de compras de Audi y responsable de la marca de los cuatro aros en China- prescindió de un millar de trabajadores, 300 mediante bajas voluntarias.
El Gobierno catalán asegura que no hay oleada de deslocalizaciones. O al menos, no más que hace cuatro años. Los datos parecen darle la razón, puesto que en los siete primeros meses de 2003, último año con Jordi Pujol en la plaza de Sant Jaume, el Ejecutivo de CiU autorizó 280 expedientes (un 23% más que hoy), que provocaron el despido de más de 5.400 obreros, un millar más.
El año 2005, sin embargo, también fue un año penoso, al registrar un repunte en el número de expedientes y en la cantidad de despidos, con relación al ejercicio anterior. Entre los ajustes más sonoros del año pasado figuran los causados por el cierre de Autotex en Viladecavalls, que eliminó 200 empleos; el de Barayo (antigua Miniwatt) en Barcelona (230 trabajadores afectados) y el cese de la actividad de la planta de chicles Wrigleys (ex Joyco) en Alcarràs (Segrià), con 230 empleados.
Con todo, la industria y las exportaciones siguen tirando de la economía catalana, que en el primer trimestre creció el 3,6%, la cifra más alta de los últimos 22 trimestres. El producto interior bruto (PIB) industrial creció el 1,5%, la cifra más alta desde el tercer trimestre de 2001, la inversión industrial aumentó el 5,4% y se crearon 26.500 nuevos puestos de trabajo, según la encuesta de población activa (EPA).
Textil y metal
El textil, el auxiliar de la automoción y la electrónica de consumo siguen siendo los sectores que empañan la «salida del túnel», según aseguró el consejero de Trabajo e Industria, Jordi Valls, en junio, de la industria catalana.
Los cierres de Industrias Trilla, de Ripollet, con 240 empleados; el expediente de regulación de empleo (ERE) de Inacasa (Sant Celoni) para 102 trabajadores, el 43% de su plantilla; el cese de Selecciones Americanas (156 obreros), en Sitges, y los dramas territoriales de Torcidos Ibéricos y DB Apparel son los principales casos del sector textil, que en medio año se ha llevado por delante a más de un millar de trabajadores, según cálculos de Comisiones Obreras.
Este sindicato estima que en 2005 en las industrias relacionadas con el metal se destruyeron más de 11.300 empleos, de los que la mitad fueron expedientes colectivos y la otra mitad despidos a través de procesos individuales.
La comarca del Baix Llobregat se lleva la palma, al haber perdido entre 2005 y lo que llevamos de 2006, más de 2.500 puestos de trabajo, según la UGT