No soy amigo de las prohibiciones, ya que en más de 60 años de mi vida he tenido que vivir en un país repleto de ellas. Vetos que llegaban a ahogar el sentido común, que anulaban el buen humor, que nos atenazaban como los grilletes a un condenado. En los lugares más remotos, en los […]
No soy amigo de las prohibiciones, ya que en más de 60 años de mi vida he tenido que vivir en un país repleto de ellas. Vetos que llegaban a ahogar el sentido común, que anulaban el buen humor, que nos atenazaban como los grilletes a un condenado. En los lugares más remotos, en los más visitados, en las sitios donde parece que ya no vive ni dios. Jamás pude ver un cartel donde se prohibiera la entrada a los fascistas. Y es que en la península ibérica, esos animales carroñeros pasean libremente entre la indiferencia de la gente armada, y el pánico de millones de ciudadanos.
Allá donde fuera, me encontraba siempre una prohibición, un freno a mi libertad, un tope para mis ansias de jolgorio y francachela. Hay muchos bares en los que actualmente se prohíbe, además de la última (que es fumar) tocar la guitarra, que admitiría si el dueño fuera un consumado experto y se diera cuenta de lo malo que pudiera ser el osado que se atreviera a colocarse una guitarra entre las manos. Quien más quien menos ha tenido en alguna ocasión un instrumento de cuerda con el que alegrar o martirizar las noches de los amigotes.
Pero, a pesar de los bares, de los clubes, hay cientos de establecimientos donde aún se prohíbe rasguear con arte ese divino regalo de los dioses. Incluso, en aquellas tascas donde se permite hacerlo, está tan mal visto como brindar tres veces (visto en una de ellas), sentar a los niños en el mostrador de una tienda, o pellizcar a la cantante.
Y si no me creen, ahí tienen una inmensa retahíla de las más chuscas prohibiciones, típicas de aquel país, que muchos continúan emperrados en que siga perteneciendo a la charanga, la pandereta, la procesión, la fiesta de la cabra arrojada desde un campanario, o la del burro atravesado por mil dardos. Esas benditas y estupendas tradiciones están lejos de ser vetadas.
SE PROHÍBE
Arrojar bolsas de basura por las ventanas (Comunidad de Vecinos en Madrid)
Bajar en el ascensor (Facultad universitaria de Sevilla)
Dar de comer al hipopótamo (Zoológico de Madrid)
Entrar descalzo (Restaurante de muchas playas)
Entrar calzado (en muchas piscinas)
Fotografiarse con el guardia (Palacio Real de Madrid)
Arrojar escombros o verter desperdicios (solar vacío)
Calentar bocadillos en el microondas del laboratorio (Centro de Investigación de Málaga)
Entrar con comidas o bebidas a la sala de Internet o utilizar el ordenador personal con
fines personales (Facultad universitaria de Sevilla)
Sacar la basura antes de las 6:00 a.m. (calle de Bruselas en Madrid)
Orinar en lavabos y duchas (Campo de deportes, El Escorial)
Apagar los cigarrillos en las macetas (Terraza de un bar, en la Costa del Sol de Málaga)
Jugar al fútbol en pasillos y galerías (Clínica privada en Madrid)
Meter el dedo en la jaula del loro (Zoológico de Barcelona)
Montar esta yegua (Escuela de Equitación de Sevilla)
Hablar español en el recreo (Colegio Inglés de Madrid)
Entrar con casco (En el comedor de una mina de Aznalcóllar)
Entrar sin casco (en la misma mina)
Entrar a caballo (Urbanización de Alcalá de Guadaíra. Sevilla)
Rezar en voz alta (Parroquia burgalesa)
Sonarse los mocos sin pañuelo (Colegio segoviano)
Sobar los cuadros (Galería de arte en Teruel)
Morirse, por falta de espacio en el cementerio (Ayuntamiento de Lanjarón, Granada)
Preguntar si Hemingway venía a tomar cerveza aquí (En un Bar próximo al Arco de Cuchilleros de Madrid).
Hacer aguas mayores y menores en esta calle (Peñafiel, Valladolid).
Cagarse en Dios en este pueblo (Cenicero, La Rioja).
Preguntar por La Dolores (Estación de Autobuses de Calatayud).
Contar chistes (Sala de espera de un cementerio)
Sentarse en las camas vacías, y en las ocupadas se ruega no hacerlo sobre las enfermeras (Hospital Materno-Infantil de Málaga).
Sacudir alfombras en los balcones (Ayuntamiento de Marchamalo, en Guadalajara)
Tender la ropa sin centrifugar (en el mismo lugar).
Tocar al toro y a Jesulín (Plaza de toros con torero y toro simulados. Aguadulce, Sevilla).
Informar por teléfono del estado de los pacientes (Hospital del Aire en Madrid).
Ponerse enfermo los fines de semana a partir del viernes a las 3 de la tarde, por falta de personal médico. (Ayuntamiento de Zagra en Granada).
Subir en el ascensor a los niños menores de 14 años, sin ir acompañados por un adulto (Comunidad de vecinos. Madrid).
Hacer publicidad de sus servicios entre las víctimas apenas se ha producido el accidente (Estatuto Gral. de la Abogacía Española).
Utilizar la vía de frenado de emergencia, excepto en casos de emergencia (Autovía Sevilla-Málaga).
Salir a la calle, si eres menor de 16 años, después de las 11 de la noche (Ayto. de Agüimes. Gran Canaria).
Hacer fiestas en casas particulares y garajes (Ayto. de Villanueva del Río y Minas. Sevilla).
Aparcar en la calle durante la Semana Santa (Sevilla – España)
Que los niños toquen los libros (En una papelería de Dos Hermanas – Sevilla).
Apostar portando armas u otros objetos que puedan utilizarse como tales (Hipódromo de Dos Hermanas – Sevilla).
Pasar, excepto si es al Palacio de la Zarzuela (Carretera de acceso al Palacio de la Zarzuela. Madrid).
Cantar mal y si cree que canta bien, váyase a la puta calle .(Leído en un bar de San Sebastián)
Tirar la ceniza en la taza del café, y si piensa hacerlo avísenos antes para servírselo en el cenicero (Aviso en un Restaurante de Tolosa)
Escupir, eructar o tirarse pedos (Casino Recreativo e Instructivo de Amposta)
Que los hombres salgan los jueves desde la 9 de la noche hasta las 2 de la madrugada, para que hagan el trabajo doméstico, mientras sus mujeres salen a divertirse . (Ayuntamiento de Torredonjimeno, en Jaén).
El paso a los que vienen a tirarse en parapente. (Sendero en la provincia de Guadalajara – España).
Asistir con vestimenta playera (bikinis, pareos, chanclas) a las clases. (Instituto de San Fernando, en Cádiz).
Escupir, por respeto a este lugar sagrado (Iglesia de Nª Sra. de la Encina, Patrona del Bierzo, en Ponferrada, León)
Prohibir es una de las debilidades de la famosa y denostada democracia, que llegó a la cima de la hipocresía, el descaro y la consagración de la anticonstitucionalidad, cuando se aprobó esa ley aberrante llamada de Partido Políticos. ¿Alguien tiene alguna más para la colección?