1. Estaría lleno de alegría si la muerte de Augusto Pinochet -el dictador militar sanguinario que encabezó en 1973 el golpe de Estado en Chile para derrocar al gobierno socialdemócrata de Salvador Allende- hubiera sido festejada con gigantescas manifestaciones de masas repudiando al sistema de explotación capitalista que ese personaje asesino defendió. Pero también estaré […]
2. Pinochet no encabezó ninguna revolución ni derrocó a dictador alguno. Planeó con el gobierno de los EEUU el derrocamiento de un presidente que había sido electo por su pueblo tres años antes y que ponía en práctica un programa económico que buscaba la equidad en beneficio de los trabajadores chilenos. Ese programa fue torpedeado por la clase empresarial y los medios de información para preparar las condiciones de su caída. El gobierno de Nixon, junto con su canciller Kissinger, concluyó que el presidente Allende era un peligro para la expansión de sus intereses en América Latina. Repitió Nixon la experiencia de Taft en México de 1913, cuando el presidente Madero fue derrocado por el chacal general Victoriano Huerta con un golpe de Estado planeado en la embajada Norteamericana por el embajador Lane Wilson.
3. El sistema mundial capitalista, aprovechándose de los grandes medios de información a su servicio, ha presentado a Fidel Castro como un dictador sanguinario desde que éste en 1961 declaró abiertamente su independencia del gobierno yanqui y un año después declaró que construiría un modelo de socialismo cubano donde se expropiarían las propiedades norteamericanas, no tendrían cabida los empresarios explotadores ni los inversionistas yanquis. Al siguiente año éstos acordaron con los demás gobiernos peleles de América la ruptura de relaciones con Cuba, el boicot comercial y el castigo para las naciones que no respetaran el aislamiento de la isla. El gobierno se vio obligado a entrar al llamado mercado socialista para solucionar muchas cosas, aunque nunca todas. Fue un golpe casi mortal a su economía, aunque fortaleció la conciencia y la dignidad del pueblo.
4. La muerte de Pinochet ha sido analizada desde diferentes puntos de vista. Sin duda alguna las opiniones se han dividido. La izquierda, los grupos pacifistas y progresistas, se han manifestado con enorme alegría por el fallecimiento de ese personaje que mandó a asesinar a muchos miles de partidarios del presidente Allende; sin embargo los sectores derechistas, los militares, los poderosos empresarios y los medios de información que entonces se opusieron al gobierno allendista, están «consternados» por la muerte natural del viejo militar. Pinochet gobernó Chile de 1973 a 1990 enfrentando gigantescas protesta, pero por otro lado recibió todos los apoyos que necesitaba del capital internacional. Mientras Pinochet amenazaba y perseguía los movimientos de repudio, recibía de grupos financieros internacionales fuertes apoyos económicos.
5. Sin duda alguna, en cada análisis social predomina la ideología y tras ella fuertes intereses de clase; por eso cuando se habla de dictadores, demócratas o socialistas, mucho más que los calificativos hay que analizar los hechos desde diversos criterios. Tradicionalmente se llama dictador al que permanece muchos años en el poder, así nos enteramos que Franco, estuvo 36 años (1939-1975), Oliveira Salazar 36 (1932-1968), Stroessner, 35 (1954-1989), Hitler, sólo 12 años (1933-1945) y su aliado Mussolini estuvo 22 años (1923-1945), Stalin 29 años (1924-1953) y Mao Tse Tung 27 (1949-1976) Castro 47 (1959-2006), Trujillo 31 (1930-1961) Díaz 35 (1876-1911) Somoza García 19 años (1937-1956) y su hijo Anastasio Somoza Debayle 12 (1967-1979), Etcétera. ¿Por qué el gobierno yanqui puede imponer a los gobiernos del mundo la calificación de demócrata o de dictador?
6. Hitler estuvo sólo 12 años en el poder en Alemania, los mismos años que Roosevelt gobernó en los Estados Unidos (1933-1945) y menos que Juárez en México (1857-72); sin embargo el primero fue modelo mundial de dictador y los otros dos casi nunca han recibido ese calificativo. Aquí entra otro criterio, quizá el más válido, el de cómo se ejerce el poder, pero también la visión o la fuerza de los vencedores. En EEUU, según la ideología que se ha impuesto en el mundo, no puede haber dictadores porque es el país de la democracia. El despojo territorial, el saqueo de las economías de países débiles y dependientes, las invasiones a varias decenas de naciones, los bombardeos y asesinatos masivos -según sus gobiernos y los medios de información que domina- no son formas dictatoriales o fascistas, sino «medidas para extender la democracia y la paz».
7. La llamada democracia -que nunca ha sido el gobierno del pueblo y para el pueblo- impuso una serie de normas o «Constituciones políticas» para que todo el mundo se ajuste y se rija, para que fuera aceptado dentro de las normas legales establecidas por esa misma «democracia». Paradójicamente esa «democracia» se impuso por la fuerza para que una clase política y económica dominante siguiera gobernando con el discurso de la «igualdad, la libertad y la justicia para todos» interpretado con los mismos reglamentos y valores de esa misma «democracia». Cambió el discurso, se transformaron cosas en la superficie, pero los hijos y los nietos de quienes dominaron hace un siglo siguen sometiendo a los hijos y los nietos de los trabajadores de antes. La llamada «democracia» se convirtió en un discurso del cambio para que todo siga igual. La dictadura de la clase sigue intacta después de 100 años.
8. Me imagino el sufrimiento, la pesadilla, el infierno, de aquellos políticos allendistas, así como de sus familiares y amigos que personalmente observaron torturas y asesinatos para luego ser masacrados ellos mismos. A pesar de decenas de documentales y películas sobre la tortura política que mucho conocemos acerca de los campos de concentración alemanes, sobre los bombardeos y matanzas yanquis contra los campesinos de Vietnam y sobre las masacres en Chile ordenadas por Pinochet, todo ello es nada comparado con la realidad vivida de manera directa. Pero todo ello es poco comparado con el diario sufrimiento de millones y millones de familias campesinas y marginados sociales que no alcanzan para comer y que ven morir a sus hijos de hambre y enfermedades curables en medio y a un lado de la llamada democracia. CE: [email protected]
PD. Una advertencia a los lectores: Los seis o 10 mil militares disfrazados de policías que han invadido el estado de Michoacán en estos días pueden representar un verdadero peligro para los indígenas y campesinos de la región. Con el pretexto de perseguir a bandas organizadas de narcotraficantes pueden estar preparando el total control de zonas donde hay núcleos rebeldes que durante años han venido luchando contra el gobierno opresor. No debe olvidarse que el gobierno de Felipe Calderón es un gobierno usurpador de derecha y es probable que use esa fuerza militar para someter a los grupos descontentos, como lo hizo y lo sigue haciendo en Oaxaca. La experiencia de los militares en América Latina no es nada confiable. Debemos estar atentos y denunciar.
Pedro Echeverría V.