Importantes especies biológicas están en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida. Entre estas tenemos especies nativas y de suma importancia en la estabilidad de los diferentes ecosistemas de nuestra región como lo son la babilla y la tortuga, además de una especie que es determinante en […]
Importantes especies biológicas están en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida. Entre estas tenemos especies nativas y de suma importancia en la estabilidad de los diferentes ecosistemas de nuestra región como lo son la babilla y la tortuga, además de una especie que es determinante en todos los ecosistemas del mundo: el hombre.
Ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para impedirlo.
Es necesario señalar que las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente. Ellas nacieron de las antiguas metrópolis coloniales y de políticas imperiales que, a su vez, engendraron el atraso y la pobreza que hoy azotan a la inmensa mayoría de la humanidad incluyendo nuestro amado país.
Con sólo el 20% de la población mundial, ellas consumen las dos terceras partes de los metales y las tres cuartas partes de la energía que se produce en el mundo. Han envenenado los mares y ríos, han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas con efectos catastróficos que ya empezamos a padecer.
Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de toneladas de tierra fértil van a parar cada año a nuestros cuerpos hídricos. Un ejemplo claro lo tenemos en la gran sedimentación que vive nuestro Río Grande de la Magdalena, luego todos estos sedimentos paran al mar.
Numerosas especies se extinguen. La presión poblacional y la pobreza conducen a esfuerzos desesperados para sobrevivir aun a costa de la naturaleza. No es posible culpar de esto a los países del Tercer Mundo, colonias ayer, naciones explotadas y saqueadas hoy por un orden económico mundial injusto.
La solución no puede ser impedir el desarrollo a los que más lo necesitan. Lo real es que todo lo que contribuye hoy al subdesarrollo y la pobreza constituye una violación flagrante de la ecología.
Como consecuencia de esto, decenas de millones de hombres, mujeres y niños mueren cada año en el Tercer Mundo, incluyendo nuestro país y específicamente la zona del Magdalena Medio. Más que en cada una de las dos guerras mundiales. El intercambio desigual, el proteccionismo del imperio y la deuda externa agreden la ecología y propician la destrucción del medio ambiente.
Si se quiere salvar a la humanidad de esa autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarro en unos pocos países para que haya menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente.
Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa. Sin embargo en nuestro país, la «república soberana» de Colombia, se gastan millones de millones de pesos en una guerra contra grupos guerrilleros existentes en el país. Ejemplo de esto son los 8,2 billones de pesos que fue el presupuesto asignado para esta labor en el presente año. ¿Por qué mejor no dedicar de inmediato esos recursos a promover el desarrollo del país y contribuir a combatir la amenaza de destrucción ecológica del planeta?
Mirando esta situación, la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra ha tomado una actitud proteccionista ecológica, y una de sus banderas de lucha, la zona de reserva campesina en su área de influencia, es una arma de resistencia a la presión que ejerce el mundo consumista sobre las riquezas que existen en el área, las cuales van desde la riqueza antrópica, riqueza en biodiversidad, riqueza minera, entre muchas más. En esto cabe la pregunta: ¿por qué proteger la biodiversidad en una zona especifica como el Magdalena Medio? Una mayor biodiversidad permite a un ecosistema resistir mejor a los cambios ambientales mayores, haciéndolo menos vulnerable, más resiliente, por cuanto el estado del sistema depende de las interrelaciones entre especies, y la desaparición de cualquiera de ellas es menos crucial para la estabilidad del conjunto que en ecosistemas menos diversos y más marcados por la dominancia. A lo anterior puede añadirse con sentido la biodiversidad cultural. Los trabajos sobre biodiversidad biológica están incorporando el estudio, el fomento y la protección de la biodiversidad cultural. Aparte de la biodiversidad específica, de ecosistemas y de la genética, hoy debemos incluir la biodiversidad cultural. La biodiversidad cultural es la diversidad de saberes que los seres humanos han desarrollado a través de la historia en su relación con la biodiversidad, tanto creencias, mitos, sueños, leyendas, lenguaje, conocimientos científicos, actitudes psicológicas en el sentido más amplio posible, manejos, aprovechamientos, disfrute y compresión de entorno natural. En estos momentos de alta erosión biológica, no puede explicarse buena parte de la biodiversidad silvestre ni la totalidad de la biodiversidad agrícola sin tener en cuenta y apreciar la intervención humana.
Hay normalmente varias razones principales para los beneficios de la biodiversidad.
Una de estas es que los ecosistemas también proporcionan varios apoyos de producción (la fertilidad de la tierra, los rapaces, la descomposición de basuras…) y servicios como la purificación del aire y agua, estabilización y moderación del clima, disminución de inundaciones, las sequías, y otros desastres medioambientales. Estas funciones son importantes para la función del ecosistema y la supervivencia humana.
Otra razón es que para todos los humanos, la biodiversidad es el primer recurso para la vida diaria. Una parte importante de biodiversidad es la diversidad de la cosecha que también se llama la agrobiodiversidad. La mayoría de las personas ve la biodiversidad como un depósito de recursos dibujado para la fabricación de alimentos, productos farmacéuticos y cosméticos. Este concepto de dirección de los recursos biológicos explica la mayoría de los miedos de desaparición de los recursos relacionado a la disminución de la biodiversidad.
Otra es que la biodiversidad tiene un papel ético si los humanos consideran que otras especies tienen un derecho intrínseco para existir. El nivel de biodiversidad es un indicador bueno del estado de nuestras relaciones con otras especies vivientes.
Y por último, la biodiversidad es importante porque cada especie puede darles alguna pista a los científicos acerca de cómo la vida evolucionó y continuará evolucionando en la Tierra. Además, la biodiversidad ayuda a la ciencia a entender cómo la vida funciona y el papel que cada especie sostiene en los ecosistemas.
Teniendo en cuenta por qué es importante la biodiversidad y que, como los hombres, la babilla y la tortuga son especies claves en la estabilidad ecosistémica de la región, se puede entender la razón que tiene la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra para la protección de estas importantes y fascinantes especies de nuestra región.
En la concientización queremos incitar a las personas a que cesen los egoísmos, cesen la insensibilidad, la irresponsabilidad y el engaño, y unidos protejamos nuestra única casa, la Tierra, ya que mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo.
Esta es la consigna que enviamos a toda la opinión pública: Desaparezca el hambre sin destruir el planeta.
www.prensarural.org
Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra
(Magdalena Medio, Colombia)