La decisión que ha tomado el Alto tribunal español sobre las organizaciones juveniles independentistas vascas no sólo repercute a las personas condenadas en el caso «Jarrai-Haika-Segi». Su definición como «terroristas» se contrapone con la realidad y la práctica demostrada durante más de 28 años de historia. Este es un recorrido por estas tres décadas de […]
La decisión que ha tomado el Alto tribunal español sobre las organizaciones juveniles independentistas vascas no sólo repercute a las personas condenadas en el caso «Jarrai-Haika-Segi». Su definición como «terroristas» se contrapone con la realidad y la práctica demostrada durante más de 28 años de historia. Este es un recorrido por estas tres décadas de trabajo en múltiples sectores.
Sólo los peces que han muerto nadan con la corriente», reza una de las pintadas que durante estos días han aparecido en distintos rincones de Euskal Herria. El lema viene a subrayar que la sentencia judicial española que señala como «terrorista» a Segi no va a tener efecto alguno en la dinámica política de la organización y de los jóvenes que la conforman, aun sabiendo que pueden enfrentarse por ello a una pena no menor de seis años de cárcel. A la decisión del Supremo español se le contrapone toda una historia política y social de 28 años, una trayectoria de credibilidad con hechos concretos en defensa de los derechos de la juventud, y miles y miles de jóvenes independentistas que hacen que haya sido y sea una organización de masas durante casi treinta años. Así lo han vuelto a demostrar también durante estos días mediante las movilizaciones que han transmitido a Madrid que yerra en su pretensión de «aniquilar» el independentismo.
El desarrollo de los acontecimientos desde que naciera la organización juvenil Jarrai en 1979 hablan por sí solos para demostrar que ni la represión policial, ni los impedimentos judiciales, ni las decisiones de Estado han podido disminuir la actividad política del independentismo juvenil. Y menos aún, según constatan los datos, neutralizar el ingreso constante de las nuevas generaciones en la lucha por la independencia y el socialismo que abandera Segi y que se concreta en la lucha por la defensa de los derechos de la juventud vasca.
Arraigo en la sociedad vasca
Pese a que es ahora cuando, con una cobertura legal ad hoc, desde las instancias españolas se define a Segi como «terrorista», en realidad la incesante represión que han padecido las consecutivas organizaciones juveniles deja entrever que ese «título» ya se lo habían otorgado desde que en 1979 decidieran iniciar su camino.
La trayectoria tanto de Jarrai como de Haika y de Segi ha repercutido en numerosos terrenos durante estas tres décadas, y ha evidenciado la implicación del movimiento en todas las problemáticas del país. Así, sus miembros enarbolaron la bandera de la insumisión en la década de los 80, lucharon contra el narcotráfico y contra sus graves y extendidas consecuencias, han trabajado con desempleados, baserritarras, arrantzales o inmigrantes, han hecho frente a la precariedad laboral y a las ETT, han planteado continuamente alternativas de todo tipo a la juventud, han luchado contra la militarización de Euskal Herria… y suma y sigue. Han defendido con una práctica coherente el proyecto político de la independencia y el socialismo, y no han cejado en la lucha en defensa de los derechos de la juventud. Pero para los tribunales españoles, todo esto se resume en una etiqueta: «terrorista».
Represión, GAL y «terrorismo»
Los mismos jóvenes vascos que ahora son definidos como tales por los tribunales españoles fueron los que a partir de 1979, y en un contexto de conflicto puro y duro, optaron por dar pasos en el camino hacia la independencia, seguros de que ese estadio es el que asegurará la libertad de Euskal Herria. Y todo ello cuando los GAL ese grupo que paradójicamente no es una «organización terrorista» para la Justiciaespañola y los grupos parapoliciales realizaban atentados a sus anchas en el país.
Otra de las constantes de estas organizaciones juveniles es que ha mantenido su carácter de organización de masas, política y pública ante toda adversidad, como la fase de «ilegalizaciones» que en 2001 emprendió el Estado español contra los organismos de la izquierda abertzale. Muestra de ello son los Congresos Nacionales de la organización juvenil, las mesas redondas, comparecencias, manifestaciones, actos políticos o las movilizaciones realizadas en todo este tiempo.
Sin parangón en Europa
El concierto de los americanos Body Count en Zaldibia o de los Sepultura en Elorrio, la llegada de la delegación de Malcolm X Association en 1993, la Gazte Abialdia que en 1999 recorrió Euskal Herria en dos semanas, Haikaldia en 2001… El calendario de la organización juvenil recoge además dos citas indiscutibles que dejan entrever la dimensión del arraigo de Segi en la sociedad vasca y su dedicación para ofrecer alternativas a los jóvenes: Udako Gazte Eskolak y los macrofestivales que organiza en fechas cercanas a abril, el Gazte Topagunea o la Mendi Martxa.
«Los chicos de la gasolina»
Desde que en 1994 Jarrai decidiera organizar el primer Gazte Topagunea en Etxarri-Aranatz en conmemoración de su 15 aniversario, las organizaciones juveniles independentistas cogieron una mayor dimensión; tanta que trece años después y en el mismo municipio navarro, en 2006, se han vuelto a reunir más de 20.000 jóvenes durante cuatro días. Una muestra de organización juvenil sin parangón alguno en toda Europa, tal y como subrayó al unísonola amplia delegación que provino de decenas de países de todo el mundo.
La criminalización de los jóvenes de Jarrai, Haika o Segi también ha sido una constante. Fue a partir de 1994 cuando el Estado español, con la necesaria ayuda del PNV, procedió a dar cobertura legal a la tesis de los llamados «grupos Y». El ex mandatario del PNV Xabier Arzalluz señaló a los jóvenes independentistas como «los chicos de la gasolina», estableciendo una ligazón con la kale borroka. Juan María Atutxa reconoció en una entrevista cómo se inventó la etiqueta de los «grupos Y». Son tesis que han llegado hasta 2007 y que ha avalado ahora el Tribunal Supremo.
Una organizacion nacional
«La lucha de hoy, el futuro de mañana», afirma uno de los eslóganes de una campaña de Segi; y ese mismo sentido de la frase fue puesto en práctica también por las organizaciones juveniles en 2000. Por vez primera, y adelantándose a la realidad política, Jarrai y Gazteriak organismo juvenil independentista que actuaba en Ipar Euskal Herria deciden unificarse en una única organización juvenil que respondería a la realidad nacional, es decir, a las necesidades del conjunto de Euskal Herria. Así, después del proceso llamado Amaiur, y en el que participarán miles de jóvenes, en el Gazte Topagunea de Kanbo se da a conocer la primera organización juvenil independentista nacional: Haika.
Detenciones por parte de la Ertzaintza, Policía española, la Guardia Civil o los CRS franceses, relatos de tortura, prohibiciones de manifestaciones, castigos económicos, registros, cierres de sedes y locales, ilegalización de Haika y poco después de Segi, macrosumarios… Años de trabajo frente al resultado que el 19 de enero daba a conocer el Tribunal Supremo: las organizaciones juveniles Jarrai, Haika y Segi son declaradas «terroristas».
Segi ya ha advertido de que la finalidad política del fallo del Tribunal Supremo no va tener resultado alguno en la práctica: «Nos reafirmamos en la lucha por la independencia y el socialismo de Euskal Herria». Los 28 años de existencia por encima de todos los obstáculos así lo han certificado.