1.- REFORMA AGRARIA. Cuando el modelo agrícola está provocando una nueva concentración de la propiedad de la tierra, el agua y la semilla en manos de terratenientes y multinacionales, y cuando esa política está destrozando la agricultura andaluza, el nuevo Estatuto no contempla la necesidad evidente de una Reforma Agraria. Bien al contrario, cuando aparece […]
1.- REFORMA AGRARIA. Cuando el modelo agrícola está provocando una nueva concentración de la propiedad de la tierra, el agua y la semilla en manos de terratenientes y multinacionales, y cuando esa política está destrozando la agricultura andaluza, el nuevo Estatuto no contempla la necesidad evidente de una Reforma Agraria.
Bien al contrario, cuando aparece en el Estatuto es para negarla definitivamente y aceptar, sumisamente, la reconversión salvaje que propone la PAC por el que el mundo rural está condenado a vivir sin agricultura.
El SOC, si es de clase y consecuente, no tiene más remedio que rechazar un Estatuto hijo del neoliberalismo que abandona a los jornaleros y a los pequeños campesinos y pretende arruinar una agricultura y una agroindustria fundamental para el futuro económico de Andalucía.
2.- SOBERANÍA ALIMENTARIA. La tierra para comer no puede ser un negocio si no un derecho de los pueblos, por eso, que deben ser los distintos pueblos y naciones de este Planeta quienes dirijan y decidan su propia política agraria y agroindustrial. Andalucía tiene que romper con las directrices que impone la OMC y la PAC, y debería reclamar poder para decidir por sí misma su propia política que cree empleo, permita el acceso de los jornaleros a la tierra, apueste por la agricultura ecológica y desarrolle industrialmente un mundo rural que se nos muere.
Desgraciadamente el nuevo Estatuto no contempla, ni tan siquiera, la mínima posibilidad de que Andalucía pueda disponer de la Soberanía Alimentaria que hoy le es imprescindible.
3.- NACIÓN. Como sindicato de clase y nacionalista, el SOC no puede permanecer de brazos cruzados cuando a Andalucía se le niega su derecho a definirse a sí misma y ejercer la Soberanía que le corresponde como nación.
Andalucía necesita recuperar poder político para definir su propia política económica, industrial, agraria, pesquera, financiera, turística, de vivienda, hacia la solidaridad y el reparto del bienestar y la riqueza.
Renunciar a definirnos como nación es mandar a Andalucía a la marginalidad, y lo que es peor, legalizar esa marginalidad y esa dependencia.
4.-DEUDA HISTÓRICA. La Deuda Histórica es la cantidad de dinero que cada año tenía que recibir Andalucía mientras los niveles de renta, sanidad, educación, infraestructura y nivel de desarrollo no fueran igual que el del resto de las naciones y territorios del Estado.
El nuevo Estatuto se olvida de esta deuda, no la cuantifica, la limita a un pago único y se renuncia para siempre el ejercicio de este derecho que significa miles de millones de euros que se le roban a Andalucía para siempre.
5.- OLVIDO DEL MUNDO RURAL. No se menciona la palabra jornalero. No se apuesta por una agricultura propia al servicio de nuestro pueblo. No se apuesta por la comarca ni por los municipios, se olvida y se deja a su suerte a los ayuntamientos, hoy, en bancarrota.
El mundo rural es el gran olvidado de este Estatuto, que ni siquiera es capaz de reclamar las competencias del PER y bendice una reconversión agraria que manda a nuestros pueblos a una muerte lenta pero inexorable.
6.- TRANSGÉNICOS. Los amos quieren ser más amos que nunca. El último invento son las semillas modificadas genéticamente, más conocido como los transgénicos.
Estas semillas modificadas artificialmente son patentadas por las grandes multinacionales como Monsantos, a los que los gobiernos dan carta libre para que se siembren poniendo en peligro el medio ambiente y la salud de millones de personas. Es el nuevo negocio del Capitalismo. Pues bien, el nuevo Estatuto no declara Andalucía zona libre de transgénicos, por la sencilla razón de que se someten al egoísmo mezquino y al poder del que manda, es decir, el capital financiero y las grandes multinacionales.
7.-VIVIENDAS. Nuestros pueblos necesitan suelo y viviendas baratas al alcance de los obreros y los hijos de los obreros. Hace falta un urbanismo solidario, que haga verdad el derecho a una vivienda digna y eso, sólo puede venir de una nueva ley del suelo que considere público todo el suelo urbanizable y que considere un derecho y no una mercancía esta necesidad vital del ser humano. El Nuevo Estatuto también se olvida, y, con ello, bendice la corrupción y el enriquecimiento de unos pocos.
Porque necesitamos de la Soberanía Alimentaria… ¡NO A ESTE ESTATUTO!