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Intrahistorias de «Frontera sur. Antología de jóvenes poetas malagueños»

Fuentes: Rebelión

No me suele agradar demasiado escribir sobre algo en lo que soy parte directa e interesada, pero hoy romperé esa vieja costumbre que ya quebré alguna vez anteriormente (cuando empezaba en esto de lo literario, ante el silencio del resto del mundo, decidí escribir un articulito en Rebelión sobre mí mismo; hoy me importa un […]

No me suele agradar demasiado escribir sobre algo en lo que soy parte directa e interesada, pero hoy romperé esa vieja costumbre que ya quebré alguna vez anteriormente (cuando empezaba en esto de lo literario, ante el silencio del resto del mundo, decidí escribir un articulito en Rebelión sobre mí mismo; hoy me importa un pimiento el resto del mundo, que se joda). Y rompo esa costumbre para comentar que el número 100 de Puerta del Mar, la colección de poesía de la Diputación de Málaga, ha publicado una antología de jóvenes poetas malagueños, coordinada por Francisco Ruiz Noguera, en la que tuvo la gentileza de incluirme, gentileza que llevaré a gala siempre. El título de la obra es «Frontera sur. Antología de jóvenes poetas malagueños».

Treinta y tantas personas aparecen agrupadas bajo ese título, y lo grande es que no sólo están los de siempre, los mimados por las instituciones y diarios locales o los que chupan rueda de los jerifaltes poéticos de tal o cual institución malagueña, sino que el abanico se abre, y eso siempre es sugerente. Cuando uno abre las ventanas entra la gracia de Dios, que dice mi madre, y deja de oler a moho y a lo de siempre.

El grupo antologado es heterogéneo, claro está: desde los balas perdidas que todavía no se sabe cómo andan por allí hasta los que preparan concienzudamente las oposiciones a jóvenes valores de la poesía malagueña, envarados y conocedores de su posición, rígidos, miradores de reojo de todo y de todos en los actos literarios y cuidadosamente descuidados en el vestir en todo momento. Los de siempre, en cualquier caso: se les jalea, los dioses griegos los crían y ellos mismos se juntan, cuidando de que nadie les mueva la silla y de que la prensa local les saque bonitos y progres. Vaya mierda, nadie me dijo que la poesía fuera esto.

Por lo que a mí respecta, en la Antología se incluye una breve bio-bibliografía de un servidor, un comentario sobre lo que se supone que es mi concepción de la poesía (ya lo escribí alguna vez: no me acordaba de lo que había puesto, y cuando lo leí me reí bastante, pues efectivamente eso lo debí escribir yo, ya que es mi estilo y es lo que pienso sobre el tema), y varios poemas míos.

Me consta fehacientemente que todavía se pregunta alguno de mis colegas antologados qué pinto yo allí ocupando unas cuantas páginas, cómo me atrevo a asomar el hocico por aquí y manchar el nombre de la poesía con mis prosaicos textos. Textos que ni son poesía ni nada, pues no me amoldo a no sé qué, no entronco con no sé quién ni llamo maestro al jerifalte que sea. Me importa poco.

Informo, por tanto, de la existencia del libro, y quiero reiterar nuevamente mi agradecimiento tanto a la Diputación provincial de Málaga como a Francisco Ruiz Noguera, siempre entrañable, pues cometieron la herejía de confiar en mis cosillas para esta antología.

Y a aquellos de mis colegas que no soportan mi presencia en el libro, como decimos en mi barrio, les espero en la calle. Que me manden a sus padrinos (supongo que Góngora o Juan Ramón), que yo les recibiré con una cerveza en la mano. Y que me perdonen los dioses del Olimpo por no incluirles en mis poemas. Vale.