Ecologistas en Acción ha solicitado a la Ministra de Cultura que reclame en los tribunales norteamericanos las 17 toneladas de monedas de oro y plata expoliadas por la empresa Odyssey frente a las costas de Málaga, y que se comprometa públicamente a que, una vez recuperadas, se empleen para la realización de proyectos de cooperación […]
Ecologistas en Acción ha solicitado a la Ministra de Cultura que reclame en los tribunales norteamericanos las 17 toneladas de monedas de oro y plata expoliadas por la empresa Odyssey frente a las costas de Málaga, y que se comprometa públicamente a que, una vez recuperadas, se empleen para la realización de proyectos de cooperación con Latinoamérica, especialmente dedicados a mejorar las condiciones ambientales y de vida de las comunidades indígenas pues, parece razonable que ese oro y plata que se extrajo de América durante la colonización, vuelva a su lugar de origen y se emplee para mejorar las condiciones de vida de sus más legítimos propietarios.
Se estima que en el Mar de Alborán y en otros puntos de las aguas jurisdiccionales españolas existen alrededor de 3.000 barcos hundidos, una buena parte de los cuales albergan gran cantidad de monedas de oro y plata y otros objetos de valor. En concreto, se estima que esos pecios pueden albergar del orden de 800 toneladas de oro y 12.000 toneladas de plata, con un valor que puede superar los cien mil millones de euros.
Por ello, Ecologistas en Acción también ha solicitado a la Ministra de Cultura que emplee fondos para la recuperación de los pecios existentes en las aguas jurisdiccionales españolas, y que los tesoros que se extraigan sean empleados para ese mismo fin, incrementando de esa manera sustancialmente la ayuda a la cooperación con Latinoamérica, y dirigiéndola especialmente a mejora la calidad ambiental y de vida de las comunidades indígenas que más lo necesitan.
Ecologistas en Acción entiende que, con la adopción de esta medida, se conseguiría un triple objetivo: en primer lugar evitar los expolios por parte de empresas privadas de los tesoros y demás restos arqueológicos que hay hundidos en las aguas españolas, en segundo lugar el poder datar a nivel histórico y arqueológico los pecios que se obtengan, y en tercer lugar, y para nosotros lo más importante, mejorando las condiciones ambientales y de vida de numerosas comunidades indígenas de Latinoamérica que se encuentran en una situación cuanto menos precaria