Cuando a José Luis Cabrera le realizaron hace cinco años un by-pass coronario tras un ataque cardíaco, su esposa tuvo que llevarle comida y sábanas limpias al hospital. Pero la operación no le costó ni un centavo. «Estoy tan agradecida. Salvaron su vida», dijo la esposa del telegrafista jubilado, Daisy Martínez. «Hubiera costado una fortuna […]
«Estoy tan agradecida. Salvaron su vida», dijo la esposa del telegrafista jubilado, Daisy Martínez. «Hubiera costado una fortuna en Estados Unidos», agregó.
Los hospitales cubanos a menudo necesitan mantenimiento, están mal iluminados y carecen de equipos y medicinas.
Sin embargo, el sistema de salud pública desarrollado por el Gobierno de Fidel Castro ha obtenido resultados comparables con las naciones ricas, pero usando los recursos de un país en vías de desarrollo.
Los expertos dicen que es porque Cuba se concentró en la prevención y su atención médica universal y gratuita permite que las personas se atiendan rápidamente y enfrenten sus problemas antes de que requieran costosos tratamientos.
El sistema cubano es elogiado en «SiCKO», el nuevo documental del realizador estadounidense Michael Moore, que sostiene que en Estados Unidos la atención está más orientada a los beneficios de las compañías de seguros y farmacéuticas que a la salud pública.
Para ilustrarlo, Moore viajó a Cuba con un grupo de estadounidenses que sufrieron problemas de salud derivados de su trabajo como voluntarios en las ruinas del World Trade Center de Nueva York tras los ataques del 11 de septiembre del 2001.
La película, que se estrenó el viernes en Nueva York, argumenta que el tratamiento médico faltante en Estados Unidos está disponible gratuitamente en Cuba.
En algunas estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Cuba está al mismo nivel de Estados Unidos.
La expectativa media de vida de una persona nacida en Cuba es de 77,2 años, contra 77,9 en Estados Unidos, según el organismo de Naciones Unidas.
El número de niños que mueren antes de cumplir los 5 años de edad es de siete por cada 1.000 nacidos vivos en Cuba y ocho por cada 1.000 en Estados Unidos.
Sin embargo, según cifras de la OMS Estados Unidos gasta más de 26 veces más en salud, 6.096 dólares por persona al año, comparados con 229 dólares en Cuba.
DOCTORES DE EXPORTACION
Aunque Cuba tiene 73.000 médicos, dos veces más galenos per cápita que Estados Unidos, en los últimos años ha enviado a unos 15.000 a trabajar en zonas pobres de Venezuela, su principal aliado político, a cambio del petróleo crucial para su economía.
La exportación de servicios médicos ha afectado el sistema cubano de médicos de familia y alargado las esperas en los centros de salud.
En la clínica de La Habana donde los estadounidenses traídos por Moore recibieron en marzo chequeos gratuitos por problemas respiratorios y fracturas de huesos en las ruinas del World Trade Center, Ivonne Torres lee un libro budista mientras espera su turno.
«Atienden bastante bien, pero hace seis años era mucho mejor.
Siempre veíamos el mismo doctor, ahora no», dijo Torres, que sufre de taquicardia.
«La ventaja es que es gratis», indicó, explicando que a veces faltan medicamentos, incluso los que se venden sin receta.
Aunque Moore recibió atención médica gratuita en Cuba, la mayoría de los extranjeros pagan, en un sistema donde algunos críticos afirman que los hospitales mejor equipados están reservados para los dirigentes comunistas o celebridades que se tratan en Cuba, como fue el caso del ex astro del fútbol, el argentino Diego Armando Maradona.
«En Cuba los hospitales de élite son tan buenos como los de aquí o incluso mejores», dijo Leonel Córdova, un médico cubano que trabaja en una sala de emergencias del Baptist Hospital de Miami.
«Los hospitales dedicados a la salud de los ciudadanos normales y corrientes son un desastre», añadió el médico, que fue enviado a trabajar a Zimbabue y desertó en el 2000. En esos centros, los pacientes tienen que llevarse sus propias toallas, sábanas, jabón e incluso comida, dijo.
Y aunque Cuba sostiene que su sistema de salud pública es uno de los logros de la revolución que llevó en 1959 a Castro al poder, los críticos del Gobierno dicen que la atención médica y otros beneficios se lograron a expensas de la libertad política en el sistema unipartidista de la isla.
Aún así, Cuba es hoy un modelo para otros países en vías de desarrollo que no pueden permitirse costosos tratamientos médicos y donde la medicina preventiva tiene sentido incluso desde el punto de vista económico, dijo Gail Reed, productora de un documental reciente sobre la atención médica en Cuba llamado «íSalud!».
David Hickey, un cirujano especializado en trasplantes en el Beaumont Hospital de Dublín, Irlanda, dijo que Cuba es el líder mundial en atención médica primaria en base a medicina preventiva.
«Ver lo que pueden lograr es una experiencia impresionante para quien viene del primer mundo industrializado», dijo.
Hickey, que es profesor honorario de la Universidad de La Habana, sostiene que no tiene nada que enseñarle a los médicos cubanos que realizan trasplantes de corazón, riñones, páncreas o hígado.
El embargo comercial de más de cuatro décadas de Estados Unidos forzó a Cuba a desarrollar su propia industria de biología molecular, que produce innovativos medicamentos para prevenir el rechazo de trasplantes.
Cuba desarrolló la primera vacuna del mundo contra la meningitis B al alcance de los países del Tercer Mundo, pero no en Estados Unidos ni Europa debido a las sanciones aplicadas por Washington.
Hickey dijo que el presupuesto anual de salud de Cuba es igual al del hospital en Dublín.
«Cuba cuida de 11 millones de personas con el mismo presupuesto que nosotros y ofrece mejor atención médica en términos de expectativa de vida, mortalidad infantil y tasas de vacunación», añadió.