El 46% de los empresarios españoles justifica, de un modo u otro, las conductas defraudadoras y el incumplimiento de las obligaciones con el fisco, según el ‘Barómetro Fiscal 2006’ realizado por el Instituto de Estudios Fiscales (IEF). La encuesta realizada por el organismo dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda muestra que, dentro de este […]
El 46% de los empresarios españoles justifica, de un modo u otro, las conductas defraudadoras y el incumplimiento de las obligaciones con el fisco, según el ‘Barómetro Fiscal 2006’ realizado por el Instituto de Estudios Fiscales (IEF).
La encuesta realizada por el organismo dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda muestra que, dentro de este porcentaje, el 32% de los empresarios justifica el fraude fiscal con «argumentos exculpatorios», aludiendo a circunstancias de la vida personal o empresarial que justifican un cierto fraude para «salir adelante».
El 10% restante del total de los directivos que justifican la defraudación aluden a «argumentos estructurales», como que el fraude es algo «consustancial» en los impuestos, que todos los contribuyentes tienden a hacerlo y que, de este modo, se consigue un «cierto equilibrio».
A pesar de estos porcentajes tan llamativos, la mayoría de los españoles (el 61%) y de los empresarios (el 54%) rechaza «sin paliativos» el fraude fiscal y aseguran no encontrar justificación alguna para defraudar a Hacienda, dado que consideran que el pago de impuestos es una cuestión de «solidaridad y de principios». Con todo, el 39% de los españoles sí encuentra algún motivo para defraudar.
AHORA MENOS LO JUSTIFICAN.
La encuesta de 2006 refleja, no obstante, que se ha reducido con respecto a 2005 el porcentaje de españoles que considera justificado el fraude fiscal. Así, mientras que el pasado año, el 46% de los contribuyentes españoles veía algún motivo para defraudar, este porcentaje ha caído al 39% en 2006.
Según la ocupación o actividad de los entrevistados, además de los datos referidos a los empresarios, la encuesta muestra que entre los agricultores y los profesionales, dicha polarización se va suavizando: frente al 46% y el 41%, respectivamente, de quienes dicen justificar el fraude, el 54% de los agricultores y el 57% de los profesionales, lo rechazan.
SEIS DE CADA DIEZ VEN MAS FRAUDE.
En cuanto a la evolución del fraude fiscal, la encuesta de Hacienda muestra que el 58% de los españoles considera que el incumplimiento de las obligaciones tributarias ha crecido en la última década –el 23% cree que ha aumentado «bastante»–, diez puntos más de los que opinaban lo mismo en 2005. Por el contrario, el 42% de los contribuyentes manifiesta justo lo contrario.
A pesar de estos datos, los españoles están divididos respecto a la evolución del cumplimiento fiscal, dado que la mitad cree que ha mejorado y la otra mitad, que ha empeorado. Dentro de estos porcentajes, el 17% opina que ha empeorado «bastante», mientras que el 12% considera que ha mejorado «bastante».
Aquellos ciudadanos que perciben una evolución positiva en el pago de los impuestos atribuyen a tres factores esta evolución. En primer lugar a las retenciones salariales, dado que los encuestados piensan que se cumple con Hacienda porque ésta retiene parte de su sueldo. A continuación, figura el control ejercido por la Inspección fiscal y, por último, mencionan la moral física o conciencia cívica de los contribuyentes como otro de los motivos para el cumplimiento.
En la misma línea, el 51% de los encuestados en 2006 reconoce que, aunque persisten los «engaños» a Hacienda, e incluso los casos de «notorio incumplimiento fiscal», en general, el pago de los impuestos se realiza de un modo «bastante correcto». Frente a estos ciudadanos, se sitúa el 49% de los entrevistados que considera que el fraude fiscal es una conducta generalizada entre los contribuyentes españoles.
También en 2006, al igual que sucedía en años anteriores, el cumplimiento tributario parece repartirse de manera desigual entre los distintos grupos de contribuyentes. En concreto, la encuesta revela que, según los españoles, existen ciertos colectivos que defraudan habitual y sistemáticamente a la Hacienda Pública.
EMPREASARIOS Y AUTONOMOS, LOS QUE MAS DEFRAUDAN.
Estos colectivos son, por este orden, los empresarios, los profesionales liberales y los autónomos, cuyas actividades, al estar sometidas a un menor control por parte de la administración, ofrecen mayores oportunidades para la evasión.
Mientras que, por el contrario, los españoles consideran que los asalariados mantienen una conducta fiscal honesta porque, al estar controlada la parte más importante de sus ingresos por las retenciones salariales, tienen menos oportunidades que los demás grupos de contribuyentes para ocultar con éxito las rentas obtenidas.
Entre las principales causas del fraude fiscal, los contribuyentes consideran que la ‘falta de honradez y de conciencia cívica’ (el 24% lo opina) y la ‘impunidad de los grandes defraudadores’ (21%) son los principales motivos por los que se defrauda, seguidos de los impuestos excesivos (16%) y la ineficacia en la lucha contra el fraude (16%).
BUENA VALORACION DE LA AEAT Y DE SUS FUNCIONARIOS.
Por otro lado, la encuesta del Instituto de Estudios Fiscales muestra también datos sobre la valoración de los servicios que presta la Agencia Tributaria. El 85% muestra una opinión positiva o muy positiva de los mismos, tres puntos más que en 2005; mientras que únicamente el 15% tiene una visión negativa o muy negativa.
La opinión sobre la actuación de los funcionarios de Hacienda es muy similar, ya que en una escala del 1 al 7, valoran su trabajo con un 4, lo que refleja una valoración positiva, especialmente en lo que se refiere a su preparación técnica, que es el atributo mejor valorado, seguido del trato correcto y de la imparcialidad.
Finalmente, más de las tres cuartas partes de la población encuestada, concretamente el 85% (dos puntos más que en 2005), manifiesta estar bastante o muy de acuerdo con la idea de que la Hacienda Pública desempeña una función básica y necesaria para la sociedad, y el 77% manifiesta esta nada o poco de acuerdo con la idea de que se viviría mejor sin pagar impuestos.