Traducido para Rebelión por Daniel Escribano
En estos tiempos en que se han vaciado las iglesias, los obispos han salido a la calle, pero no a difundir el mensaje de Jesús, sino a realizar mítines políticos ultraconservadores, homófobos, machistas e integristas. Y a pesar de que han perdido fieles, acaso estén atrayendo a votantes. Eso es dudoso; sin embargo, es innegable que la Iglesia española le está marcando la línea política al PP.
Mezclar a dioses y césares y proyectar por televisión la bendición del papa de Roma, lo visto en Madrid la víspera de Nochevieja es también el derrumbe de la Iglesia católica española. Necesitan otro cirio para organizar romerías y cerrar el círculo.
Toda la parafernalia que montaron en Madrid, financiada por las arcas públicas del Estado, sería suficiente para suspender definitivamente las subvenciones que recibe Hacienda mediante. Pero no; el Gobierno de España no está por la labor cuando sólo quedan tres meses para las elecciones generales.
El jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha retado al PP a que introduzca los gritos de Rouco Varela y compañía en su programa electoral para las próximas elecciones. Sin embargo, el propio Zapatero no ha cumplido la promesa que hizo al principio de la legislatura, a saber, reducir la financiación pública de la Iglesia y, finalmente, eliminarla. La Iglesia recibirá del Estado un 34% más que el año pasado. Y no sólo eso, «para no cabrearla» ha borrado de su programa la legalización de la eutanasia y los proyectos de adecuación de la ley del aborto.
El Estado laico y aconfesional deberá esperar hasta que se ponga en su lugar, en ese de donde jamás debería haberse movido, a una Iglesia que tiene cada vez menos congregantes pero cada vez mayor fuerza mediática.
Berria, 4 de enero de 2008
* Koldo Aldabe es columnista habitual del diario Berria