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Por un islam democrático en España

Fuentes: Rebelión

La situación actual del islam en España es insostenible, con la propagación de doctrinas radicales dentro de las comunidades musulmanas, discursos de rechazo de todo lo occidental que favorecen la creación de guetos. Una realidad que tiene su contrapartida en el crecimiento de la islamofobia y de la xenofobia, auténticos males de nuestro tiempo. Aunque […]

La situación actual del islam en España es insostenible, con la propagación de doctrinas radicales dentro de las comunidades musulmanas, discursos de rechazo de todo lo occidental que favorecen la creación de guetos. Una realidad que tiene su contrapartida en el crecimiento de la islamofobia y de la xenofobia, auténticos males de nuestro tiempo. Aunque la mayoría de los musulmanes queremos vivir nuestra espiritualidad con normalidad, la actitud sectaria (e incluso violenta) de unos pocos genera el rechazo de la ciudadanía y afecta nuestras vidas. Ante esta problemática, debemos ser conscientes de que los discursos del tipo «el islam es paz» o «el islam dignifica a la mujer» son insuficientes. Ha llegado el momento de dar un paso más allá y afrontar la situación con el máximo rigor y valentía. Ha llegado el momento de tomar medidas contundentes para atajar este problema, que amenaza la convivencia y puede degenerar en una fractura en el seno de nuestra sociedad.

No nos engañemos: las soluciones a los problemas que afectan a la integración del islam en el espacio laico no vendrán de las estructuras religiosas conservadoras, demasiado preocupadas por sus cuotas de poder y el control del discurso religioso. La solución tampoco vendrá de países extranjeros empeñados en mantener sojuzgados a sus antiguos súbditos en el contexto migratorio. No podemos sino constatar el fracaso de la política de interlocución de las instituciones públicas con aquellos que se presentan como ‘representantes de los musulmanes’, y cuya apatía y desentendimiento de los problemas reales de los musulmanes ha conducido a la presente situación. Consideramos errada la política de privilegiar el diálogo con los sectores más conservadores, dándoles con ello un poder que no se corresponde con los anhelos de la mayoría de los musulmanes.

Estamos convencidos de que la solución a los problemas generados por el radicalismo vendrá de la colaboración de la sociedad con los musulmanes y musulmanas progresistas, comprometidos en la promoción de un islam democrático y compatible con los valores que dan cohesión a nuestra sociedad: democracia, libertad de religión y de conciencia, derechos humanos y civiles, justicia social e igualdad de género. Valores sin los cuales ninguna sociedad moderna puede prosperar, y que por ello deben ser exigidos a todas aquellas organizaciones que reciben dinero público.

Por todo ello, quiero hacer un llamamiento a todos los musulmanes y musulmanas que viven en España, y en particular en Cataluña. Debemos reaccionar ante la difusión de las lecturas reaccionarias u oscurantistas del islam, y dar una respuesta positiva a las inquietudes de la sociedad civil respecto a la creciente presencia del islam. Es un imperativo ético el combatir el radicalismo dentro de las comunidades musulmanas. No podemos permitir que un nuevo 11-M se repita, y está en nuestras manos detenerlo. Quiero recordar en este sentido la fatua contra el terrorismo firmada por el entonces secretario de la Comisión Islámica de España, Mansur Escudero, en la que se declaraba que cualquier persona que cometiese un acto terrorista ha dejado de ser un musulmán. Nos encontramos ante enfermos que utilizan la religión para justificar su odio a los valores de occidente, frente los cuales los creyentes sinceros debemos posicionarnos de forma activa y contundente.

Es imprescindible promover la igualdad hombre-mujer en el seno de las comunidades musulmanas, incluida la promoción de mujeres a cargos de responsabilidad en las organizaciones religiosas, y el pleno acceso de las mujeres a las mezquitas, en igualdad de condiciones que los hombres.

Esta es la base sobre la cual podemos exigir el pleno desarrollo de los derechos civiles de los ciudadanos musulmanes, y la aplicación de las medidas de definidas en las resoluciones de la Comisión parlamentaria sobre el 11-M, en la cual se puso de manifiesto que la respuesta policial debe ser acompañada de medidas de integración social para ser efectiva.

Somos muchos los musulmanes comprometidos en la promoción de un islam democrático en nuestro país. Somos conscientes de que estos objetivos no se lograrán sin el apoyo de las instituciones y de la sociedad civil en su conjunto. Lo que suceda en los próximos meses será determinante para el futuro del islam en el conjunto del estado. El Gobierno español y la Generalitat de Cataluña deben reaccionar de forma creativa, apoyar a los musulmanes progresistas frente a los radicales. Pedimos un esfuerzo en esta dirección, más allá de los intereses de partido, más allá de las presiones de consulados y embajadas extranjeras. Como me dice un buen amigo, no se puede poner al lobo a vigilar a las gallinas.

* Abdennur Prado es autor del libro ‘El islam anterior al Islam’ (ed. Oozebap 2008)