Después de 18 días de huelga, piquetes, asambleas, manifestaciones y acciones solidarias, de 24 sanciones de empleo y sueldo, tres compañeros golpeados por la policía y seis detenciones, los conductores/as de TMB han doblegado el brazo de la patronal y han ganado la primera gran batalla. Han conseguido que la negociación del convenio se inicie […]
Después de 18 días de huelga, piquetes, asambleas, manifestaciones y acciones solidarias, de 24 sanciones de empleo y sueldo, tres compañeros golpeados por la policía y seis detenciones, los conductores/as de TMB han doblegado el brazo de la patronal y han ganado la primera gran batalla.
Han conseguido que la negociación del convenio se inicie con el 50% de la reivindicación ya ganada, al haber obtenido la reducción de 25 minutos diarios sin afectar al salario. El pacto fija también que el próximo convenio establecerá los dos días de descanso semanal reclamados y que lo hará manteniendo, como mínimo, los actuales 61 días de fiesta en fin de semana. Los 30 expedientes pendientes de comunicación o resolución (que incluían cinco despidos) han sido retirados y los 24 que se estaban cumpliendo han quedado sin efecto. Los seis procedimientos penales promovidos por los Mossos d’Esquadra de Saura y la Guardia Urbana siguen adelante.
Los trabajadores/as han acabado este primer asalto con moral de victoria por el triunfo logrado y rearmados para proseguir la lucha, ahora en el marco de la negociación del convenio. La burguesía catalana, indignada, ha protestado a través de la editorial de La Vanguardia, denunciando la «flagrante debilidad empresarial y política».
Los trabajadores/as de TMB han hecho retroceder a un bloque aparentemente todopoderoso
Los trabajadores se han enfrentado y han hecho retroceder a un bloque aparentemente todopoderoso, formado por la patronal de TMB, el Ayuntamiento de Hereu, el Tripartito de Montilla y la burocracia sindical desclasada, dócil y acomodada de UGT y CCOO. Unos y otros han quedado en evidencia.
Los primeros han demostrado que sólo se acuerdan de los trabajadores para pedirles un voto que después utilizan para hacer carrera y gobernar contra ellos. Los segundos, con los secretarios de UGT y CCOO a la cabeza, han actuado desde el principio como esquiroles al servicio de la empresa, evidenciando la degeneración sin remedio de su sindicalismo entreguista. Han apostado desde el principio por la derrota de los trabajadores y han utilizado sus secciones sindicales en TMB para conseguirlo. En las dos primeras asambleas se opusieron abiertamente a la movilización y después, marginados y desacreditados, han desaparecido de la escena para continuar boicoteando la lucha por debajo, mientras aceptaban una tras otra todas las propuestas de la empresa. No es extraño que la respuesta de los trabajadores haya sido la ruptura de carnets y las desafiliaciones masivas.
Por primera vez en muchos años tenemos una victoria clara en que apoyarnos
El triunfo de los conductores/as de TMB es una victoria muy importante para toda la clase trabajadora y para la izquierda sindical. Y lo es porque, por primera vez en muchos años, disponemos de una victoria clara en la que apoyarnos. Una victoria que nos sirve para decirle a la burocracia de CCOO y UGT que no queremos su sindicalismo entreguista que nos lleva a la derrota y que «queremos luchar como en TMB».
Recuperando el espíritu, el contenido y los métodos del sindicalismo de clase
La lucha de los conductores/as ha mostrado claramente cuál es el camino para defender los derechos de los trabajadores/as. En palabras del Comité de Descansos: «Hemos demostrado que se pueden conseguir mejoras laborales sin necesidad de que intervengan los vividores sindicales y hemos demostrado que cuando la plantilla está unida y toma sus acuerdos en asambleas, reaparece entre nosotros, a pesar de las diferencias de opinión que puedan haber, la solidaridad de clase y la lucha colectiva».
Efectivamente, la asamblea ha sido el principal órgano de los trabajadores en lucha, permitiéndoles deliberar y tomar las decisiones de manera colectiva, asegurando y fortaleciendo la unidad. Al frente de la asamblea ha estado el Comité de Descansos, integrado por las organizaciones sindicales que querían luchar por los dos días (CGT y ACTUB) y abierto en todo momento a los trabajadores que quisieran participar.
El Comité de Descansos ha buscado conscientemente el apoyo de los usuarios y de la ciudadanía, vinculando su lucha a la defensa del transporte público. El periódico «Dos dies!» ha sido distribuido dos veces con una tirada de 60.000 ejemplares y se ha formado la «Plataforma d’Usuaris pels dos dies». También ha organizado los piquetes en las cocheras y ha controlado los servicios mínimos; ha denunciado con firmeza a los esquiroles; ha organizado las acciones y manifestaciones en la calle y ante las instituciones; y ha promovido la solidaridad activa del movimiento obrero y de los movimientos sociales, como los estudiantes.
Los compañeros/as de TMB son un ejemplo de la recuperación del espíritu, los contenidos y los métodos de lucha del sindicalismo de clase, democrático y combativo. Han demostrado que este sindicalismo es posible y que permite derrotar al enemigo más fuerte.
La burocracia de CCOO y UGT han recibido un palo monumental
Los compañeros del Comité de Descansos han subrayado que «con nuestra lucha y con nuestra manera de organizarnos y de tomar decisiones se puede decir que le hemos dado un golpe muy fuerte a las corruptas cúpulas sindicales que tanto daño nos han estado haciendo».
Efectivamente, la burocracia de CCOO y UGT ha recibido un palo monumental. Esta es, precisamente, la gran preocupación del capital, expresada en la editorial de La Vanguardia, cuando afirma que el acuerdo «ha dejado en muy mala posición a los sindicatos que, como CCOO y UGT, se negaron a seguir el juego a organizaciones de trabajadores más beligerantes. Con el pacto, TMB ha premiado a aquellos que han mantenido unas posiciones menos dialogantes, lo que es una invitación a que en próximas ocasiones se dé una escalada de reivindicaciones a cual más radical e irracional. (…) El exceso de debilidad puede ocasionar una reacción en cadena en otras empresas del sector». Mes y medio antes este diario patronal ya insistía en la misma idea, advirtiendo de que una victoria de los conductores/as, más allá de las repercusiones en TMB, «sentaría un precedente para otros sectores donde el sindicalismo anarquista y radical pugna por abrirse paso en abierta rivalidad con CCOO y UGT».
Y si todo esto es fundamental, todavía lo es más cuando hemos entrado en una crisis económica de grandes dimensiones, que se agudizará en los próximos meses y que nos obligará a tener que enfrentar el intento del capital de hacer recaer todo su peso sobre nuestras espaldas.
Una victoria que hay que consolidar
El acuerdo conseguido es un triunfo evidente, que prepara una victoria mayor. Es seguro, sin embargo, que la empresa y sus cómplices sindicales tratarán de recuperar, en la negociación del convenio, el terreno que han perdido en la calle e intentarán como sea volver a levantar cabeza. El Comité de Descansos ya ha advertido que «ahora toca estar atentos para que los de siempre no se puedan recuperar o aparezcan nuevos oportunistas. Hay que estar atentos para que nadie nos pueda volver a vender».
Es fácil pues que la lucha tenga que volver a la calle. Hay que continuar rodeando de solidaridad a los compañeros/as de TMB, difundiendo la experiencia vivida y analizando sus puntos fuertes y débiles. Hace falta convertirla en un gran punto de apoyo a la lucha por la reconstrucción del sindicalismo de clase, para unificar la izquierda sindical, abandonando los sectarismos y las visiones estrechas.
Felicitemos a los compañeros y felicitémonos todos por la victoria conseguida.