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Crónicas Bárbaras

Obreros que se creen banqueros

Fuentes: Rebelión

Cuando el PSOE celebró su Primer Congreso en Barcelona, en 1888 los delegados salieron dispuestos a quemar los bancos. Ahora, en el 37 Congreso, que acaba de cerrarse en Madrid, sus herederos salieron creyéndose banqueros. Ha pasado un siglo y cuarto. Sigue habiendo obreros y banqueros. Pero los banqueros no se sienten obreros, mientras que […]

Cuando el PSOE celebró su Primer Congreso en Barcelona, en 1888 los delegados salieron dispuestos a quemar los bancos.

Ahora, en el 37 Congreso, que acaba de cerrarse en Madrid, sus herederos salieron creyéndose banqueros.

Ha pasado un siglo y cuarto. Sigue habiendo obreros y banqueros.

Pero los banqueros no se sienten obreros, mientras que muchos obreros del PSOE se creen ahora banqueros.

El prodigio se debe a que el secretario general del partido y presidente del Gobierno, Rodríguez Z, los ha convencido de que gracias a él España goza de una economía «de Primera División, de la NBA, de los grandes países del mundo».

Hemos superado a Italia, pronto pasaremos a Francia y tenemos a Alemania a tiro de piedra, afirma, incluso en estos momentos en los que se está entrando en una recesión pavorosa que él niega, mientras los otros países europeos capean las dificultades con bastante galanura.

Y es cierto que la riqueza de España ha crecido, pero quien recibe sus beneficios es la gran empresa y, sobre todo, la banca, mientras que los trabajadores van hacia atrás, y cuando avanzan lo hacen, más o menos, como los de otras naciones medianas.

Las estadísticas de la OCDE no mienten, y las que acaban de publicarse afirman que el salario medio anual español en paridad de poder adquisitivo está en el puesto 21, con 18.369 euros, tras haber perdido el 0,7 por ciento el último año.

La zona euro está en 22.085. Por delante de España, naturalmente está Italia, se ha puesto Grecia, con 18.904, y hasta Corea del Sur, con 20.696.

Dicen que no hay mayor tonto que el obrero que vota a las derechas, pero hay alguien más tonto aún: el obrero que se cree banquero.