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A 29 años: las mujeres en la lucha contra la dictadura somocista

Mujeres sandinistas para la Historia

Fuentes: Rebelión

Cuando recordamos la larga lucha del pueblo sandinista contra la dictadura y el régimen somocista, con frecuencia se produce el fenómeno de invisibilizar o poner en planos irrelevantes a miles de sus protagonistas. Se repiten siempre los mismos nombres, en particular de hombres como sus principales actores. En estos días se han agolpado en mi […]

Cuando recordamos la larga lucha del pueblo sandinista contra la dictadura y el régimen somocista, con frecuencia se produce el fenómeno de invisibilizar o poner en planos irrelevantes a miles de sus protagonistas. Se repiten siempre los mismos nombres, en particular de hombres como sus principales actores.

En estos días se han agolpado en mi memoria una lista enorme de las anónimas o muy poco reconocidas protagonistas. Si quisiera hablar un poquito de cada una, en particular de las que conocí personalmente, tendría que llenar demasiadas cuartillas y no me las publicarían en el Nuevo Diario.

No se puede olvidar a una de las primeras caídas Luisa Amanda Espinoza, de origen proletario, cayó en Leon, el 3 de Abril de 1970, tenia entonces 22 años. En ese mismo año la campesina Maria Castil. En 1975 Arlen Siu, la dulce chinita jinotepina, proveniente de los movimientos cristianos quien además de una gran capacidad de análisis, tenía buena voz y creatividad como compositora. Ya había parido una canción denominada Maria Rural, y arreglado algunas otras para adecuarlas a la lucha Sandinista, Recuerdo «La caja de mi guitarra» que entonamos juntas en conciertos estudiantiles, leyendo los nombres de nuestros caídos en lugar de la lista de la Resistencia Española de la original. Arlen tenia 21 años cuando cae en el Sauce, donde se desarrollaba una Escuela Militar. En ese mismo día, 2 de Agosto, es asesinada Julia Herrera de Pomares.

 

Mildred Abaunza , era una investigadora social una de las colaboradoras mas firmes de la red de Tomas Borge. Ella muere en la confrontación con una patrulla de la guardia, mientras Tomas es apresado el 4 de febrero de 1976.
De Claudia Chamorro puedo decir que además de bella, tenía un corazón del tamaño de catedral y gran capacidad física. Fue de las pocas mujeres de la ciudad que aguantó la montaña, porque además, estaba llena de convicción y tenacidad. Cayó el 9 de enero de 1977. Tendría tal vez unos 22 años.

El año 77 fue muy duro. La represión ya era abierta y desalmada. A Merceditas Avendaño casi nadie la recuerda, pero era una extraordinaria obrera de León, vivía en el Barrio el Laborío, hermana de Julio quien cayó en la montaña. Merceditas pasa a la clandestinidad para ser parte del comando que asaltó la casa de Chema Castillo. No pudo porque enfermó en los entrenamientos. Merceditas cayó junto a la intelectual Angelita Morales Avilés, cuando la guardia atacó la casa de seguridad en que estaban, en las inmediaciones de la Iglesia Monseñor Lezcano el Sábado 14 de Mayo de 1977, tendría entonces 22 años. Angelita a sus 28 años era una mujer con buen nivel académico. En la Habana formó parte del equipo de Carlos Fonseca investigando sobre Sandino. Jaime Wheelock le hace el reconocimiento a Angelita en la introducción del libro Viva Sandino. También sabemos que parte de la fase investigativa del libro de Humberto Ortega, 50 años de lucha Sandinista fue realizado con la minuciosa y científica eficiencia de esta mujer. En este mismo día cayeron Luz Marina Silva y Candelaria Ocampo a quienes no conocí, pero me gustaría saber mas de ellas.

El 17 de Octubre de 1977, como parte de un mismo operativo Caen combatiendo en las inmediaciones del cine Cabrera, Managua, las Cras. Martha Angélica Quezada y Genoveva Rodríguez.

Martha Angélica estudiaba en La Pureza de León, con una de mis hermanas cuando la reclutamos para el frente, en el año 73. Entonces tenia 15 años, había llegado de La Paz Centro. Era menudita y lindas formas juveniles, con su pelo negrísimo y brazos vellosos. Se integró con absoluta pasión. Cuando me fui a la clandestinidad ya era un cuadro importante, trabajando en tareas clandestinas. Volví a saber de ella años después pero solo la vi en las fotos del periódico, ya muerta, cuando yo estaba en la cárcel.

Junto a ella murió también Juno Genoveva Rodríguez, a quien habíamos trasladado de Estelí, su ciudad para reforzar las tareas clandestinas.

Cuando salí de la cárcel conocí a una chelita que llego después de la primera insurrección de Esteli. Urania Zelaya Úbeda era una niña, no más de 17 años. Nunca había oído yo la palabra chilaquiles y en una casa del reparto Shick me dijo, «¿quiere que le cocine unos chilaquiles?». Era valiente y terca. Cuando dijimos en plena insurrección de septiembre del 78, que había que tomar iniciativas, hacer operativos militares para volver loco al enemigo decidió hacer un ataque a una patrulla en el Reparto Las Palmas. Se fue con todo el equipo del MES (Movimiento Estudiantil de Secundaria), se tomó una casa, pero con tan mala suerte que el dueño, un soplón, avisó inmediatamente a la guardia. Casi todos cayeron. Fue un duro golpe para nosotros. Lloré por su muerte y la de los otros niños desconsoladamente. Era el 15 de Septiembre del 78.

13 de abril del 79 en Esteli junto con el Dr. Alejandro Dávila Bolaños, es asesinada la enfermera Clotilde Moreno. Tres días después en Leon sufrimos las muertes de casi toda la dirección insurreccional, en el Reparto Veracruz entre las que se encuentran la mejicana Aracelly Pérez e Idania Fernández. Había conocido a Idania en el movimiento cristiano de Managua cuando aun estudiábamos secundaria. Ella en colegio Francés. También tocaba la guitarra con la misma dulzura con que miraban sus ojos.

Pero nunca se deberá olvidar el a sesinato de las familias González y Castillo en Condega, departamento de Estelí, el 3 de Mayo del 79: Aura Velia Gonzalez y Vilma Gonzalez. Sus esposos Juan Francisco Guillen y Julio Cesar Castillo y la pequeña mártir, la niña, Rebeca Guillen de 11 añitos.

En Ocotal desde el 75 habíamos recibido la cooperación incondicional de la Profesora Antúnez. Su hija entonces tenía 13 años. Al cumplir 15 formaba parte de la columna Jacinto Hernández, y cayó con casi toda la columna en lo que se conoce como la masacre de Nueva Guinea. Yelba María Antúnez seudónimo «Verónica», dejó a su madre, para siempre, una herida abierta.

Perla Maria Norori , había formado parte del Movimiento Cristiano de León. La recuerdo con su larga cabellera y su rostro serio. Me costaba mucho chilear con ella porque todo lo tomaba con gran seriedad. En los primeros meses del año 79 la trasladaron a Managua y le dimos la responsabilidad de los barrios occidentales, donde supuestamente seria el teatro de la insurrección. Nunca he podido precisar como murió. Me han dicho que cayó en una casa cerca del cementerio general. Nunca he visto su nombre en las cronologías oficiales. Recién graduada en medicina , era la compañera de Lumbero y habían tenido un niño, Iyas. Cuando me encontré con ella en la casa de Roberto, platicamos de recuerdos comunes en Leon, de la lucha, de nuestras esperanzas y de nuestros hijos.

Aura Ortiz estudiante de periodismo se había casado con Nacho y tenían un pequeño niño, pero ella se fue a la clandestinidad, trabajando primero en Chinandega, y luego a Carazo. Ahí cayó combatiendo un 7 de Junio del 79. Mientras se inicia la insurrección de Diriamba, a ella le correspondió contener a los refuerzos que saldrían de Jinotepe. Cayó en la torre de los bomberos.

Lucrecia Lindo, bella, dulce y pura mujer revolucionaria, para mi encarnaba los ideales por los que luchábamos porque no admitía dobleces ni ambigüedades. En lo político, en lo moral, en la consecuencia con lo que predicábamos. Me la encontré de pura casualidad poco antes de su muerte. Era ya previo a la insurrección, ya nos movíamos descaradamente de día. En la calle principal de Altamira, yo con una gran peluca de pelo negro, largo y liso que dicen que me quedaba fenomenal, me encontré a Lucrecia, nos dimos un largo abrazo y derramamos unas lágrimas de alegría. Me contó que tenía un niño Luis Jonathan, de más de dos añitos y que andaba dejándolo en casa de algún familiar, porque se iba a la clandestinidad. Yo le conté que había tenido a mi niño en Esteli y que estaba con mi madre. Tenían entre ellos pocos días de diferencia. Éramos dos mujeres comunes y corrientes hablando de sus hijos, y de sus dolores. De ahí partió hacia la muerte….Cayó masacrada al inicio de la insurrección de Chinandega el 2 de Junio del 79.

Después de contactarse con Harry Chávez en la Colonia Nicarao, y en plena insurrección, murió Rita, Maria Linnette Martínez, una morena de esbelto cuerpo y gran capacidad organizativa. Era responsable del Reparto Shick. No preciso la fecha exacta y su nombre tampoco aparece en las cronologías.

Hay nombres de mujeres caídas que he levantado de diversas fuentes, y sobre las que alguna vez investigaré. Por ejemplo El 31 de octubre del 78 en Chinandega, junto a otros compañeros, cae Maria del Pilar Gutierrez y el primero de Enero del 79 en el barrio Waspán, Managua, la guardia asesina a cinco compañeros entre ellos dos mujeres, Bertha Díaz y Martha Gioconda García. Otro nombre de caída es Laura Sofia Olivas en el Norte.

 

En Masaya el 6 de Junio en el Paseo La Reforma es detectada una casa de seguridad y mueren 11 compañeros. Entre ellos esta Laura Caridad Espinoza, en esa misma ciudad e el 9 de Junio la GN asesina a la valiente enfermera Rafaela Padilla- y el 10 de Junio , junto con otros compañeros a Lilia Velásquez Garay. El 14 de junio cae en combate en Catarina, Masaya, la combatiente Martha Navarro. El 23 de junio en plena insurrección caen en Managua, en el combativo barrio Santa Rosa, la combatiente sandinista Francisca Delgado Nayre, su hija Dominga y su hermana Marina. El 27 cae en el repliegue Martha Lucia Corea.

Miriam Tinoco era una combatiente aventajada. Nadie podía criticarla por falta de audacia, combinada con disciplina. En una unidad de combate integrada por compañeros de Masaya y de Mangua, de los que habíamos llegado en el Repliegue, cayó en la Barranca, junto con entrañables hermanos como Paul González y César Augusto Silva. Era ya el 6 de Julio del 79

Las que sobrevivimos

De las primeras hay que decir que para mí siempre jugó un rol moral, Doris Tijerino. La vimos varias veces en la Universidad, junto a Ricardo Morales, pero solo pude conocerla a fondo después del triunfo. Así conocimos también a Gladys Báez, que siempre nos cautiva con sus sonoras carcajadas y su sencillez a prueba del poder. De estas primeras es también Olga Avilés, «la tía» tuvo responsabilidades y jefatura siempre dije que debió ser comandante guerrillera. Es precursora Benigna Mendiola que fiel a su origen campesino hasta hoy sigue luchando por el derecho a la tierra y al progreso en el campo. Luchador inclaudicable Michele Najlis, a quien tenemos presente desplegando una manta en el estadio Nacional, con Nicho Marenco. «BASTA YA, NO MAS SOMOZA», y luego como parte del grupo sandinista que participan con en la marcha del 22 de Enero de 1967.

Hay que destacar mujeres con alta jefaturas, como Dora Maria Tellez, no solo por su papel en el asalto al Palacio, sino en su participación en el Frente Norte y luego en Leon. Pocos saben que después de la emboscada de San Fabián, la orden era tomarse el comando de Ocotal, pero advertido el enemigo, ellos decidieron hacer todo un «paseo» por el norte y se tomaron al menos una docena de pueblos y caseríos. Fue una gran operación militar y sobre todo política que desconcertó al enemigo, y por supuesto ahí iba Dora Maria, y también Leticia Herrera, una mujer muy amable que no aparenta la firmeza de su carácter. Norita Astorga también fue conocida por un golpe espectacular, como el secuestro y ajusticiamiento del Perro Vega, un 8 de Marzo, día internacional de la mujer ¡que casualidad!, pero su principal ejemplo fue la renuncia a una vida cómoda y el asumir sin vacilaciones las tareas que se le demandaron. Murió de cáncer el 14 de Febrero en el año 88.

Campesinas y luchadoras en la parte más dura de la guerrilla, la montaña

En el periodo de acumulación de fuerzas en silencio, la represión en la montaña tuvo entre sus victimas a las campesinas. De la denuncia que hacen un grupo de ellos recordamos a Maria Venencia y Amada Aguilar, Angela y Cándida García , y su desgarrador relato recogido en el poema de Ernesto Cardenal musicalizado por Carlos Mejia Godoy, las campesinas del Cua. Amada Pineda, mas tarde,  fue también un ejemplo de coraje y valor, cuando su denuncia sobre múltiples violaciones en la montaña estremeció la opinión pública y desnudó lo que estaba pasando en las zonas rurales. Amada era dirigente organizada en las mujeres socialistas cuando hace la denuncia en el 75.

La participación en la montaña era muy dura. Las condiciones solo podían resistirla mujeres con temple especial. Ana Julia Guido, de origen campesino se incorporó muy joven a la vida guerrillera y en los entrenamientos en una escuela en San Jacinto, Telica, después del asalto al banco de Abisinia, me dio la primera lección de no mostrar debilidad en los ejercicios «para que los hombres no digan que las mujeres no podemos».

Rosa Argentina Ortiz , anduvo en la montaña y fue herida de un escopetazo, en el combate en que pierde su ojo Juan de Dios Muñoz. Cae prisionera, le aplican una tortura denominada «la piñata», desnuda y colgada se la bolean los guardias y de esa manera es violada en las cárceles de Rio Blanco. Menuda físicamente siempre conserva hasta hoy una grandeza moral digna y ejemplar. Y otra que resistió la montaña fue Raquel Balladares, la dentista que le sacó todas las muelas podridas a guerrilleros y los campesinos. Una campesina que nunca se me olvida es Mayra… ella estuvo también de correo con la ciudad. Bajita, blanquita del norte con una gran capacidad y coraje para llevar correspondencia pasando los retenes de la guardia en las carreteras y caminos. Ligada a la montaña, y como colaboradora indiscutible en Rosita, Bonanza, Siuna la entonces monja, Dorotea Wilson.

León después del terremoto de Managua en el 72

Era un hervidero de inquietudes y compromiso político. Las organizaciones estudiantiles como el FER eran un mecanismo de trabajo en las universidades, en los sindicatos y en los barrios. El movimiento cristiano que se organiza a finales de los 60 se concentraba principalmente en los colegios y hacia mucho trabajo en las comunidades urbanas y rurales. En esos años era indiscutible la activa participación de mujeres.

Del movimiento salieron mujeres que combinábamos la acción social con trabajo de concientización, mujeres de extracción popular como Silvia Torres, Amparo, Ivania, y también de clase media como Emilia Torres, Aurora Zamora, quien se casó con Oscar Perezcassar y Martina Meyrat. También recuerdo a Janette Currans, de familia ligada al régimen.

Del FER muchas mujeres como Martha Magaly Quintana, las hermana Mary y Gilda Bolt, Damaris Vázquez y Ana Isabel Morales. Cuando llegó a Leon a estudiar vivió en la casa de Oscar Perezcassar, y ahí la reclutamos para el Frente. Dejo la universidad al salir embarazada de su primera hija, y estuvo trabajando como cajera en un banco. Ella realizó un operativo de «recuperación» de dinero para la lucha. Creo que eran como 70 mil córdobas y luego asumió responsabilidades clandestinas en Carazo y en occidente.

A la osada Luz Marina Acosta una vez la perseguía un «oreja», se agazapó en el dintel de una puerta leonesa y le cayó al guardia a patadas. «Le di en los huevos – me dijo-, porque esa es la parte mas débil de los hombres.» Cuando pasó a la clandestinidad tuvo la desdicha de enamorarse de Pedro Aráuz, quien -hay que decirlo- la encerró en una jaula, truncó su desarrollo como guerrillera, porque la puso a su lado en tareas de apoyo.

Un lugar especial en mis recuerdos lo tiene Lourdes Jirón. Cuando conocí a la chinita en los movimientos cristianos, era tan abnegada, tan entregada al trabajo que en una ocasión sufrió un shock de cansancio, mecanografiando día y noche un texto que le encargó Roberto Huembes, no me recuerdo que era. La chinita llegó a tener alta a responsabilidad política militar en Leon.

Pero no solo eran estudiantes. Había mujeres profesionales comprometidas de manera integral como la Dra. Vilma Núñez de Escorcia, la Dra Flores, quien a mi juicio se del debe por lo menos la orden Carlos Fonseca. En Chinandega doña Cela de Porras. Y mujeres como Santitos Bervis, que vendía diariamente carne en Baho. Ella nos fiaba con predilección a los militantes sandinistas que en muchas ocasiones no andábamos ni un peso para comer.

Algunas mujeres que llegaban de Managua a hacer algunos trabajos son imborrables para mí como Isabel Turcios,la chabela  otras aparecían en labores clandestinas como Auxiliadora Huembes, o Maria Haydee Sequeira.

Las Segovias.

Cuando llegué a Ocotal a principios del 75 me vi rodeada de mujeres. La firme profesora Rosario Antúnez. Toda la familia de don Lucío Martinez, en la que destacaba Libia Martínez y sus  tías, en particular Caya. La profesora Eva Sofia Olivas, nerviosa pero firme y cariñosa, y Luisa Molina.

En Condega había varias familias cuyos numerosos integrantes estaban de lleno en la lucha. R ecuerdo a la familia Centeno, en particular Amanda Centeno, Miriam, Luisa. La Familia Corrales, Vilma, Thelma y Miriam Corrales, las Gonzalez, varias de ellas cruelmente masacradas. En Somoto una joven y firme militante que además bailaba ballet, Rossana Espinoza y la profesora Luz Danelia Talavera quien colaboró también en Managua.

En Esteli no eran comunes los colaboradores como Rosario Altamirano, y es que también su mamá doña Susana, sus hermanas, Melba, Lesbia, Sayda y toda su familia colaboraba. Además estaban mujeres como Martha Marina Gonzalez quien luego estuvo en Carazo, clandestina. De la parte rural no tengo mucha información, pero recuerdo a Marlene Chavarria, de 15 años haciendo sentadillas y preparándose para irse a la Unidad de combate Bonifacio Montoya.

Otras colaboradoras históricas de Esteli, con cuya participación se sembró las posibilidades de las insurrecciones fueron América Rodriguez, Dolores Arroliga «Maria «y su hija la profesora Reyna Arróliga. También reclutamos a la empleada Paz, «pacita» quien se integró a todas las tareas, fue funcionaria del sistema penitenciario y actualmente vive en Tipitapa. Un roble estiliano fue doña Paulina Alonso, «mama Inés«, desde finales de los 60. En su casa vivió Carlos Fonseca. De ahí reclutamos a Ma. Auxiliadora Cruz, su sobrina, con quien compartimos meses de cárcel. Fue insustituible el apoyo de doña Mary Barreda y toda su familia, incluyendo su esposo don Felipe y sus hijas, Vicki, Indiana, Ana. Doña Mary, vivía cómodamente de la joyería de su marido, y además tenían fincas, pero era absolutamente cristiana y consecuente. Después del triunfo fueron capturados mientras participaba en una brigada de cortes de café. Ella fue asesinada junto con don Felipe. Doña Mary fue violada y torturada salvajemente. Nunca, acepte que su asesino y torturador confeso fuese puesto en libertad en el 89, al ser incluido en el paquete de amnistía que gestionó el cardenal Miguel Obando, hoy socio de Ortega.

En los años 75-78 Estelí tuvo mujeres en altas responsabilidades. Socorro Sirias y Sonia Uriarte, ambas de Leon y trasladadas clandestinas a las tareas político organizativas en esa ciudad. Socorro también reabrió Somoto después de la represión del 75. Siempre que se reivindica a Esteli como la ciudad heroica hay que recordar que lo que Francisco Rivera y Julio Ramos cosecharon en el terreno de la lucha insurreccional, no puede entenderse sin este trabajo de hormiga que durante varios años desarrollamos hombres y mujeres en estos lugares.

Cuando llegué en el 75, la gente no quería saber nada de organizarse. Nos preguntábamos si teníamos «fierros» para luchar contra Somoza. Que volviéramos cuando tuviéramos armas… La primera toma de iglesias en Esteli la hicimos con un comando clandestino, porque los jóvenes no entendían para qué tomarse las iglesias. Estaba en lo fino la huelga que cese el aislamiento de Tomas y Marcio y en todo el país los movimientos estudiantiles se tomaron las iglesias. En Esteli tuvimos que entrar con Felipe Escobar que era uno de los principales jefes militares entonces. Pero cuando se hizo la primera movilización en el 77, ya no se pudo parar a la gente. Yo sentí una intima satisfacción cuando por fin la gente se manifestaba.

Miriam Corea acababa de parir a Sasama cuando llegué a dormir a su casa en Esteli donde convivía con el poeta Ciro Molina. Yo acababa de mandar a mi hijo donde mi madre, así que me encantaba chinear a la bebita, y alguna vez le conté que yo también tenía un varón. Miriam también dejó a su hija con su familia y se fue a la guerrilla. Siempre ha sido una mujer optimista, muy solidaria y cariñosa. Nuestros hijos después se hicieron amigos, Pancasan, mi hijo, Luis Jonathan de Lucrecia Lindo, Sasama de Miriam y Shelim, hijo de Eleonora Rocha, «Clarita» quien fue parte del comando de asalto a la casa de Chema Castillo en 74.

En el 76 me ordenaron atender el recién reabierto trabajo en Matagalpa. Viajaba de Estelí a Matagalpa con alguna frecuencia. De ahí era la dulce Sadie Rivas, esta chavala- muerta hace unos años en un accidente- para mi es una heroína. Cuando la toma del cuartel de Matagalpa se distinguió por su valentía. Era osada, lanzada. Los hombres no tenían más alternativas que seguirla en arriesgadas operaciones de ataque casi suicida. Con sus ojazos azules, su piel de niña sorprendía a todos. La conocí en Managua, donde estuvo después de «la insurrección de los muchachos», septiembre 78. De esa insurrección salen Janette Castillo, Isabel Castillo, Venancia y Mayra Gonzalez. No me olvidó de Martha Kraudy de tan osada «libretera», organizó un grupo de chavalos dentro los cuales estaba mi hermana Zulema y se excedieron en las acciones por su cuenta. Al final la mandamos a Matagalpa.

De Matagalpa es ese roble llamado Doña Magda Torres, inquebrantable colaboradora histórica, también la trabajadora de salud organizada hasta hoy Ana Julia Gutierrez, y todas sus hijas: Ivania, Flor, Margine todas integradas a la lucha. Ir a la casa de Ana Julia siempre fue muy reconfortante. Además de la firmeza de su cooperación, nos atendía con rosquillas y buen café, unos frijolitos con crema que nunca olvido. Ya había nacido Arlen, hija de Flor y también me gustaba jugar con ella. Ahí llegó Margine Gutierrez, quien ya estaba estudiando y militando en Managua e inauguramos la costumbre de hablar toda la santa noche sin parar. Eso lo hicimos una y otra vez en la cárcel donde estuvimos juntas 6 meses. Eran grandes colaboradoras Norita, esposa de Rafael Tijerino y Martha Julia Lugo

Cuando fui capturada y mientras se realizaba el juicio en Matagalpa conocí y recluté a una de mis carceleras, la policía Carmen Azucena Rodríguez Prado. De una familia somocista, su hermano teniente de la EBBI cayó en el combate de la Cartonera en Leon. «La Prado«, como le decían en la Policía, comenzó sacando correspondencia, pero luego «recuperó» la subametralladora UZI de su hermano, que fue para nosotros una gran adquisición.

Un jurado de conciencia me absolvió de los cargos que me imputaban y se dio la orden de liberarme. Debia salir el 13 de Octubre, pero ese día el país amaneció incendiado por los ataques simultáneos en San Carlos en el Sur y San Fabian en el Norte. En San Carlos participa Nubia Arcia y la varios miembros de la familia de Guevara, entre ellos Gloria Guevara

En la Central de Policía de Managua, donde me trasladaron después de hacerme el pisa y corre, me encontré con Rosa Argentina Ortiz, Martha Isabel Cranshaw y Charlotte Baltodano. A todas las conocía de antes. Rosa Argentina de la universidad, a Martha Isabel a quien yo había reclutado para el Frente y era de los Movimientos Cristianos. Martha siempre fue como la conocemos hoy, con una mente muy critica, con una vida sin dobleces y gran espiritualidad. Creo que esas cualidades le permitieron desafiar a su duro padre, somocista hasta más no poder.

Conocía a Charlotte desde la legalidad, pero cuando pasé clandestina estuvimos integradas en un grupo que haría una recuperación de armas. Charlotte fue capturada en un operativo en el que a ella le tocaba lanzar una granada a un becat en movimiento. Luego llegaron Margine, Auxiliadora Cruz, Gloria Campos. Gloria es un ser especial. Ya había estado presa cuando «las casas quedaron llenas de humo», pues ella estaba con Julio Buitrago y Doris en las Delicias del Volga. De una gran firmeza y lealtad y con una disposición a cualquier tarea que se le encargara. También llegaron Carmencita Gomez, embarazada, dio a luz en la cárcel, Yadira Baltodano, capturada en un asalto al Banco Nicaraguense¨, y Dominga, que cantaba a viva voz Jalisco como parte de nuestras actividades recreativas. Nunca he vuelto a saber de ella.

 

Managua

Cuando salí de la cárcel inmediatamente pasé a trabajar clandestina en Managua. Por ese tiempo tuve que usar distintos disfraces, en especial pelucas porque había salido en los periódicos y muchos guardias me conocían de la cárcel. Conocí a Cecilia Toruño, quien en la parte final combatió en Matagalpa y participó en la liberación de Boaco. Me volví a encontrar en medio de una inmensa alegría a Mercedes Borgen. Mercedes, además de otras tareas, fue responsable del Taller de impresiones Urania Zelaya Ubeda. El Taller consistía en unos buenos mimeógrafos y un quemador de esténcils que nos permitía sacar folletos de propaganda y formación. En una habitación con aire acondicionado forrada con poroplast, trabajábamos toda la noche sin parar. Según nosotros en el vecindario no se daban cuenta. Primero lo tuvimos en los Robles donde le daba cobertura Janette Vega, y finalmente en Altamira. Cuando nos Replegamos a Masaya, Mercedes quedó en Managua y Walter Mendoza, quien era estudiante de periodismo, hizo los primeros números de una publicación que llamó BARRICADA. Walter nos llevó el primer número a Masaya. Era un folleto de media página tamaño carta y ya tenía un dibujito de una barricada de adoquines. Debe haber sido como el 3 de Julio. El periódico informaba a los Managua sobre el Repliegue y les decía que la lucha seguía. William Ramirez y yo se lo enseñamos a Carlos Nuñez quien se enamoró del nombre y luego se lo puso al periódico oficial del Frente.

Francis Araica , convivía con su novio, Ernesto. Le dijimos que debía casarse para montar una casa de seguridad. Nos instalamos en Santa Clara y varias personas nos regalaron muebles. Ana Maria Sanchez, una firme colaboradora y Jaime Ocón nos dieron su primer comedor de casados. Moisés Hassan una refrigeradora. Francis y su esposo también fueron excelentes combatientes de las escuadras de Managua y del Rolando Orozco. Ernesto murió a consecuencia de unos tiros que se le fueron a un compañero mientras limpiaba su galill dos días después del triunfo. Fue una muerte absurda!

En Managua ya había mucho camino recorrido. Y es lo que algunos de los que han escrito sobre la historia no quieren reconocer. Algunos piensan que todo fue soplar y hacer botellas, o que la gente se insurreccionó de sopetón. No, tuvieron que pasar muchos años de trabajo político organizativo entre el pueblo. Y las organizaciones de base, las comunidades eclesiales, los grupos juveniles, las organizaciones comunitarias jugaron un importante papel.

En el 78 lo que hicimos fue cosechar esos frutos en la organización político militar.  En ese trabajo de hormiga hay que reconocer a mujeres como Martha Lucia Cuadra, Mary Jane Mulligan, quienes habían sido de las primeras mujeres de clase burguesa en incorporarse. Yolanda Huembes, Vivian Torres, Luisa Molina, Flor Monterrey, Mireille Vigil, y también Adilia Eva Solis, Nelly Castillo, Dulce Maria Guillen, Nadine Lacayo, Dharma Lila Carrasquilla, Ruth Marcenaro, su hija Rhina, Jannette Gutiérrez., Rose Mary Vega. Del Partido socialista, en labor sindical y organizativa a Eva Sacasa y Patricia Delgado, entre muchas otras cuyos nombres no se me vienen en este momento.

  Fueron cientos de mujeres también como colaboradoras. De todos los estratos, como la Dra Doris Aguilar, su hermana Sonia Aguilar. Yolandita Morales, Amy Rivas, mi gran amiga que murió de cáncer. Su hija Ana Silvia Flores, casa de seguridad. Toda la familia de Peter, su esposa e hijas donde había llegado Carlos Fonseca en los años 60. Buenas colaboradoras fueron Janet Calderón, esposa de Manuel Eugarrios, Janet Chávez, y Rosalinda Cuadra, con quienes compartimos muchísimas y largas platicas en sus casas. No se como podían aguantar a tanta gente. Alguna vez estuvimos hasta 5 clandestinos en sus casas y a todos nos daban de comer.

La Arquitecta Rosaura Jerez hacia de todo. Nos movilizaba en su carro, nos daba alojamiento en su casa. Llevaba correspondencia, armas, explosivos. También vivimos en la casa de Tere Lugo , quien además de seguridad siempre nos dio afecto. Otra arquitecta que hacia de todo fue Gertrudis Palacios, originaria de El Sauce.

Mientras Mayra Gonzalez llegó como refuerzo desde Matagalpa Yadira Gonzalez, Mildred nos fue enviada de Esteli, y le celebramos sus 15 años en una casa de seguridad oyendo canciones de los Bee gees y bailando música de la época. Es  hermana de Julita, otra extraordinaria compañera  cuyo nombre es Cándida Gonzalez y que también había estado en Managua en labores de cobertura de casas de seguridad También llegó del frente norte una mejicana, que ocupó responsabilidades militares importantes Eugenia Monroy.

En nuestra estructura destacaban mujeres como Glenda Monterrey y Marlen Chow en tareas legales muy difíciles entonces, pero admirábamos el trabajo de Lea Guido, en la organización de AMPRONAC. De mujeres como Gloria Carrion en labores de denuncia publica.

En las tareas político militares Martha Moreno Menocal, fue una de las principales organizadoras y soportes del trabajo vivía ahí por la antena de Radio Mundial, Nidia Escobar Lopez, «Pilar», y Jannete Escobar «Marina» . Francis Sevilla  además del trabajo político se destacó como combatiente del batallón Rolando Orozco. En los barrios orientales Ligia Aleman, quien además fue excelente combatiente en la insurrección y después se casó con Hallesleven. Era dura y con disciplina de hierro para la organización y el combate.

En la insurrección, El Repliegue y el Batallón Rolando Orozco también recuerdo a Susana, Claudia, Casilda Sampson, le decíamos muchachito, a Elisabeth Pinell, Ibis Hernandez, «la negra, «la chaparrita chilena, la del RPG 7 vital contra las tanquetas , creo que se llamaba Carmen y también tengo vivos recuerdos de Maria Isabel Maltez, Rosa Pasos, Ana Patricia Lacayo, Berta Cuadra.

En mi articulo anterior se me olvidó de mencionar a una de las mejores fotógrafas, también con su cámara corriendo entre las balas para captar imágenes imborrables de las lucha, Margarita Montealegre.

Otras extraordinarias combatientes que recuerdo América Libertad Vidaurre, en Managua. Era de la TP. Otra chelita valiente y osada. Tengo unas anécdotas de ella que mejor me las reservo para una publicación mas extensa. Dura, decidida. Nada que ver con su aspecto frágil y delicado de entonces.

Algunas Mujeres de Chinandega

A través de los responsables del Frente interno supe de nuestras estructuras en otros departamentos. Por ejemplo, sabia que Chinandega teníamos a Qucxabel Cárdenas, originaria de honduras era nuestra principal responsable. También estaban Dulce Maria Zepeda y Tirsa Sáenz, todas muy jovencitas. Yo las miraba casi niñas. Andaban ahí con sus 17-20 años orondas pero firmes en sus tareas. Tirsa nos ha contada de la importancia en la participación de Emigdia y Auxiliadora Ferrufino, vitales en esa etapa.

Masaya

Cuando llegamos a Masaya en el Repliegue, varias mujeres tenían las mas importantes responsabilidades. Lubby Morales , originaria de León, quien murió de cáncer después del triunfo, y la chinita, Eva Maria Samqui. Eran junto con Glauco Robelo el mando de la GPP. Y también Lourdes Bolaños, cuyo apoyo resultaba vital para las tareas clandestinas. De los prole recuerdo a Francis Cuadra quien con sus bellos ojos robó rápidamente el corazón de Nacho. Del Frente Oriental no he tenido mucha información, pero recuerdo que de allá vino con su uniforme verde oliva Martha Turcios

Muchas otras formas de participación no armada también fue sustancial para la liberación de Nicaragua. La lucha gremial, la poesía, los cantos, la denuncia, la solidaridad internacional. Desde las monjas como Luz Beatriz Arellano, o la enfermera Silvia Ferrufino que murió después de una dura huelga de hambre, como la poesía mezclada con la colaboración y la militancia de Gioconda Belli, Daysi Zamora, Rosario Murillo. Gloria Gabuardi. El canto militante de Marlene Alvarez en el Grupo Pancasan, de la labor periodística mujeres como Ada Luz Monterrey, Maria Elena Artola, Lily Soto y del trabajo internacional a mujeres como Zenobia Garcia, Betty y Alba Mara Baldovinos, Leana Núñez, Ruth Selma Herrera, Magda Henríquez, y Aminta Granera, quien desde su condición de novicia, estudiando en Guatemala entró a colaborar con la lucha.

No puedo dejar de mencionar a las madres. A la madre de Julio Buitrago, Santos Buitrago a doña Albertina Serrano, doña Velia Peralta, a muchas madres que hacían huelga de hambre para protestar, o participaban en las movilizaciones. Por supuesto de Doña Lidia Saavedra y también a mi madre Zulema Marcenaro que participó junto a otras mujeres de AMPRONAC en la toma del edificio de las Naciones Unidas, para denunciar al régimen.

Y no quiero dejar de mencionar a mis hermanas a las que valientemente se incorporaron. Anita como colaboradora, y en los barrios occidentales a Amparo Baltodano, incorporada en los operativos y dos veces encarcelada. La victoria la sorprendió en la cárcel, donde había sido recientemente recluida. Nunca se pudo recuperar de las cosas que le hicieron en la cárcel. En Leon se incorporó también Adilia Guadalupe, Aracelly.

Alma Nubia , que a sus quince años andaba en operativos con los Comités de Accion Popular, integraciones irregulares que se formaban con gran autonomía para hacer operativos contra los somocistas y contra los becat que aterrorizaban los barrios. Preparando bombas de contacto para uno de esos operativos le estalló perdiendo sus dos manos. La noticia me causó un gran impacto, porque Alma Nubia era la cumiche y siempre fue una mimada de los 9 hermanos.  

 

Luego el 15 de Junio, en la Masacre de Batahola murió mi hermana Zulema, junto mas de 100 combatientes de los barrios occidentales que se replegaban hacia San Judas buscando irse para Diriamba, o Masaya, zonas liberadas. Yo tengo la lista de más de 50 nombres. Entre ellos quiero destacar a las mujeres: Alba Luz Portocarrero, «Martha», Soraya Hassan Flores, «Flor» Jazmina Bustamante Peña , «Violeta»; Linda Barreto, Mary José Saenz, «Silvia»; Reina Carballo, «Dora». Zulema Baltodano «Claudia»  

 

Según sabemos algunos cuerpos fueron retirados pero la mayoría fueron recogidos por la guardia con palas mecánicas y camiones amarillos. Una parte fueron quemados en un predio detrás del Vélez Paiz, y otros enterrados en una fosa común frente de la Academia Militar. En los 80 se erigió el Centro de Convenciones Oloff Palme. Al hacer las excavaciones encontraron aproximadamente 80 osamentas. Se trasladaron a una tumba común, a la entrada del centro y se pusieron las placas de los nombres que se han podido recuperar, pero cuando Arnoldo Aleman fue alcalde, el mismo día en que mandó a poner una bomba en la tumba de Carlos Fonseca, otros vándalos arrancaron las placas y hasta ahora no se han reconstruido. Mucha gente pasa y no sabe que hay ahí decenas de restos de valientes niños, niñas, muchachos y muchachas combatientes que murieron pensando en que es posible una Nicaragua distinta a la que hasta ahora tenemos.

Este trabajo es sin lugar a dudas incompleto. Seguramente he cometido importantes omisiones. Pero intenta ser un comienzo por rescatar a las protagonistas de una gesta que pertenece indiscutiblemente al pueblo. Otros trabajos con el apoyo de las mismas participantes deberán ver la luz, antes de que sus nombres se los trague el olvido. Ese es el compromiso.