Invitado al «V Encuentro Internacional de Poetas: ChilePoesía», denominado en esta ocasión De pueblo a Pueblo, Venezuela en Chile , estuvo en nuestro país Iván Padilla, poeta y periodista, que además se desempeña como Viceministro de Cultura para el Desarrollo Humano de la República Bolivariana de Venezuela. Inmerso en el proceso revolucionario que se construye […]
Invitado al «V Encuentro Internacional de Poetas: ChilePoesía», denominado en esta ocasión De pueblo a Pueblo, Venezuela en Chile , estuvo en nuestro país Iván Padilla, poeta y periodista, que además se desempeña como Viceministro de Cultura para el Desarrollo Humano de la República Bolivariana de Venezuela. Inmerso en el proceso revolucionario que se construye en la hermana nación, Padilla es parte de un equipo que busca democratizar la cultura con nuevas políticas de estado que apunten a la participación real de la gente. Un ejemplo de políticas culturales que bien pueden ser aplicables en los demás países del continente. Punto Final dialogó con él en la antesala de su participación en un panel sobre «Poesía, política y gestión cultural», realizado en la Sociedad de Escritores de Chile.
¿Viceministro de Cultura para el desarrollo humano?
«Tenemos un ministerio relativamente nuevo en Venezuela. Hoy lo llamamos con mucha propiedad Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Esto tiene que ver con la caracterización, en revolución, de una institución que dentro de poco cumple cinco años. Se crea con una estructura mínima, lo menos burocrática posible, que sea capaz de elaborar políticas culturales del Estado venezolano y proceder a su ejecución a través de las instituciones culturales del gobierno, que hoy llegan casi a cuarenta. Antes existía un Consejo Nacional de la Cultura, arcaico en sus conceptos, y centralizado en Caracas. Con el nacimiento del ministerio pudimos descentralizar y darle otro carácter al desarrollo humano desde el aspecto cultural.»
Tú has planteado que se debe democratizar las instituciones culturales privadas que reciben aportes del Estado. Por ejemplo los Ateneos.
«En Venezuela, los Ateneos fueron naciendo como espacios democráticos de gestión privada que se preocupaban de los temas culturales, pero que hacían uso de espacios y edificaciones públicas. Terminaban secuestran en manos de unos de unos pocos o de algunas familias la parte del ejercicio público.»
¿Estaban subvencionados por el Estado?
«Sí. Entonces nosotros partimos del principio de que si el Estado subvenciona o aporta en comodato alguna estructura para el desempeño de actividades culturales, evidentemente que debía velar por que éstas llegaran a la mayor cantidad de público posible. Y esto incluye, por ejemplo, funciones de teatro sin costo, talleres, etcétera. No decimos que todo sea gratuito, pero si que presten servicios a la comunidad, y que las directivas incorporen, democraticen y no secuestren el dominio de una institución. Tampoco pedimos que le den participación a alguien del gobierno, sino a alguien de la comunidad, que no siendo de las directivas o accionistas, puedan tener voz y voto para decidir acerca de las políticas culturales que esa institución aplica en un momento determinado.»
En el caso de la literatura, han implementado políticas editoriales de alcance masivo como es el caso de la editorial El perro y la rana, con muy bajos precios ¿Cómo ha sido recibida esa iniciativa?
«Esa es parte de una deuda que el Estado venezolano tenía con los escritores y lectores. Autores clásicos que antes, debido a los precios, no estaban al alcance de la gente hoy se pueden encontrar a precios asequibles. La editorial se crea para eso, y por supuesto para dar espacios a escritores venezolanos vivos y no vivos. Simultáneamente, se abren colecciones para autores de Latinoamérica, África, Asia.»
¿Cómo ha sido la integración de los escritores al proceso bolivariano?
«Antes teníamos la Asociación de Escritores de Venezuela, hoy existe una Red de Escritores de Venezuela, que agrupa a todos los escritores del país y se reúne con cierta periodicidad y recibe recursos del Estado. Recursos que ellos manejan con independencia. La Red tiene carácter nacional y regional, funcionando como asambleas. Hay una directiva, pero para fines más bien administrativos pues todas las decisiones son colectivas.»
¿En el plano político, se han comprometido los artistas venezolanos?
«Hay un poco de todo. El gobierno bolivariano se ha caracterizado desde su nacimiento por proclamar todas sus políticas, no solamente las culturales, como políticas de inclusión. El llamado es a que todos los artistas, todos los creadores, participen. El llamado de inclusión a que expresen su creatividad está hecho desde el Estado, y los puentes para que eso suceda están brindados por igual para todo el pueblo. Queremos evitar los sesgos impuestos por las sociedades divididas en clases para excluir y ejercer mecanismos de dominación. Una revolución como la nuestra, que quiere construir el socialismo tiene que abrir puertas no cerrarlas. No es algo que se consiga automáticamente, pero las políticas culturales del estado venezolano apuntan a que eso se vaya consiguiendo.»
La relación cultural con otras naciones ¿Cómo se construye?
«Se están creando los mecanismos para que eso se dé con mayor eficacia. Hay algunos que existen de manera institucional y tratamos de fortalecerlos desde el punto de vista de nuestras políticas culturales. Es el caso del MERCOSUR Cultural, que son instituciones ya establecidas, que no siendo iniciativas del gobierno bolivariano participamos en ellas abriendo puertas para que lo que estaba contemplado realizar se vaya concretando. Por ejemplo, la posibilidad de conseguir un área para el mercado de las culturas de nuestros pueblos nunca se había conseguido producto de una visión elitista, clasista, que no permitía que fueran incorporadas en un plano de igualdad. Son espacios para la ruptura. Así también ha nacido el ALBA Cultural, Alternativa Bolivariana para las Américas. Nació entre dos países, Venezuela y Cuba, pero hoy tenemos a Bolivia y otros países a punto de incorporarse como Ecuador, Honduras, Dominica.»
En el caso de Chile, ¿ha prendido el ALBA Cultural?
«No, porque la incorporación es voluntad de los gobiernos y hasta hoy Chile no lo ha hecho, aunque nos gustaría que lo hiciera. Las puertas están abiertas. Las ofertas están hechas. En todo caso, es posible también que el gobierno venezolano haga una bilateral con alguna institución cultural.»
¿Cómo complementas tu oficio de escritor con el cargo de Viceministro, que es una función política?
«Yo creo que los dos nacen juntos. Todo cuanto hace el ser humano socialmente organizado tiene una connotación política. En este caso, va un poquito más allá porque posee un nivel de militancia partidaria. Asumir desde el Estado una responsabilidad de tipo revolucionaria es ser parte de una expresión de compromiso mayor. Porque estamos tratando de fortalecer un proceso que nos lleve al socialismo.»
Uno de tus libros se titula «El socialismo anda a pie» Háblanos de él
«Es un libro que ha servido en Venezuela para abordar desde las comunidades para plantear el tema del socialismo, de reflexionar acerca de él. El socialismo es también el esfuerzo gramsciano de encontrarnos con la posibilidad de ganar espacios para el ejercicio de la hegemonía del proletariado. El libro es una propuesta de las cosas sencillas de la vida, desde lo que ocurre en lo cotidiano para encontrarnos con la posibilidad de vivir de una manera diferente, que son los valores del socialismo.»
Otro título que llama la atención es «Balas y versos para combatir la prehistoria».
«Son las balas del guerrillero y los poemas del poeta juntos, en una misma tarea de acabar con la prehistoria, que no es otra cosa que la sociedad de clases.»
El proyecto de desarrollo cultural ¿de qué manera ha incorporado a los militares? Te lo pregunto pensando en que históricamente han sido un ente represor.
Es cierto, pero eso ha ido cambiando. Siguiente la frase del libertador Simón Bolívar, que dice: «Moral y luces son nuestras primeras necesidades», el presidente Chávez propuso reuniones y círculos de estudios y de trabajo voluntarios que reúne, entre otros, a los militares para que se incorporen a estudiar y elevar sus niveles de conciencia, a discutir y familiarizarse con otros temas. Esto al lado de prácticas sociales que empiezan a transformar su rol, que era represivo. El militar hoy en Venezuela cumple labores sociales, alfabetiza; en fin, tiene una serie de tareas sociales que lo hacen sensibilizarse y verse como parte del pueblo y no ajeno a él.
¿Qué te ha parecido este ChilePoesía, dedicado al pueblo de Venezuela?
Toda iniciativa que tienda a integrar es positiva. Son iniciativas muy importantes, y quiero agradecer que se haya elegido, en esta ocasión, al pueblo venezolano como invitado de honor. La poesía también sirve para relacionar culturalmente a los pueblos, y aspira en muchos aspectos a transformar la realidad, tal como aspira a transformarla el socialismo. Son sueños que esperamos se concreten a no muy largo plazo.