Mi intención fue hacer algo así como una historia universal contada desde el punto de vista de los que no han salido en la foto», dice el escritor y periodista uruguayo, Eduardo Galeano sobre su nuevo libro «Espejos», que publica Editorial Siglo XXI. En esta entrevista, Galeano habla de su pasión por el fútbol, admite sus contradicciones respecto de Hugo Chávez, critica a Fidel pero rescata a Cuba y propone una solución para las pasteras.
«Mi intención fue hacer algo así como una historia universal contada desde el punto de vista de los que no han salido en la foto», dice a 7 Días el escritor y periodista uruguayo, Eduardo Galeano sobre su nuevo libro «Espejos», que Editorial Siglo XXI lanzará en Buenos Aires a mediados de este mes. De la mano de Galeano, los lectores descubren que cuando fueron desalojados del Paraíso, Adán y Eva se mudaron al Africa; que la escritura y el álgebra se inventaron en Irak y no en Texas; que las tres novedades que hicieron posible el Renacimiento europeo, la brújula, la pólvora y la imprenta, habían sido inventadas por los chinos, que también inventaron casi todo lo que Europa reinventó. En sus historias minimas Galeano cuenta que John Locke, el filósofo de la libertad, era accionista de la Royal Africa Company, que compraba y vendía esclavos. Que la Coca Cola inventó la Fanta, en plena guerra, para el mercado alemán, que la IBM hizo posible la identificación y clasificación de los judíos, y ésa fue la primera hazaña en gran escala del sistema de tarjetas perforadas. Las historias narradas por Galeano son pequeñas, minimalistas, y se sitúan al margen de grandes gestas. La Historia se hace poesía, denucia, humor, fábula y leyenda. En esta entrevista exclusiva, Galeano defiende su pasión por el fútbol, , admite sus contradicciones respecto de Hugo Chávez , critica a Fidel pero rescata a Cuba, advierte contra el monocultivo y propone una solución para el conflicto entre Argentina y Uruguay por la instalación de las pasteras de celulosa
–¿Por qué escribió «Espejos»?
–«Espejos» es la culminación de un trabajo que inicié con «Las venas abiertas…» y que continué con «Memorias del Fuego». En Memorias encontré mi lenguaje, mi estilo para contar el pasado de tal manera que se convirtiera en presente. Para que el lector sintiera que eso que había ocurrido, seguía ocurriendo mientras yo lo contaba—¿Qué es para usted el pasado?
–Es un señor que se hace el dormido o -a veces-, simula estar muerto, pero que en realidad está vivo en todos nosotros aunque no lo sepamos. En Memorias del fuego las historias chiquitas fueron formando la Historia grande. Allí me di cuenta de que estaba encontrando amigos y enemigos en otras épocas, en otros tiempos.
–¿Pero porqué lo tituló Espejos?
–Porque en los espejos uno se reconoce en otros aunque esos otros ya no estén. De algún modo te reconoces: en lo que amas o en lo que odias. El libro está escrito para contar cosas, contar historias que le ocurrieron «a los que no salieron en la foto». O sea, a los que fueron excluidos por la historia oficial: las mujeres, los negros, los indios, los chinos, los indúes, los árabes. Es gente que tiene una enorme historia pero que no se sabe que ha ocurrido.
–Cuando dice que es una Historia casi universal, no es también la historia de los vencidos, de los derrotados…
–Sí. Creo que sí. Porque creo que los mensajes más interesantes que podemos recibir son los mensajes no escuchados, porque los que emitieron esos mensajes fueron los derrotados de la Historia oficial. Yo fui rescatando cosas que me fueron asombrando en la medida que las iba descubriendo. Se trata de recoger el testimonio de los no escuchados, justamente porque sus vencedores se ocuparon de callarlo. De todos modos, la prueba de que la Historia está viva es que los vencidos de hoy pueden ser los vencedores de mañana o a la inversa.
–Usted trabaja mucho con la mirada, con el punto de vista para cuestionar aquellas cosas que uno da por obvias.
–Yo lo que hago es mirarlas de otro lado. Siempre digo que desde el punto de vista de una lombriz un plato de spagettis es una orgía. Se trata de mirar desde el otro ángulo. ¿Porqué fueron «normales» cosas que fueron tan anormales?. ¿Cómo pudieron ser aceptadas tantas exclusiones, tanta discriminación, tantas mutilaciones?
–Deme un ejemplo
–La Iglesia católica impidió durante siete siglos y medio que las mujeres cantaran en los templos. ¿Porqué eso resultó «normal?. La idea que las voces de las hijas de Eva ensuciaba la pureza del templo porque era la voz que había tentado a Adán.
–Lo mismo pasa con el celibato sacerdotal. Los curas se casaban hasta que la Iglesia -que era dueña de la tercera parte de todas las tierras de Europa- que no sed podía timbear el patrimonio si se dejaba en manos de las mujeres y los hijos de los curas. Para preservar su patrimonio inmobiliario, la Iglesia se convirtió en la única empresa de solteros del mundo.
–¿Cómo prefiere definirse: como periodista, como historiador, como cronista?
–Como nada. Yo no sé bien lo que soy. Lo que escribo es un género de géneros, es una cosa muy difícil de clasificar. Lo que sé es que la mirada humana es subjetiva: la objetividad es una aventura imposible y que en general se usa como máscara para ocultar las deformaciones más colosales de la realidad.
–¿Cuál es la respuesta que ha encontrado para todas las injusticias que recopila en el libro?
–El libro no da respuestas, sólo formula preguntas y después cada cual lo interpretará a su manera. Esa es la diferencia entre este tipo de narrativa y un libro como «Las venas abiertas….» que era un ensayo clásico. Aquí hay un juego más libre con el lector. Yo intento conversar con él y entregarle estas cosas para que cada uno haga con ellas lo que le parezca.
–La denuncia es una constante en sus libros y artículos, pero el tono de la denuncia ha cambiado ¿Por qué?
–He ido descubriendo que todo lo que uno intente hacer para desenmascararla realidad va a ser más eficaz, va a funcionar mejor si uno se limita a mostrarla tal cual es. La denuncia explícita me parece menos eficaz a largo plazo que la denuncia implícita. Es como la diferencia entre la pornografía y el erotismo.
–¿Cuándo le indignan cuestiones del presente, no le dan ganas de subir el tono?
–Yo creo que la prosa vibra mejor, tiene más electricidad cuando uno cabalga mejor con riendas cortas. Si uno da rienda suelta, se deja ir, es mucho menos eficaz. Yo no quiero dictar cátedra, pero eso es lo que me pasa a mí. Me parece que mejor que formar es informar. Mejor que desarrollar las ideas en abstracto es encarnarlas. Que las ideas transpiren, que respiren, que tiemblen, que lloren y que rían. Después hay que ver que pasa con las palabras que el lector recibe y ahí no hay estadística válida. La prueba de que un libro de veras funciona no está en el libro sino en el lector o la lectora.
–¿Cómo trabaja?
–Siempre ando con una libretita (saca del bolsillo una libreta del tamaño de una caja de fósforos). Acá tomo nota de cosas que veo , que leo, que no sé si se van a convertir en algo: (hojea la libreta y lee:)
«Todo se hace desde abajo, salvo los pozos se hacen desde arriba»
Ocho años, hijo de un cartonero en Buenos Aires:
–¿Qué es lo que más te gustaría?
–Conocer a Dios pero sin morirme
–¿Cómo elige a sus enemigos?
–No hay malos y buenos. Todo lo que nos mutila la diversidad posible, no ayuda a vivir. Las concepciones fanáticas, dogmáticas de la religión, la política o la cultura o de lo que sea, son mutiladoras de la diversidad. Lo mejor que el mundo tiene es la cantidad de mundos que el mundo contiene. Lo que yo siento como enemigo es aquello que me niega la diversidad del mundo.
–Por ejemplo, los fundamentalismos de cualquier signo…
–No sólo los fundamentalismos. También las mutilaciones heredadas. ¿Cómo puede ser que la estatua más alta de la Argentina sea la del general Roca, el exterminador de los indios? Eso es anormal.
–Sin embargo, usted lo pone a Diego Armando Maradona en el lugar de un Dios.
–Si, pero de un Dios sucio. En el texto sobre Maradona digo que fue un rebelde: el único ídolo del fútbol que cuestionó el negocio del fútbol, que fue solidario con otros jugadores que no eran ni famosos ni importantes como él y eso es algo muy positivo. Pero las claves de su ascenso a su condición divina no están sólo en sus virtudes sibo también en sus defectos. Ha sido más admirado por el gol robado a los ingleses que por el gol que realizó en la jugada más prodigiosa que se ha visto en la Copa del Mundo. Por eso la gente lo quiere tanto: porque es un Dios sucio, pecador, que se nos parece: es borrachín, mujeriego, mentiroso, borrachín. El drama de Maradona es que los dioses no se jubilan. El no va a volver a la anónima multitud de la que proviene. El necesita ser el muerto de cada velorio.
–¿Cómo concilia su pasión por el fútbol con el fútbol-negocio, el fútbol de las barrasbravas?
–Nada ha sido más mercantilizado que el sexo. Mucho más que el fútbol y sin embargo ahí está. Con el fútbol pasa lo mismo. El fútbol bien jugado es una hermosa fiesta de los ojos que lo miran y de las piernas que lo juegan, a pesar de del cochino negocio que rige el fútbol en el mundo de hoy. Lo mismo pasa con muchas otras pasiones humanas que merecen ser vividas.
–¿Qué piensa de la nueva generación de líderes latinoamericanos?
–Hay una voluntad de cambio que me parece muy saludable, pero las generalizaciones son injustas y no muy respetuosas de la realidad. Me parece que existe una voluntad popular de cambio: la gente quiere otra cosa. Se hizo una experiencia muy desgraciada con esta idealización del mercado como una solución mágica para los problemas hasta que país por país se ha ido demostrando que el libre mercado es enemigo de la libertad humana.
–¿Cómo explica la aparición de líderes como Hugo Chávez?
–Es un hombre muy contradictorio. Con algunas cosas me identifico, con otras no. A veces mete la pata, a veces me parece que dice la verdad. Yo lo que resaltaría como su mérito principal es su generosidad. Es un hombre solidario y es muy raro que un país petrolero sea solidario. Los países petroleros siempre son egoístas y jodidos, empezando por Arabia Saudita- El hecho que Venezuela a partir de Chávez se haya convertido en un país tan generoso y solidario me parece muy importante y debe ser tenido en cuenta a la hora de medir la longitud de sus discursos o algunas ideas disparatadas que se le pueden ocurrir.
–¿Y que aspectos le disgustan?
-Cuando me cuenta que Irán es una maravilla. O cuando hace la apología de las Farc a mi no me convence para nada.
–En «Espejos» enumera las críticas que se le han formulado a Fidel Castro…
–Si. Sus enemigos dicen que fue rey sin corona y que confundía la unidad con la unanimidad.
Y en eso sus enemigos tienen razón. También dicen que si Napoleón hubiera tenido un diario como el diario Granma, ningún francés se habría enterado del desastre de Waterloo. Y en eso sus enemigos tienen razón. Pero sus enemigos no dicen que Cuba es un raro país que no compite en la Copa Mundial del Felpudo. Cuba es lo que pudo ser y no lo que quiso ser.
–Usted siempre alerto contra el monocultivo pero ahora Uruguay afronta el riesgo de monocultivo de celulosa y Argentina el de la soja.
–El monocultivo otorga la ilusión de glorias fugaces que después te convierten a la ruina perpetua. La historia latinoamericana es una historia de esas ruinas. Todo monocultivo es devastador. El de soja para la Argentina y el de celulosa para el Uruguay.
–¿Qué haría con las pasteras que procesan celulosa?
–Yo ya sugerí, pero no me hicieron caso. Propuse que las pongan todas en Punta del Este porque van a mejorar mucho la calidad de vida del balneario.