Intoxicados:El paquete tecnológico que invadió la provincia con soja y fumigaciones muestra sus peores «efectos colaterales», sobre todo en los pueblos del interior. La pelea de fondo es entre la rentabilidad de unos pocos privilegiados y el derecho a la salud de la mayoría. Una presentación ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, […]
Intoxicados:
El paquete tecnológico que invadió la provincia con soja y fumigaciones muestra sus peores «efectos colaterales», sobre todo en los pueblos del interior. La pelea de fondo es entre la rentabilidad de unos pocos privilegiados y el derecho a la salud de la mayoría.
Una presentación ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, un pedido de renuncia, una campaña en contra de las fumigaciones, un sinfín de recursos de amparo, una serie de falencias cada vez más visibles en cuanto a las normativas de regulación y control y una creciente difusión de los efectos causados por el uso de agroquímicos renovaron el debate acerca de cómo se produce en la región y en el país.
Santa Fe es uno de los escenarios centrales de ese debate. No sólo porque está en discusión la delimitación de una nueva línea agronómica ,sino porque las estadísticas que se conocen han encendido la alarma de los ambientalistas. En la provincia, por ejemplo, los casos de cáncer gástricos y de testículos triplican la media nacional.
Una ley que se cae :Los vecinos y las organizaciones no gubernamentales entregaron documentos que respaldan las modificaciones a la ley 11.273, propuestas por Riestra. El legislador plantea establecer nuevas restricciones a las distancias permitidas de fumigación y una aplicación más estricta sobre los controles y la clasificación toxicológica de los pesticidas. También reclama una mayor intervención del Estado en el fomento de producciones agrícolas alternativas.
Qué dicen las ranas : Un estudio del investigador de la UNL Rafael Lajmanovich asegura que algunos plaguicidas provocan malformaciones en la fauna y que, además, han causado una importante disminución en la población de sapos y ranas.
Los anfibios son buenos indicadores ambientales, entre otros motivos, porque su piel es permeable: respiran por ella. El diagnóstico del investigador de la UNL es claro: están en riesgo ecológico. ¿Por qué? Principalmente por la expansión de la frontera agrícola, que derivó en deforestaciones excesivas, trastocó el hábitat natural de buena parte de la región y contribuyó a acentuar el cambio climático. A principios del siglo XX había, se estima, unas 105 millones de hectáreas forestales; hoy quedan 33 millones.
Endosulfán al plato,la dieta del Siglo XXI:
Historias del mundo agrotóxico: las palabras de un funcionario, el acoso a un científico, «dicamba», el próximo veneno top, un cóctel de plaguicidas en la leche materna y el sueño ramplón de volver a ser el granero mundial.
Desde el exterior, los especialistas coinciden en señalar que la legislación argentina en materia de agroquímicos es, como mínimo, anticuada. La Red de Acción en Plaguicidas y sus alternativas para América Latina (Rapal) sostuvo que las leyes que regulan el registro, la comercialización y la aplicación de plaguicidas son «incompletas, permisivas y obsoletas». Es que los productos se venden en ferreterías, forrajerías, semillerías, casas de artículos de limpieza y hasta en supermercados. «Es necesario redactar leyes efectivas, adaptadas a la realidad. Se requiere sensibilidad, atención y valentía para prohibir los productos más tóxicos, restringir el uso de los de menos impacto y controlar todas las etapas, desde la fabricación pasando por la comercialización, el uso, hasta el desecho de envases de estos tóxicos», se puede leer en un comunicado de Rapal.
El 27 de marzo, el secretario de Medio Ambiente de la provincia, César Mackler, había dicho que no hay «estudios serios» que demuestren que el glifosato afecte la salud humana. «El modelo que asocia soja y glifosato levantó al país», señaló entonces. Y deslizó la posibilidad de reducir la distancia mínima exigida por la Ley de Fitosanitarios. Para el funcionario, ese margen podría reducirse a 150 metros para las terrestres y a 300 para las aéreas.
No sólo los ambientalistas le respondieron: el ministro de Salud de la provincia, Miguel Ángel Cappiello, desautorizó la sugerencia de Mackler de reducir las zonas de exclusión. «Los agroquímicos afectan a la salud de la gente con lo cual más que reducir las distancias para las fumigaciones hay que ampliarlas», dijo Cappiello. «Hoy se fumiga usando aviones y sobre el ejido urbano de algunas localidades. Y donde los aviones no tienen GPS, se usan banderilleros humanos que indican los caminos. Toda esta situación tiene alguna acción sobre la salud».
Cáncer : Pocos días después de esta polémica se conoció el trabajo del Laboratorio de Embriología Molecular del Conicet, que disparó la presentación de los abogados ambientalistas. Ese estudio comprobó que con dosis hasta 1.500 veces inferiores a las utilizadas en las fumigaciones sojeras se producen trastornos intestinales y cardíacos, malformaciones y alteraciones neuronales. La investigación -la más seria conocida hasta ahora en el país- se extendió durante 15 meses, plazo en el que se analizó el efecto del glifosato en embriones anfibios.
Mercado y Ciencia : El estudio de Carrasco fue rápidamente atacado. Clarín y La Nación deslizaron con elegancia sus dudas respecto de la validez científica; a esa reacción siguió una de solidaridad. Firmada por los integrantes de la Red de Investigadores, Intelectuales, Técnicos y Artistas, circuló una solicitada donde se denuncia la «intromisión mercantilista y pragmática del poder económico sobre la autonomía del sistema científico-universitario».
Además de la campaña mediática de desprestigio, Carrasco fue amenazado. «Creen que pueden ensuciar fácilmente treinta años de carrera», respondió a Página/12. «Hay pruebas científicas y, sobre todo, hay centenares de pueblos que son la prueba viva de la emergencia sanitaria». Preguntado por los colegas que contribuyeron en el desprestigio, Carrasco dijo que «no en todo el mundo hay tan enorme cantidad de hectáreas con soja como en la Argentina. Desde el punto de vista ecotoxicológico, lo que sucede aquí es casi un experimento masivo».
Santa Fe, entre Monsanto y Vietnam : Mientras en nuestra región -y en casi toda Latinoamérica- se utiliza glifosato como principal herbicida, las empresas productoras ensayan su sustituto. En los Estados Unidos, Basf y Monsanto trabajan en el desarrollo de un nuevo herbicida a base de dicamba: un compuesto que fue registrado en 1967 y que sirvió, junto con el agente naranja, como arma química en la guerra de Vietnam. «Cuando la soja resistente al dicamba salga al mercado, Monsanto retirará toda la soja RR, que pasará a ser obsoleta ante el avance de las malezas resistentes al glifosato, dejando sólo la nueva soja», se puede leer en un artículo publicado en la revista científica Science en mayo de 2007. El avance hacia el nuevo agroquímico está basado en un descubrimiento de investigadores de la Universidad de Nebraska: un gen que permite obtener plantas tolerantes. Monsanto había suscripto un acuerdo con esa universidad para el desarrollo de esos cultivos. El herbicida dicamba es utilizado en los Estados Unidos en espárragos, cebada, sorgo, soja, caña de azúcar y trigo. También para conservar campos de golf y céspedes residenciales. Syngenta, uno de los mayores productores mundiales de dicamba -Basf es el principal-, cerró una alianza con Monsanto para desarrollar los cultivos. Monsanto espera poder lanzar al mercado nuevos cultivos tolerantes al dicamba a partir de la próxima década (el diario El Tiempo, de Colombia, estima que será en 2013) como respuesta a los inconvenientes de las nuevas plagas; investigadores del Inta ya llevan detectadas 29 especies que toleran el glifosato. La toxicidad de los productos a base de dicamba fue probada en nuestra región. En septiembre de 1993 fueron atendidos en el Heca de Rosario dos jóvenes residentes en área rural de Zavalla, sur santafesino, y un tercer paciente, hermano de uno de los anteriores: tuvieron una exposición dérmica importante al dicamba al atravesar un campo de trigo fumigado. En los primeros casos se detectó un cuadro de calambres musculares abdominales. El tercer paciente -de 16 años- tuvo náuseas, vómitos y agitaciones. Evolucionó al principio, pero luego murió en la guardia del hospital, en forma súbita.(Dicamba,muerto el glifosato,viva el glifosato II)
Resumen de nota Periódico Pausa N°38 12/06/09,pag. 4 a 7, Santa Fe-Argentina. Fotos:Aljibe con bidones vacíos de herbicidas y vertiente contaminado Salado Amargo La Criolla.