http://www.vimeo.com/6747788 Un internauta sagaz hizo este video que revela la misma sonrisa congelada en la cara del Presidente Barack Obama, a lo largo de 130 fotografías con dignatarios que viajaron a la ciudad de Nueva York para la reunión de la ONU hace poco más de una semana. El matrimonio Obama se retrató con cada […]
Un internauta sagaz hizo este video que revela la misma sonrisa congelada en la cara del Presidente Barack Obama, a lo largo de 130 fotografías con dignatarios que viajaron a la ciudad de Nueva York para la reunión de la ONU hace poco más de una semana.
El matrimonio Obama se retrató con cada uno de sus invitados, durante la recepción que les ofreció en el Museo de Arte Metropolitano. «¿El Presidente es un robot? ¿Una escultura de cera? ¿Tal vez una pieza de cartón? Todo lo que sé es que ningún ser humano tiene tantas fotos con una sonrisa tan sorprendentemente coherente», dice el autor del ingenioso filme, Eric Spiegelman.
Ayer, en el diario Página 12, el escritor argentino Juan Gelman ironizaba sobre la sonrisa siempre a tiro de cámara. Nosotros también nos preguntamos qué pasará con el Presidente que con más esperanzas de cambios llegó a la silla imperial, y que en lo que respecta a Cuba no ha podido avanzar más allá de ese rostro amigable.
Imposible que pueda creer nadie que Estados Unidos avanza a un descongelamiento de sus relaciones con Cuba -muchas veces se olvida que la Isla no es la que bloquea, ni impone sanciones, ni hostiga a los Estados Unidos-, con el mazazo que le acaban de dar a la Filarmónica de Nueva York solo porque planeaba ofrecer dos conciertos en la Isla.
Al impedir el viaje a Cuba de la orquesta sinfónica de mayor peso histórico en los Estados Unidos, Washington se revela su propia esquizofrenia muy difícil de esconder ahora frente al mundo. Está involucrada una agrupación mimada por los medios, que suele ir a donde quiere -incluida Corea del Norte, país con el que Estados Unidos no tiene relaciones-, pero que acaba de descubrir que tiene un grillete en el pie en el caso de que intente ir a una islita que se encuentra a tres horas de vuelo del corazón de Manhattan, donde está el Lincoln Center’s Avery Fisher Hall, sede de la Filarmónica.
Si miramos en las noticias un poco antes de la semana pasada, descubriremos otras asombrosas incoherencias. Cada dos por tres aparece el nombre de una empresa que ha recibido una multa de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), después que esta descubrió que algún tornillo de la entidad sancionada llegó por alguna ruta rocambolesca a un hospital o a una escuela de la Isla. El bloqueo, como tantas veces hemos registrado en esta misma web, sigue penalizando a la población cubana con la misma intensidad, o quizás mayor, que en administraciones precedentes.
A nombre de los congresistas afroestadounidenses, la Congresista Barbara Lee invitó al presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, a Washington para la conferencia legislativa, pero dos días antes de la apertura de la reunión, el Departamento de Estado informó que no le daría la visa.
Más de nueve meses después de asumir la presidencia de los Estados Unidos, Obama permite, igual que hizo Bush, que Luis Posada Carriles se pasee libremente por las calles de Miami. Venezuela sigue esperando su extradición, y los familiares de las víctimas que rinda cuentas por sus crímenes. Los Cinco siguen presos. Sus condenas intactas. La Fiscalía de la administración Obama se ha ensañado contra ellos a la vieja usanza de George W. Bush.
¿Será que el nuevo Presidente quiere cambiar las cosas, pero no puede? ¿Dónde quedaron los eventuales cambios políticos de la actual administración norteamericana «que colocaban la pelota en el campo de Raúl Castro», como tanto cacarearon los «cubanólogos» de medio mundo? ¿Dónde está el cambio en el que Barack Obama nos invitaba a creer («change you can believe in»)?
Detrás de estas sonrisas, evidentemente, no.