Pese a que las reivindicaciones que motivaron la huelga general de mayo en el País Vasco siguen vigentes, los movimientos del Ministerio de Interior están marcando la agenda otoñal del sindicato LAB. DIAGONAL: Han pasado ya unas semanas desde la detención de cinco personas en la sede de LAB y de la manifestación de apoyo. […]
Pese a que las reivindicaciones que motivaron la huelga general de mayo en el País Vasco siguen vigentes, los movimientos del Ministerio de Interior están marcando la agenda otoñal del sindicato LAB.
DIAGONAL: Han pasado ya unas semanas desde la detención de cinco personas en la sede de LAB y de la manifestación de apoyo. En este tiempo, ¿qué pasos ha dado el sindicato?, ¿qué respuestas está dando la sociedad civil?
AINHOA ETXAIDE: La respuesta más eficaz a las agresiones que tienen como objetivo neutralizar la capacidad del movimiento independentista para ofrecer una alternativa a la realidad de Euskal Herria, es seguir trabajando para avanzar en la misma, y eso es lo que estamos haciendo. La sociedad ha respondido y lo seguirá haciendo, siempre que entienda que, saliendo a la calle a denunciar estas acciones, resta fuerza y legitimidad a las agresiones del Estado, y da a su vez una oportunidad a la solución democrática y definitiva que se debe impulsar.
La decisión de abordar unitariamente la respuesta a las últimas detenciones, el apoyo masivo que se dio a la misma y la percepción de que con la manifestación dimos un paso para desbloquear la situación política que arrastramos los últimos meses, han generado muchas expectativas.
Ahora debemos ser capaces de hacer apuestas que respondan a esas expectativas, que nos permitan abrir un nuevo ciclo político, en eso debemos centrarnos los agentes políticos, sociales y sindicales.
D.: ¿Cómo interpretáis lo que dijo Rubalcaba de que «de momento» la ofensiva no va contra LAB?
A.E.: Confirma que estas operaciones son decisiones que responden a criterios de necesidad, interés y oportunidad política. Rubalcaba cuando habla es tan claro como su propia estrategia. El Estado ha decidido que no hay más fin de ciclo que el de la propia izquierda abertzale y su estrategia para que sea así no tiene límites por su parte.
El «de momento» se puede entender como un aviso, una amenaza, una forma de presionar al sindicato señalando que cada vez nos queda menos tiempo… La verdad es que una operación contra el sindicato, dentro de una estrategia represiva integral contra el independentismo, es una posibilidad real. Rubalcaba lo ha confirmado.
D.: ¿Cómo pensáis contrarrestarlo?
A.E.: La única forma de evitar la amenaza es asumir la estrategia del PSOE y dejar de hacer lo que hacemos, que es de lo que se nos acusa. Por lo tanto, la amenaza está ahí y ahí seguirá mientras se pueda ejercer la represión sin límites al amparo del pacto antiterrorista de 2001. La cuestión es cómo superamos esta realidad, cómo cerramos esta fase y regeneramos el escenario político para que el respeto a los derechos democráticos marque las reglas de juego para todas las partes.
A LAB, como sindicato, no le corresponde hacer las apuestas y ofertas políticas para construir ese escenario, pero podemos hacer una importante aportación activando a la clase trabajadora en su demanda, llamando a los y las trabajadoras a ser parte activa en el camino que nos llevará al mismo, haciendo oferta real para seguir movilizándonos sin resignarnos a esta situación.
De hecho, el único límite real a las agresiones del Estado será el que la sociedad articule con su capacidad de movilización y respuesta. Nuestra mayor protección ante posibles decisiones represivas es el apoyo que tenemos entre los y las trabajadoras, su capacidad de reaccionar ante esta amenaza.
D.: ¿Creéis que la huelga general de mayo ha influido en que se haya producido esta ofensiva? ¿Teméis que se esté aprovechando para desacreditar y criminalizar las protestas ante la actual situación de crisis?
A.E.: Es cierto que criminalizando a LAB se criminaliza todo un proyecto sindical que tiene como único objetivo el de ofrecer a la clase trabajadora vasca una alternativa real y efectiva a la situación que vive actualmente. Y por lo tanto, se criminaliza el trabajo de miles de trabajadoras y trabajadores a favor de esa alternativa.
No sé si influye la respuesta que estamos dando a la crisis, pero lo que está claro es que atacar al sindicato tiene como objetivo condicionar e hipotecar toda esa labor.
D.: ¿Qué factores están influyendo en la crisis en los territorios en que trabajáis?
A.E.: El principal factor que ha influido y que ha generado la crisis, aquí como en el resto de pueblos, es la total falta de reparto de la riqueza que ha caracterizado la fase económica de la última década y media. Se ha profundizado escandalosamente en los mecanismos de acumulación de la riqueza, tanto dentro como fuera de la empresa, y eso ha llevado a que cada vez tengamos menos la mayoría mientras se ha enriquecido una minoría. Ha habido una usurpación masiva de recursos a la sociedad y la crisis no ha hecho más que empeorar esa situación.
Es cierto que si comparamos datos de desempleo se puede hablar de mejor situación, pero la realidad es que la destrucción de empleo es enorme, la actividad industrial ha bajado más que en otros territorios y las desigualdades sociales son las mismas. Y lo más importante, que trabajadores y trabajadoras del entorno estén en peor situación no mejora para nada la nuestra. No es cuestión de comparar sino de abordar el problema, y aquí, como en el resto del Estado, no se está haciendo. Al paro, a la exclusión social, al riesgo de pobreza, a la precarización social se le debe responder con políticas de reparto del trabajo y de la riqueza, y eso es lo que se quiere evitar.
D.: ¿Qué papel están jugando CC OO y UGT en este contexto?
A.E.: Hace años que estos dos sindicatos descartaron la confrontación y la disputa del poder como única forma de hacer una defensa eficaz de los derechos de la clase trabajadora. Su papel es de mero acompañamiento de las políticas institucionales, y esa es la posición que mantienen también ante la crisis. En nuestro caso, además, como la respuesta a la crisis se ha concretado en una huelga general, en una propuesta de medidas concretas y urgentes, en una apuesta unitaria a favor de otro modelo económico y social, en un llamamiento a la clase trabajadora a movilizarse, en una dinámica sindical de confrontación, su papel es más evidente si cabe: participar junto con patronal e instituciones en la neutralización de la respuesta sindical.
Parece que a estos sindicatos les molesta más lo que los y las trabajadoras demandan en la calle que lo que los empresarios exigen en la mesa de Diálogo Social en la que participan. Al parecer, para estos sindicatos el problema somos nosotros y el Gobierno la solución. Estos sindicatos hacen lo mismo que el resto de pilares del modelo: intentar salvarlo aferrándose a él.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/El-Estado-ha-decidido-que-no-hay.html