Teresa Forcades es monja benedictina del Monasterio de Sant Benet, médica, teóloga y doctora en salud pública y medicina. Estudia y trabaja en la Humboldt Universität en Berlín y es autora de ‘La Trinitat, avui’ (PAMSA, 2005), ‘ Els crims de les grans companyies farmacèutiques’ (Cristianisme i Justícia, 2006), ‘La Teología feminista en la historia’ […]
Teresa Forcades es monja benedictina del Monasterio de Sant Benet, médica, teóloga y doctora en salud pública y medicina. Estudia y trabaja en la Humboldt Universität en Berlín y es autora de ‘La Trinitat, avui’ (PAMSA, 2005), ‘ Els crims de les grans companyies farmacèutiques’ (Cristianisme i Justícia, 2006), ‘La Teología feminista en la historia’ (Fragmenta, 2007) y del vídeo ‘Campanas por la Gripe A’.
Tu vídeo ‘Campanas por la Gripe A’ ha tenido mucho eco. ¿Qué objetivos tenías al hacerlo?
Como ya he explicado alguna otra vez hacer el vídeo no fue idea mía. Fue fruto de la casualidad. Cuando lo grabamos con Judit Abadias y Alícia Ninou no pensaba que tendría este impacto, pero sí que pensaba que tenía alguna cosa que explicar y que valía la pena que tuviera impacto. Lo que expongo en el vídeo es fruto de dos meses de investigación sobre el tema, que empecé a hacer porque unas personas me preguntaron qué pensaba y que sinteticé en un documento de cuatro páginas.
¿Cómo analizas las políticas de los gobiernos de la Unión Europea sobre la gripe A?
Estamos en un contexto donde se toman decisiones a niveles cada vez más alejados de la ciudadanía. Con el Tratado de Lisboa eso irá a más. Es un proceso que va más rápido que la conciencia que tenemos del mismo. En el caso de la gripe A, ha habido unos consensos extraños y una falta de debate en el terreno político, que sólo se ha roto un poco cuando salió la ministra polaca cuestionando estas políticas.
En países como Alemania o Estados Unidos ha habido, sin embargo, más debate y publicaciones como Die Spiegel o The Atlantic han sacado artículos de investigación críticos y personajes representativos también han emitido opiniones críticas. En Cataluña y en el Estado español eso no ha pasado. El único que desde el principio tuvo voz propia fue el presidente del colegio español de médicos, aunque seguramente no estaríamos de acuerdo con muchas cosas. El Comité de Bioètica de Cataluña ha tardado mucho a sacar un documento y al final ha publicado un texto muy descafeinado, y parece que su principal objetivo es no interferir en campañas gubernamentales.
¿El diseño de las políticas sanitarias obedece a los intereses de la industria farmacéutica?
La industria farmacéutica es una de las más poderosas. En el ranking de las empresas que mueven más capital encontramos varias farmacéuticas. Éstas tienen muchos mecanismos para influir en las políticas. Por ejemplo, haciendo prácticas de lobby y de presión, ya sea por la vía positiva de persuadir a los políticos, ya sea por la vía del chantaje que se puede hacer a muchos niveles.
Un informe de la cámara de los comunes del Parlamento británico, que estudió durante dos años la influencia de las farmacéuticas, llegó a la conclusión que ésta era indebida y que se llevaba a cabo a través de promociones directas, indirectas, regalos a médicos, publicidad de medicamentos, etc. Un tema muy importante es quien financia las revistas médicas. Una de las recomendaciones de este informe fue que se favoreciera la transparencia, que se hiciera público lo qué recibe un determinado médico por parte de una industria. Ahora esta política de transparencia no existe.
Cuál es el impacto de la privatización de la sanidad y de la enseñanza en esta dinámica?
El proceso de privatización de la enseñanza y de la sanidad ha ido avanzando. En el Clínic, donde estudié, cada departamento es responsable de su financiación y prima, a nivel económico, el criterio de productividad y efectividad. Esta realidad, a partir del plan Bolonia, dará un salto y se infiltrará en la facultad de medicina. Los pactos entre empresa y centros educativos supeditan las líneas de investigación al interés económico.
Hay un intento de desprestigio de la sanidad pública y de la financiación pública de la investigación. Hasta ahora estaba claro que no se podía mercantilizar la sanidad o la educación. Ahora en cambio se intenta que nos parezca normal hacerlo. Todavía hay, pero, gran resistencia y me parece fundamental que esta resistencia continúe aumentando.
Frente esta situación, ¿qué podemos hacer?
El primer paso es la toma conciencia. Hay que divulgar la información. Hace falta que la información sea pública. Impulsar la transparencia es la primera tarea que veo. Actúas diferente si sabes que la Agencia Europea de los Medicamentos, en tres tercios, está financiada por la industria farmacéutica. El grupo de expertos de la gripe, que al principio se presentaba como independiente, está en su totalidad financiado por las farmacéuticas.
A nivel de estrategia desde abajo es muy importante difundir la idea de que no estamos delante de una cosa tan bien hecha y trabada como parece, que lo controla absolutamente todo y que no cabe la posibilidad de respuesta. Tiene los pies absolutamente de barro. Ésta es mi percepción. La fragilidad del sistema es muy grande, se sustenta en la inconsciencia, no moral, sino de falta de información. Tú te tragas uno cosa cuando en realidad la verdad es otra. Hay que evitar el discurso de que todo está mal y resignarse. Éste es un discurso que paraliza.
A veces parece que pensamos que lo normal ante la vida es que todo vaya bien y que cuando una cosa va mal, entonces, es cuando tenemos que luchar. La realidad, sin embargo, es que la vida es una lucha. La libertad te la tienes que ganar cada día. Sant Benito dice que cada día es como una Cuaresma. Sales a la lucha cada día. Lo normal no es que todo vaya bien, lo normal es que me tenga que ganar mi espacio de libertad diario. Esto es una carrera de fondo, una lucha a largo plazo.
Fuente: http://esthervivas.wordpress.