Hace trece años Baltasar Garzón hizo lugar a los planteos para juzgar los crímenes de las dictaduras argentina y chilena. El abogado Carlos Slepoy, que motorizó esa causa basada en la jurisdicción universal, impulsa que se devuelva el favor investigando al franquismo. Elías García Holgado era alcalde y diputado provincial en Salamanca cuando, en 1936, […]
Hace trece años Baltasar Garzón hizo lugar a los planteos para juzgar los crímenes de las dictaduras argentina y chilena. El abogado Carlos Slepoy, que motorizó esa causa basada en la jurisdicción universal, impulsa que se devuelva el favor investigando al franquismo.
Elías García Holgado era alcalde y diputado provincial en Salamanca cuando, en 1936, fue encarcelado por el franquismo, que lo fusiló un año más tarde. Severino Rivas era también alcalde, de la localidad de Castro Rei, en Lugo; lo fusilaron en 1936 y su cuerpo permaneció desaparecido hasta el 2005, cuando su hijo, luego de larga búsqueda, consiguió que lo identificaran en una fosa común. Estos dos crímenes serán los casos iniciales con los que mañana, en los tribunales federales de Comodoro Py, se presentará una denuncia para que la justicia argentina, aplicando el principio de jurisdicción universal, investigue el genocidio cometido en España por el régimen de Francisco Franco.
La demanda es la primera que busca que un tribunal argentino aplique el principio de justicia universal. Hasta ahora la Argentina ha sido beneficiaria de esta herramienta, que permitió que jueces de España -como Baltasar Garzón- e Italia iniciaran investigaciones contra represores argentinos, abriendo allá causas que fueron claves para impedir la impunidad cuando acá los juicios estaban frenados por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Pero todavía no se ha dado la situación inversa, es decir que en la Argentina se investiguen crímenes cometidos fuera del territorio nacional, pero que por su gravedad, por tratarse de crímenes contra la humanidad, habilitan el uso del principio de la jurisdicción universal.
En apoyo a Garzón
La idea de presentar en Buenos Aires una denuncia contra los crímenes del franquismo nació luego de que sectores de la derecha española lograron frenar la investigación que había iniciado el juez Baltasar Garzón sobre los crímenes cometidos por la dictadura de Franco. Garzón terminó enfrentando además un proceso por prevaricación, ya que lo acusan de haber dictado a sabiendas una resolución injusta. El argumento con el que lo acusan es que la amnistía dictada en España en 1977 exoneró de responsabilidad penal a quienes durante el franquismo cometieron delitos con intencionalidad política. Garzón sostiene que ninguna amnistía puede amparar crímenes contra la humanidad, pero por el momento no sólo lo han frenado sino que además han emprendido una ofensiva para destituirlo (ver aparte).
La iniciativa de abrir en la Argentina una causa por los crímenes del franquismo -para evitar su impunidad y como modo de respaldo a Garzón- fue traída a Buenos Aires por el abogado Carlos Slepoy, argentino radicado en España y representante en Madrid de familiares de víctimas de la dictadura.
Slepoy es uno de abogados que ha trabajado en la construcción del razonamiento jurídico que sostiene a la demanda. «Los tribunales de cualquier parte del mundo tienen legitimidad para juzgar a estos criminales», dijo a Página/12. El abogado da la impresión de esperar que el camino sea fácil y sin tropiezos; sabe que el caso deberá encontrar un juez dispuesto a aplicar el principio de justicia universal. «Necesitamos un Garzón argentino», sintetizó ante este diario en alusión a que un magistrado le ponga el cuerpo a la causa.
El escrito, que ya está terminado, está caratulado como una denuncia «por genocidio y/o delitos de lesa humanidad» y «por la comisión de delitos de homicidio, torturas, privación ilegal de la libertad calificada y otros». En su primera parte cuenta cómo sucedieron los crímenes de los alcaldes Rivas y García Holgado. Por estos dos casos, que funcionarán como el puntapié inicial, se presentarán dos familiares como querellantes. Uno es Darío Rivas, hijo del alcalde de Castro Rey. Rivas, que vive en la Argentina, hoy tiene 91 años. La otra querellante es Inés García Holgado, sobrina nieta de Elías García Holgado, que tiene otro tío abuelo fusilado y un tío desaparecido.
Además de estos homicidios puntuales, la demanda pide que se tome como período de investigación a todo el franquismo, desde el 17 de julio de 1936 (un día antes del alzamiento de Franco) hasta el 15 de julio de 1977, cuando se realizaron las primeras elecciones democráticas en España. Es decir que solicita que se investigue el genocidio.
Incluye también un relato sobre el contexto histórico y la interpretación de que ocurrió un genocidio, en el sentido de que la dictadura de Franco tuvo una planificación sistemática para eliminar a determinados grupos de la sociedad.
«Habrá más denuncias»
La pregunta es ¿hay imputados vivos? Eso parece imposible para crímenes cometidos, como con los alcaldes, en 1936. «Si se investiga hasta el 77 hay criminales vivos. Ex ministros, jefes del ejército y de otras fuerzas armadas», asegura Slepoy, quien confía en que por esto «mucha gente» va a presentarse «para traer su denuncia».
El equipo que patrocinará la querella se completa con los abogados locales David Baigún -director del posgrado de Derecho Penal de la UBA-, Máximo Castex, Ricardo Huñis y Beniuz Szmukler.
El trabajo clave de este equipo será el de fundamentar por qué en la Argentina puede aplicarse el principio de la jurisdicción universal. Slepoy señala que «está en la Constitución Nacional, en su artículo 118». Este artículo habla de los crímenes que se cometan «fuera de los límites de la Nación, contra el Derecho de Gentes», y establece que el Congreso es quien debe decidir qué tribunal debe juzgarlos. «El Congreso ha establecido que sean los juzgados federales», apunta Slepoy. También recordó que la Comisión Internacional de Derechos Humanos «dictó resoluciones en 1998 y 2003 instando a los países de América a que ejerzan la jurisdicción universal».
«Son crímenes que están impunes, lo que habilita a otra nación que se sienta ofendida o que entienda la necesidad de que se haga justicia a pedir su investigación», agregó ayer su colega Máximo Castex. «En el caso de Rivas, por ejemplo, es una persona grande que logró recobrar los restos de su padre en el año 2005, a través de una exhumación que hizo él por cuenta propia; él cada vez que viajaba a España sentía esta necesidad de lograr justicia. Hay que pensar que estamos frente a una historia de 110.000 desaparecidos; hay mucha gente que todavía no sabe dónde están los cuerpos de sus familiares».
Un dato impactante es el interés que mostraron organismos de derechos humanos y organizaciones sociales argentinas para sumarse a la causa como querellantes. Entre los que quieren presentarse a querellar están la Central de Trabajadores Argentinos y la Federación Gallega y la mayoría de los organismos: Abuelas de Plaza de Mayo, el Servicio de Paz y Justicia, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, la APDH, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos y la Asociación de ex Detenidos Desaparecidos. Todavía no está claro si todos van a poder hacerlo, ya que depende de que en sus estatutos tengan un objetivo que los habilite legalmente. Desde España vendrán representantes de la Asociación para la Memoria Histórica de España, considerada la más importante de aquel país trabajando en el tema.
La denuncia se presentara en los tribunales federales en la mañana del miércoles. Ese mismo día, los querellantes darán una conferencia de prensa en la Asociación de Abogados de Buenos Aires que ayer homenajeó a Slepoy (foto). Darío Rivas e Inés García Holgado, los dos primeros querellantes, estarán entre los presentes para contar la historia de sus familiares y pedir justicia, 74 años después.
Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-143796-2010-04-13.html