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España: Protectorado económico de los mercados, el FMI y la UE

Fuentes: Rebelión

1. El calibre de las medidas. El gobierno del Presidente José Luis Rodríguez Zapatero al aceptar las medidas impuestas por el Fondo Monetario Internacional(F.M.I.), el Banco Central Europeo (B.C.E), el Consejo Europeo, los mercados especulativos Financieros y del mismo Barack Obama, sin duda, ha dado un decisivo y arriesgado paso para entrar de cuerpo entero […]

1. El calibre de las medidas.

El gobierno del Presidente José Luis Rodríguez Zapatero al aceptar las medidas impuestas por el Fondo Monetario Internacional(F.M.I.), el Banco Central Europeo (B.C.E), el Consejo Europeo, los mercados especulativos Financieros y del mismo Barack Obama, sin duda, ha dado un decisivo y arriesgado paso para entrar de cuerpo entero y de una vez y por todas en el «laboratorio viviente de la «nueva» revolución neoliberal»1, por cierto esa que ahora se pone de nuevo en marcha y que afecta y afectará a la gran mayoría de los países de la Unión Europea, pero especialmente a los trabajadores y a los sectores más vulnerables, esos sobre los que descansará el conjunto de medidas impuestas dizque para superar la crisis económica, crisis que no ha sido causada por éstos y si en cambio por los grandes organismos financieros, los especuladores de oficio y la gran banca mundial.

Y ha entrado sin pudor alguno el Presidente Rodríguez Zapatero a dicho laboratorio, pues no le ha temblado el pulso para arremeter contra el salario de los funcionarios del Estado, a quienes el día miércoles de la semana pasada en la sesión del Congreso de los Diputados les anunció que desde el 1 de junio verán disminuidos sus estipendios en un 5%. Pero los afectados no sólo son los funcionarios, también lo son los pensionistas, muchos de los cuales además de tener pensiones muy bajas verán cómo en el contexto de las «medidas superadoras de la crisis» le congelan sus mesadas, no pocas ya de por si deprimidas.

La lista de los/as perdedores/as no para aquí, pues es larga, muy larga. En ella también entrarían a contar desde enero próximo las beneficiarias del cheque-bebé, quienes como apoyo al estimulo de la natalidad y la adopción dejarán de recibir una ayuda consistente en 2.500 euros, lo que nos dice que Rodríguez Zapatero impuso la medida y él mismo la entierra, ello para desgracia de sus beneficiarias y para alegría del PP, el Banco Mundial, el FMI y demás organismos.

Qué cosas tiene la vida, Rodríguez Zapatero ahorrará al PP el tener que tomar estas impopulares medidas de llegar éste al poder en las próximas elecciones generales, hecho que se ve como algo cantado así la trama Gurtel y demás escándalo tengan golpeado y magullado a dicho partido, que hoy canta victoria con la destitución de juez Baltasar Garzón a manos de los personajes que constituyen el Consejo General de Poder Judicial. El presidente con estas medidas ha tirado por la borda quizá los únicos apoyos reales con los que podía contar para superar la crisis: se ha tirado encima a los sindicatos, a una parte del funcionariado y a sectores que un día elogiaron sus políticas medio incluyentes.

Y cuando de a atacar a los más débiles se trata, es más que evidente que Rodríguez Zapatero no se contuvo en nada, pues arremetió también contras los beneficiarios de la ley de Promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia, iniciativa aprobada con mucho candor en su día por su gobierno y aguijoneada y vulnerada por él mismo. Nunca mejor fue bien dicho y exacto ese adagio popular que dice: yo lo di, yo lo quito. 

Visto lo visto, por primera vez estoy de acuerdo con Mariano Rajoy cuando dice: nunca antes en la democracia española alguien había llegado tan lejos en materia de recortes de derechos. Hacerlo peor es casi imposible, aunque en el contexto de la imposición del ajuste fiscal por parte de organismos internacionales a España, la posibilidad cierta de que alguien supere lo hecho está a la vista, sobre todo cuando sabemos que el PP es adicto a las privatizaciones, al recorte del gasto público y al endiosamiento del mercado, práctica en la que ahora le emula el PSOE y de qué modo. A manera de sorna, Presidente Zapatero, «esté tranquilo» pues si está el PP en la escena política alguien de dicho Partido puede hacerlo peor aún de lo que usted lo ha hecho en esta ocasión. Definitivamente y duele decirlo, el PSOE ha hecho todo para que el PP y sus malos modales retornen a la Moncloa

Efectivamente, las medidas impuestas por el Presidente Zapatero y el PSOE para congraciarse con los hambrientos mercados y todo tipo de organismos internacionales han tocado múltiples sectores y dimensiones, todo ello sin contemplación sociológica y sin ningún optimismo antropológico para ponerlo en los mismo términos del señor presidente. Así, del recorte no se escapó tampoco la Ayuda Oficial al Desarrollo, a la que el gobierno ha decidido recortar 600 millones de euros, lo que afecta la buena imagen que el gobierno había hecho en este campo y, sobre todo, con el firme propósito de alcanzar el aporte del 0,7 % del PIB en la ayuda a la cooperación al desarrollo, cifra ya inalcanzable para el 2012 como había sido el propósito del ejecutivo español.

Es de precisar que hasta ahora España, según cifras oficiales, tenía previsto para este año invertir una cifra por encima de los 5.192 millones de euros en materia de Cooperación, lo que sufrirá un recorte considerable y en especial los programa vinculados al cumplimiento de los objetivos del milenio, lo que afectará a áreas específicas de África, América Latina y otras regiones del mundo, lugares en donde la cooperación española cumple un gran cometido con sus más y sus menos.

Esta claro que en materia de cooperación al desarrollo el recorte es drástico, aunque pudo ser peor aún si nos atenemos a lo planteado por Gerardo Díaz Ferrán, Presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), quien ha sugerido que hay que llevar este recorte por encima de los 2.500 millones de euros, no sin recordarle cínicamente al gobierno que para qué insistir en la Ayuda Oficial al Desarrollo si los inmigrantes envían remesas a sus países de origen. Y cuando se trata de recortes al desarrollo es más que evidente que Mariano Rajoy no duda en señalar que el recorte debe ser mayor, lo que nos dice el lugar que ocupa la cooperación en su posible agenda de gobierno.

Y es que de Díaz Ferrán es poco lo que habría que esperar cuando ya sabemos su morosidad e incumplimiento de los pagos a la seguridad social y también a los trabajadores de sus empresas, no pocas de ellas en la más absoluta quiebra, empezando por Air Comet, que recuerdo, fueron miles los pasajeros inmigrantes que dejó en tierra cuando quebró la mencionada aerolínea. Cuando esto ocurrió, subrayo, el gobierno de Rodríguez Zapatero a través del Ministerio de fomento salió a cubrirle las espaldas a este inescrupuloso empresario, quien ahora adula las medidas tomadas por el Presidente de Gobierno y le acompaña en su soledad. Efectivamente, Díaz Ferrán estafa a miles de inmigrantes y ahora clama para que el gobierno español recorte el dinero de la ayuda a los países de donde proceden no pocos de ellos.

Pero aquí no acaba el despropósito del Presidente de la CEOE y del gremio en su conjunto, quien hace poco tiempo proponía que para superar la crisis había que entrar a abaratar el despedido y precarizar cada vez más el trabajo, sólo que esto último lo planteó bajo el eufemismo de la flexibilización laboral.

Además de todo lo anterior, el gobierno tiene previsto recortar el gasto en la inversión pública, monto que supera los 6.000 mil millones de euros en un periodo de dos años, lo que pone de presente, entre otras cosas, el incumplimiento de planes y programas de integración regional y de vertebración del territorio a través de la realización de importantes obras públicas y de infraestructura, lo que implicará para el gobierno un conflicto añadido con algunas comunidades autónoma por tales incumplimientos y, de igual modo, un mayor aumento del desempleo, el cual se ubica ya por encima del 19%, lo que en cifras absolutas nos hablan de más de 4 millones de desempleados.

Todas estas medidas de ajuste fiscal tienen por objetivo reducir en 1,5 puntos el déficit, lo que equivale a unos 15.000 millones de euros, primer paso para cumplir con la meta que le impone la Unión Europea de llevar el déficit hasta el 3% del PIB, que en España está por encima de los 100.000 mil millones de euros, complejizada la cuestión como quiera que hay una contracción en el aparato industrial y en el crecimiento económico, lo que convive con una alta tasa de desempleo y también con una precariedad laboral.

2. ¿Y dónde quedó la paz social?

Las medidas impuestas por el Ejecutivo español cumpliendo de modo obediente los postulados neoliberales del BCE, el FMI, la U.E y demás organismos, son a todas luces un golpe fuerte al consenso social y al diálogo revestido de paz laboral que la Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CC.OO), principales sindicatos en España, han cultivado con el Presidente del Gobierno. Dichas medidas dejan de lado el diálogo y se adentran en el campo de las imposiciones al conjunto de la sociedad, lo que advierte que a la hora de escoger acompañantes de cara a la superación de la crisis y de escuchar propuestas, es más que claro que el gobierno prefirió a dichos organismos y sus imposiciones, que a los sindicatos y sus iniciativas. Ante este despropósito del gobierno la contestación social debería ser la respuesta, sin embargo los sindicatos prefieren no hablar de huelga general.

A mi juicio este proceder del presidente Rodríguez Zapatero es un grito que desafía a diferentes sectores de la sociedad y que socava las bases de su gobierno. Una prueba evidente de lo que afirmo es que las federaciones de Servidores Públicos han decidido convocar un paro general, que tentativamente se piensa realizar el día 2 de junio, lo que se suma a las ya tibias acciones con cobertura nacional acometidas por UGT y CC.OO en febrero de 2009, cuando le manifestaron al gobierno que los sindicatos no estarían dispuestos a tolerar una reforma en cuanto hace referencia al tiempo de cotización para las pensiones.

Por ahora es más que evidente que, la confianza entre el gobierno y los sindicatos está maltrecha, lo que no se sabe es la capacidad de espera y el grado de tolerancia que puedan tener los mismos frente a este tipo de medidas, que a toda costa afecta a los sectores que nada han tenido que ver con el origen de la crisis. Mientras esto sucede por un lado, por el otro se dejan intactas las grandes riquezas y a los organismos e instituciones internas e internacionales que han contribuido a forjar dicha crisis, que por cierto ya sabíamos que tarde o temprano las pagarían los de siempre: los trabajadores y sectores medios, sólo que el Presidente se empeñó en hacer creer a los sindicatos y a la sociedad en general que no sería así, hecho que terminó siendo una absoluta mentira pues ahora presuroso el gobierno trata de explicar la crisis a los afectados sin éxito alguno. ¿Alguien acaso estaba seguro que el Presidente decía la verdad? Desde luego yo nunca me lo creía, pero es posible que los líderes sindicales si se lo creyeran y mucho, ello al juzgar por el estribillo cansino del mantenimiento de la famosa paz social.

3. En cualquier caso los ricos no.

Con las medidas impulsadas por el gobierno se deja más que patentado el carácter elitista y clasista que caracterizan a tales medidas y el posicionamiento político e ideológico que frente a la crisis ha asumido este gobierno, el cual se ufana de auto-definirse como de izquierda o de progresía, y de diálogo y respeto. Pero, cabría la pregunta, ¿qué progresista puede ser un gobierno que solícito sale a salvar a la banca e inyectarle capital público en las cantidades en que lo ha hecho el gobierno de España, mientras pétreo se queda cuando miles de ciudadanos pierden sus viviendas antes esos mismos bancos, o cuando éstos se niegan a proveer de crédito a los pequeños empresarios que ven como se cierran una a una sus empresas?

Y es que alguien mínimamente sensato puede imaginar todavía que el gobierno del PSOE es de centro-izquierda, cuando ha preferido mejor aprobar las medidas que ha aprobado y como las ha aprobado, un auténtico harakiri y someterse de paso a una probable movilización y contestación social, antes que imponer el impuesto al patrimonio, a las sucesiones y gravar a las grandes fortunas, hecho que ha posibilitado que el Estado deje de percibir una considerable cantidad de recursos, lo que está en franca sintonía con los postulados neoliberales de no gravar a los ricos bajo el falso supuesto de que así estos pueden producir más empleo y, por tanto, más riquezas . Estas medidas para superar la crisis afectando a los grandes capitales, valgas decirlo, el gobierno de Rodríguez Zapatero las ha descartado por activa y por pasiva, una veces cuando se lo han pedido las centrales obreras e Izquierda Unida (IU), y otras cuando se lo han reclamado algunos sectores del PSOE mismo, como ocurrió hace pocos días, a lo que se opuso nuevamente el Presidente. Esto mismo hizo José María Aznar y el PP en su día.

Dicho lo anterior, propio es decir que, el gobierno de España ha preferido que la crisis la paguen los trabajadores y sectores medios de la sociedad y no quienes han contribuido de eficaz modo a crearla. Obviamente y como era de esperar, la medida de gravar a los grandes capitales ha sido descartada una vez más por el gobierno, sin embargo, es casi seguro que nuevos impuestos se deslicen sobre los contribuyentes, sólo es cuestión de tiempo, quiero decir, cuando haya sido digerido el actual paquete de medidas por parte de la población. Una nueva embestida de impuestos ya se anuncia y la cacofonía reina en el gobierno; unos ministros salen a anunciarla y los otros a negarla, cayendo algunos en la falsa prédica de que no habrán más medidas de choque, cosa impensable.

4. Frente a las medidas no vale ninguna pedagogía.

Mientras esto ocurre, alguien sugiere que hay que ser pedagógicos a la hora de hablar de las medidas y de sus bondades, y en este sentido llama a convencer a los sindicatos y a la población de lo necesario que era la imposición de las mismas. El supremo esfuerzo del gobierno por convencer resulta y resultará vano, pues si bien es cierto que importantes sectores viven en un aletargamiento y en una cultura del silencio y de la no protesta, no menos cierto es que dichos sectores no son estúpidos como para no saber que estas medidas son contra la sociedad y en prelación de los grandes capitales. Las cartas están echadas y por fin el gobierno ha dejado ver su verdadero rostro y propósito frente a la crisis: aplicar las medidas abiertamente neoliberales sin miramiento alguno, una verdadera Doctrina del Shock, esa que ha popularizado Naomi Kleim2 a la hora de estudiar los nefastos resultados que han arrojado sobre las sociedades y los pueblos las políticas en defensa del mercado allí donde quiera que estas han sido implementadas.

Por ahora el gobierno sabe que la política de Shock aplicada ha soliviantado los ánimos de los sectores afectados, pero espera basado en el cálculo de que ello pase muy pronto y sin mayores traumas. En lo posible y en lo sucesivo el Gobierno buscará a toda costa rehabilitar el diálogo y llevar a los sindicatos y a los agentes sociales a los predios del convencimiento de que no había otras salidas y de que las tomadas eran las mejores antes opciones más dramáticas y crueles. Con gran dosis de cinismo no deja de haber funcionarios del gobierno que dicen que esto se hizo en defensa de los más agraviados y subrayan a renglón seguido que, todo pudo ser peor de no estar el PSOE y Rodríguez Zapatero en el poder, lo que resulta algo cómico.

A tono con lo anterior, sobran los escuderos del Presidente que defienden a modo de fe las medidas. En esta arista encontramos a Octavio Granado, Secretario de Estado de la Seguridad Social y también a José Manuel Campa, Secretario de Estado de Economía, éste último quien ha salido como vocingleros a decir que el coste de las medidas impuestas es igual de duro para la ciudadanía que para el presidente, hecho que no dejo de considerar como un comportamiento hipócrita y ruin, pues mientras muchas mujeres verán eliminados sus derechos a recibir el cheque bebé y otras miles de personas tendrán que ver cómo se las arreglan con su familiar discapacitado, el Presidente seguirá oficiando desde Moncloa y, sobre todo, en defensa de los grandes capitales y del FMI, es decir, en favor de quienes han provocado la crisis ¿Señor Campa, es acaso igual el costo que paga el Presidente Rodríguez Zapatero ante la crisis, que el que debe pagar una madre desempleada y que ha decidido tener un hijo? Me temo que no.

5. Y ahora el turno de España.

La crisis que ha envuelto y envuelve a Grecia, sin equívoco alguno, por un proceso de ósmosis política y financiera ha sido trasladada a España. En medio de la presión de los mercados y de todo tipo de organismos financieros y del gobierno de los EEUU, el Estado español se ha visto abocado a asumir e imponer un paquete de medidas a un sector mayoritario de la población sin ningún consenso político previo. Los ataques contra la economía española desde distintos flancos: desde las agencias calificadoras, los mercados financieros, el BCE y el FMI tuvieron como propósito, muy en la lógica de las enseñanzas de Milton Friedman, de trabajar en la idea de gestar una crisis real o percibida con el objeto de propiciar un cambio en el escenario político y social que hiciera posible la implementación del ajuste que ahora nos concita.

En suma, se trataba, sin duda, de que a toda costa lo que era políticamente imposible de lograr se transformara en una cuestión políticamente posible, de ahí que lo que hasta hace días era casi imposible que el gobierno pudiera imponer por la naturaleza del pacto político que había establecido éste con los sindicato y lo agentes sociales, haya terminado por imponerse gracias a la sensación de crisis generalizada que dichos organismos han creído ver en la economía española, lo que ha terminado por hacer que el gobierno para no caer en la realidad griega, asumiera la imposición de dichas medidas como un mecanismo salvífico y, sobre todo, como algo que políticamente era innegociable e inevitable.

El caso de España es una muestra más de cómo operan los organismos y mercados financieros cuando se disponen a hacer cambiar la correlación de fuerzas políticas en aras de imponer medidas en defensa de los supremos intereses del mercado, lo que está muy a tono con los postulados del neoliberalismo y especialmente con lo que sugería Milton Friedman (1963), uno de sus máximos exponente, y quien ante momentos de crisis real o imaginaria abogaba por imponer medidas de choque. Al respecto veamos lo que nos dice cuando se trata de imponer el ajuste a un país: «Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se llevan a cabo dependen de las ideas que flotan en el ambiente. Creo que ésa ha de ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y activas hasta que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable»

Estas políticas que difundió Friedman teniendo como laboratorio el golpe militar de Pinochet, son las mismas que ahora se imponen en Grecia y España (…), quien pudiera creerlo, y las imponen gobiernos democráticos y europeos a sus poblaciones; políticas que valga la pena recordar hasta hace poco tiempo eran consideradas oprobiosas y responsables de la grave crisis mundial. Resulta paradójico que el FMI haya terminado capitaneando la imposición de todas estas medidas tanto en España como en Grecia y también en Portugal, cuando de público conocimiento es que este es uno de los organismos responsables de la crisis económica global que hoy se vive.

Cabe recordar, que ante la crisis no pocas fueron las voces que hicieron un llamado en su día a refundar el capitalismo y a resituar el papel de los organismos financieros internacionales, y de paso frenar y controlar el especulativo mercado de capitales. Esto parece que ha quedado en el olvido y a falta de formas originales y novedosas de cómo enfrentar las crisis, buenas son las viejas recetas del FMI y de los economistas ortodoxos que lo constituyen, quienes no se ocultan para seguir imponiendo la dictadura del mercado en detrimento del Estado del Bienestar, hecho al que asistimos entre atónitos y perplejos en España y en una gran parte de Europa, pues las medidas impuesta a Grecia desde fuera y como imposición del FMI y la UE, ahora las va emulando España, Portugal, Irlanda y se espera que también que lo hagan países como Francia y demás, lo que significará una nueva embestida del neoliberalismo contra un cada vez más desmantelado o en proceso de desmantelamiento del Estado providencia.

6. Que paguen los subalternos la crisis para la salud de los especuladores.

Resulta vulgar que ahora se aduzca que las medidas de choque impuestas por el ejecutivo español se justifiquen en nombre del déficit fiscal y del abultado gasto público, cuando apenas hace más de un año el gobierno no adujo esto mismo a la hora de entregarle millonarias cantidades de euros a la banca, esa misma que especula y especula y que ganó tanto en la burbuja inmobiliaria y financiera como ahora lo hace en el contexto de la crisis. Esta situación ha instalado un principio de realidad en el seno de la opinión pública y es que, a la hora de resolver la crisis no existe un criterio de simetría y equidad, pues mientras los mercados son los responsables de la crisis y salen indemne, son los trabajadores y otros sectores sociales son los que salen a pagar la crisis.

Y que conste, para no seguir hablando abstracciones, que esos famosos mercados de los que habla el gobierno a través de una especie de neo-lengua y de un lenguaje cuasi encriptado no son otros que: Goldman Sachs, Morgan Stanley, UBS, Citigroup, Deutsche Bank, Merril Lynch, Credit Suisse, Banco Santander, BBVA, (….) y con estos las agencias calificadoras de riesgo: Standard y Poor´s, Fitch y Moody´s, todos los cuales son fieles aprendices de las estrategias especulativas impuestas por años por el Wall Street, casa matriz de la idea de maximizar los beneficios financieros sin atender ningún tipo de riesgo.

Hasta aquí está claro que la banca participa de todo aquello que huela a ganancia pero de nada que sea pérdida. Y quien pudiera creerlo, son los directivos de estos grandes conglomerados mundiales quienes más han lanzado ataques contra la figura del Estado, al que critican su intervencionismo, su criterio regulador y distribuidor de recursos, y al que no dudan de considerarlo una amenaza para el mercado, de ahí que resulta increíble que ahora reclamen la intervención del gobierno y del Estado para capitalizarlos y para salvarles a través de planes de rescate, lo que resulta repugnante por cuanto se hace a costa de los/as trabajadores y otros sectores de la sociedad, a los que responden con agresión y prácticas desestabilizadoras de la economía. Así, parafraseando a Roosevelt hoy podemos decir que, si él supo cuál era el rostro del crimen organizado, hoy sabemos con sobradas razones la capacidad agresiva y criminal de estas organizaciones financieras, auténticos laboratorios de Frankenstein como los denomina y no sin razón Joseph Stiglitz.

Si bien es cierto que estos «mercados» han podido actuar con este tipo de prácticas depredadoras y dictatoriales, no menos cierto es que esto se ha hecho con la total aquiescencia de los Estados y gobiernos, quienes no se han inmutado por establecer los controles debido a este tipo de prácticas. En este contexto hay que decir que, los grandes capitales y con estos la banca ha gozado por parte del Estado de un paternalismo y de un dejar hacer y dejar pasar, mientras que éste hacia abajo ha ido promoviendo cada vez más un abandono del concepto y la práctica del Estado benefactor como lo señala Wacquant.

7. A manera de epílogo.

El presidente Rodríguez Zapatero está preso del chantaje de los famosos mercados y todas esas medidas se han impuesto desde afuera. Ahora se apresta a defenderlas ante el Euro-grupo y demás espacios. Pronto lo hará ante la Comisión Europea en donde ya Barroso le adula su decisión de asumir el ajuste. Obama no ha dejado de felicitarle y el FMI saluda el paso dado, pero advierte que hay que ser más osado, sí, más osado, lo que quiere decir atreverse a más y más y más cuando de arrebatarle derechos a los trabajadores se trata, lo que debe conjugarse con una cascada de impuestos. Hoy por hoy el gobierno de España no orienta la política económica del país, lo que se interpreta como que éste país ha dejado de ser una monarquía parlamentaria para convertirse en un protectorado del FMI, los mercados y de la UE, organismo éste último que está proponiendo un ejercicio de vigilancia y control de los presupuestos nacionales.

Mientras esto sucede, el cinismo y el oportunismo del PP no tiene límites. Antes presionaba al Presidente porque no tomaba las decisiones que ahora tomó, y hoy lo hace por haberlas tomado y hasta le da para auto-proclamarse como el Partido de los trabajadores. En medio de esta crisis la izquierda sigue sin dar respuesta y no se advierte en configurarse como una alternativa viable y creíble ante el pobre espectáculo que da el bipartidismo español. Ante esto no me resigno a creer que no existan alternativas. En algún lugar tiene que haberlas y ellas pasan por tener conciencia de tener conciencia y de que es posible construir espacios comunes que sirvan para enfrentar al poder, al capital y a sus agentes. Ya está bueno que la crisis la dejen de pagar los/as ofendidos/as y agraviados/as. Otro mundo y otra España son Posible. Actuemos y ya, y sobre todo antes que venga el soporífero del mundial. Estamos advertidos/as.

Notas:

1 Ver Wacquant, Loïc (2010): «Castigar a los pobres. El gobierno neoliberal de la inseguridad social», Gedisa, Barcelona.

2 Ver la fascinante obra Kleim, Naomi (2007): «La Doctrina del Shock. El auge del capitalismo del desastre, Paidos, Barcelona.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.