Sin duda, la última crisis de gobierno de la administración Zapatero ha sido consecuencia, en parte, de la presión ejercida por los y las trabajadoras durante la pasada Huelga General del 29 de septiembre. Además, el cambio de los responsables de ocho ministerios responde también a la situación tan desfavorable del PSOE en las encuestas […]
Sin duda, la última crisis de gobierno de la administración Zapatero ha sido consecuencia, en parte, de la presión ejercida por los y las trabajadoras durante la pasada Huelga General del 29 de septiembre. Además, el cambio de los responsables de ocho ministerios responde también a la situación tan desfavorable del PSOE en las encuestas de intención de voto -el PP ganaría por mayoría absoluta si se realizaran ahora las elecciones generales- y a arreglos internos en el «partido socialista».
Pudiera parecer que el cambio de carteras es un reflejo de un giro a la izquierda, como han intentado mostrar algunos medios de comunicación. Sin embargo, a juzgar por los hechos del gobierno, y más allá de personas concretas, el gobierno de Zapatero sigue manteniendo que no dará marcha atrás a ninguno de sus últimos ataques a trabajadores, pensionistas, estudiantes y parados. Además, mantiene la política de represión generalizada en Euskal Herria contra la izquierda abertzale. Es más, impulsa ya nuevas reformas socialmente regresivas del sistema de pensiones y de negociación colectiva. Por si todo esto no fuera poco, el gobierno ha anunciado que, si son necesarias, se harán más reformas para reducir el déficit, respondiendo así a las peticiones de los mercados, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
El nuevo Ministro de Trabajo e Inmigración, Valeriano Gómez, del sindicato UGT, ha llegado al gobierno criticando parcialmente la nueva reforma laboral contra la que, incluso, se manifestó el día de la Huelga General. Sin embargo, será él quien ponga en marcha los reglamentos de esa reforma laboral que tan poco le gusta y que tanto arremete contra las y los trabajadores, esperando que las burocracias sindicales de los sindicatos mayoritarios admitan negociar dichos reglamentos y renuncien a la derogación de la reforma que era el objetivo principal de la Huelga General. Además, el nuevo «ministro de izquierdas» ya está impulsando la reforma de las pensiones y no ha mostrado intención de cambiar la racista ley de inmigración.
En su deriva hacia la derecha desde Izquierda Unida, Rosa Aguilar es la nueva Ministra de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. Paradójicamente, procede de la Consejería de Obras Públicas y Transporte de la Junta de Andalucía -la consejería responsable de impactos socio-ambientales brutales fruto de un desarrollo totalmente insostenible de infraestructuras, especialmente en nuestras costas.
En clave interna del PSOE, hay que leer el nombramiento de Rubalcaba como Vicepresidente Primero del Gobierno, además de Ministro del Interior, como su puesta en escena como el nuevo hombre fuerte del gobierno y posible sucesor de un Zapatero totalmente desacreditado de cara a las próximas elecciones generales. También, los nombramientos de Leire Pajín como Ministra de Sanidad, Ramón Jáuregui como Ministro de la Presidencia -en sustitución de De la Vega- y Trinidad Jiménez como Ministra de Exteriores intentan darle un perfil renovado y mayor tirón de cara a la opinión pública al gobierno -intentan reconstruir el apoyo electoral- y a pagar favores internos dentro del PSOE.
Por otro lado, la eliminación de los ministerios de Igualdad y Vivienda es la constatación del fracaso de las políticas del PSOE en estas dos problemáticas tan importantes que, ahora, pasan a un segundo plano en tiempos de crisis.
En definitiva, el PSOE ha maquillado su gobierno ante una situación crítica para recuperarse electoralmente, que parece que es lo único que verdaderamente le preocupa. Un maquillaje a la izquierda que intenta transmitir que es ahora más sensible a las preocupaciones sociales a la vez que le hace un guiño a las burocracias de los sindicatos mayoritarios. Un gobierno que, más allá de cambios superficiales y medidas concretas de poco calado, seguirá haciendo que la crisis la paguemos los y las trabajadoras y apoyará sin reservas a los banqueros y a los grandes empresarios.
Jesús Castillo es militante de En lucha y miembro del Sindicato Andaluz de Trabajadores.
Fuente: http://enlucha.org/?q=node/
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