Más que acción protocolar, constituyó reconocimiento mutuo a las luchas por la independencia la decisión de los gobiernos de Cuba y la República Democrática de Vietnam de establecer relaciones diplomáticas el dos de diciembre de 1960. El hecho pone de manifiesto la premonición del Héroe Nacional José Martí, quien en su revista infantil La Edad […]
Más que acción protocolar, constituyó reconocimiento mutuo a las luchas por la independencia la decisión de los gobiernos de Cuba y la República Democrática de Vietnam de establecer relaciones diplomáticas el dos de diciembre de 1960.
El hecho pone de manifiesto la premonición del Héroe Nacional José Martí, quien en su revista infantil La Edad de Oro, elogió en 1889 la voluntad y el valor del entonces pueblo anamita.
Poco después del triunfo de la Revolución, en la Isla en 1959 los contactos mutuos comenzaron a reafirmarse y la posición intransigente frente al intervencionismo de Estados Unidos y su política de tratar de mantener dividido a Vietnam, contribuyeron a estrechar los vínculos entre los dos pueblos y sus dirigentes.
Entre los símbolos representativos -apreciados por los cubanos-, aparece la visita a La Habana del Primer Ministro Phang Van Dong, uno de los fundadores de la nación vietnamita junto con el memorable Ho Chi Minh. La presencia en 1973 del Comandante en Jefe Fidel Castro en suelo vietnamita, abrió la nueva en el proceso de identificación revolucionaria entre ambos pueblos, al ser el primer Jefe de Estado que estuvo en Quang Tri, zona liberada del Sur, y en Hanoi, en plena agresión norteamericana.
En materia de hermandad, los lazos se fortalecieron con el Comandante Ernesto Che Guevara, en su condición de ministro de Industrias y Melba Hernández, quien diría el Comité de Solidaridad con esa nación. Por años, miles de jóvenes vietnamitas estudiaron en Cuba varias especialidades, incluidos los idiomas español e inglés, mientras otro considerable número de cubanos aprendieron allá su lengua. Al puerto de Haiphong, en el norte bombardeado por los yanquis, atracaron barcos cubanos cargados de azúcar y cientos de técnicos laboraron durante la guerra en ese territorio como constructores.
Otros criollos fomentaron granjas avícolas para la producción de carne y huevos. Ho Chi Minh llegó a decir que se sentiría feliz si algún día cada niño de su Patria pudiera comerse un huevo diario. Cuba ayudó a realizar su sueño.
Después, sería Viet Nam, en su impetuoso desarrollo, con idéntica energía y heroísmo cotidiano que en la guerra, el amigo que colaboraría con la Isla en los momentos más difíciles.
Consistió hecho trascendental el primer barco mercante de esa nación que entró en puerto cubano. Hoy, la colaboración económica estatal o empresarial y el entendimiento político entre los dos partidos y sus relaciones de amistad, se mantienen y multiplican.
El dos de enero de 1966, en el acto por el aniversaro del triunfo de la Revolución, Fidel afirmó que a Vietnam «estamos dispuestos a darle no ya nuestra azúcar, sino nuestra sangre, ¡que vale mucho más que el azúcar!»