La vieja disidencia ya no le sirve a Estados Unidos. Hombres y mujeres con más de 50 años, algunos en los 60, otros un poco más longevos, no alcanzan el impacto necesario para movilizar a las masas en Cuba, sobre todo a las nuevas generaciones, las que no asimilan los mensajes que ellos envían. Un […]
La vieja disidencia ya no le sirve a Estados Unidos. Hombres y mujeres con más de 50 años, algunos en los 60, otros un poco más longevos, no alcanzan el impacto necesario para movilizar a las masas en Cuba, sobre todo a las nuevas generaciones, las que no asimilan los mensajes que ellos envían.
Un cable revelado por Wikileaks marca como los veteranos sin futuro a Martha Beatriz Roque, Vladimiro Roca, Félix Bonne, Roberto de Miranda, Óscar Espinosa, Elizardo Sánchez y Héctor Palacios, que superan los 60 años, en tanto Francisco Chaviano y su esposa, Ana Aguililla, René Gómez y Oswaldo Payá sobrepasan los 50.
Es así como los servicios de inteligencia norteamericanos giran su interés hacia supuestos jóvenes desilusionados, artistas plásticos, músicos (del hiphop y el rock) y blogueros como Yoani Sánchez que, trabajando de forma cohesionada, pudieran crear acciones de mayor impacto dentro de la Isla.
El documento de la Sección de Interese Norteamericanos en La Habana (SINA), fechado el 15 de abril de 2009, fue enviado al selecto club del espionaje norteamericano, que incluye la Secretaría de Estado, el Comando Sur en la Florida, la CIA en Washington, la conocida Oficina de Coordinación de Inteligencia, el Consejo de Seguridad Nacional y la Oficina de Inteligencia de la Base Naval de Guantánamo en Cuba.
Con el membrete de Confidencial, la Red del Departamento de Defensa de los Estados Unidos (SIPDIS), elogiada decenas de veces por su seguridad y niveles casi inaccesibles desde el exterior, distribuía en segundos el ID:202438, con el tema: Los Estados Unidos y el papel de la oposición en Cuba.
Extrañas coincidencias
La reacción no se hizo esperar y el 6 de noviembre de 2009, 7 meses después de enviado el despacho desde la SINA, comienzan a ocurrir cosas raras en La Habana, como explicara Iroel Sánchez en su artículo Un «Exit Festival» para Miami.
Una reducida columna de jóvenes realizó ese día una manifestación por la no violencia en las principales calles de la capital cubana, y la bloguera Yoani Sánchez, fiel ejecutora de los planes previamente concebidos por Washington, comenzaba a trazar su liderazgo por encargo, denunciando al mundo una supuesta golpiza cuando se dirigía a la concentración pacífica.
Días antes, su blog Generación Y se hacía eco de la organizació de esa rara caminata, y se encargó luego también de difundir al mundo la » golpiza» que jamás pudo ser mostrada a la prensa.
«No hay sangre. [Hay] moretones, golpes, pelos arrancados, piñazos a la cabeza, riñones, rodilla y pecho», dijo Sánchez Cordero a los medios extranjeros, «noticia» que fue reproducida, casi de forma inmediata, por cientos de canales de difusión de información que, a pesar del «escándalo» , no pudieron mostrar al mundo una foto del extraño incidente.
Comenzaban así las acciones de mayor impacto que no pudieron ejecutar las viejas generaciones de disidentes, y la CIA reportaba, a través de la SINA y utilizando la sofisticada red SIPDIS , el inicio en Cuba de la llamada lucha no violenta.
Las máscaras de OTPOR
La lucha no violenta es una imitación sembrada en la Isla por la CIA y que tiene sus raíces en el movimiento servio OTPOR (resistencia), una corriente juvenil de oposición surgida en 1998, que fundamenta sus estrategias en los manuales de Gene Sharp y la Albert Einstein Institution.
Fue en Serbia donde la Central de Inteligencia Norteamericana (CIA) experimentó por vez primera con las teorías de Gene Sharp, estimulando y financiando la aparición de activistas en los sectores juveniles y estudiantiles, que se darían a conocer como el movimiento OTPOR.
Mediante operaciones de inteligencia la CIA aprovechó los descontentos y la rebeldía propia de la juventud para movilizar a las nuevas generaciones servias contra el presidente Milosevic.
Posteriormente, líderes de OTPOR reconocieron públicamente que recibieron apoyo material y financiero del exterior, particularmente de la USAID, el IRI y la NED, esta última creada por la CIA como pantalla para el financiamiento de operaciones de desestabilización en distintos países, incluido Cuba.
Cuando Milosevic perdió el poder, los jóvenes protagonistas de las revueltas pasaron a un segundo plano y las fuerzas políticas «vencedoras» instalaron un gobierno pronorteamericano.
Según la investigadora Eva Golinger, el manual de lucha no violenta elaborado por Sharp articula unas 200 acciones y estrategias de desestabilización social, política y económica, que incluye huelgas, manifestaciones pacíficas en la calles y el intenso uso del Internet y los medios tradicionales de comunicación para magnificar las acciones.
Georfe Soros y la Open Society
A través de la Open Society, se acaba de asignar un presupuesto de 30 millones a Human Rights Watch para emplear en los países de esa zona, espacio geográfico de las repúblicas ex soviéticas, muy cercanos a quienes EE.UU. consideran sus rivales: China, Rusia e India. Nada casual entonces.
Soros no solo promueve las llamadas revoluciones de colores y de terciopelo (sofismas con los que se han acuñado estas instrucciones de los servicios especiales para desestabilizar gobiernos), sino que también acude a operaciones financieras para acercarse a sus objetivos.
En 2002 Soros admitió su responsabilidad en la crisis financiera que azotó al Brasil, previo a las elecciones presidenciales en ese país, en las que Lula asumiría por primera vez la Presidencia.
La Open Society tiene estrechos vínculos con la Fundación Nacional para la Democracia (NED), esta última la encargada de sufragar a la Freedom House, organización que inició un programa contra Cuba en 1995, financiamiento que corrió a cargo de la USAID y el propio Departamento de Estado.
«Suministrar ayuda a la sociedad civil» fue el slogan que utilizaron para llamar la atención de las audiencias internacionales y buscar apoyo para un proceso de transición pacífica en Cuba, para lo cual, en aquella oportunidad, los ahora viejos disidentes fueron los «líderes» principales.
Cuba
La CIA había identificado a jóvenes cubanos que podían llevar adelante la lucha no violenta y se precisaba introducir este tipo de acciones en la sociedad cubana, carente de disidentes que pudieran hacer explotar una burbuja dentro de la Isla y OTPOR necesitaba cambiar de rostro -ante tanta visibilidad y denuncia internacional- para introducir en Cuba la modalidad de lucha «pacífica» o no violenta.
Las recomendaciones de utilizar a las nuevas generaciones ya habían partido hacia los centros de poder de la inteligencia norteamericana el 15 de abril de 2009, según demuestra el cablegrama ID:202438, revelado por Wikileaks, pero el camino necesitaba algunas cuerdas más.
Peter Ackerman, alumno de Sharp, es miembro fundador del INTERNATIONAL CENTER FOR NON-VIOLENT CONFLICT (CENTRO INTERNACIONAL DEL CONFLICTO NO-VIOLENTO) vinculado a CANVAS (CENTER FOR APPLIED NON-VIOLENT ACTION AND STRATEGIES), la nueva cara de OTPOR.
Ackerman fue desde el 2005 y hasta el 2009 el presidente de la Freedom House, ONG financiada por la NED y el Departamento de Estado para promover acciones (entiéndase operaciones de inteligencia) en escenarios internacionales contra gobiernos progresistas y revolucionarios, con expedientes especiales para Cuba y Venezuela.
En el pasado, Freedom House sirvió de pantalla a una operación especial de los servicios de inteligencia norteamericanos -donde también jugó un papel importante el oficial de la CIA Carlos A. Montaner- para excarcelar y sacar del país al contrarrevolucionario y falso poeta inválido Armando Valladares.
Es así como las redes se articulan bajo la nueva fachada de OTPOR, pero los viejos actores no podían ejecutar las acciones de la lucha no violenta. Las organizaciones disidentes dentro de Cuba estaban divididas, añejadas, y no se ajustaban a las nuevas exigencias.
USAID, IRI, NDI, FREEDOM HOUSE, CANVAS, al final OTPOR, todos bajo la asesoría de la CIA, crearon un secreto plan para mover la opinión internacional contra Cuba bajo el slogan de la transición pacífica y la lucha no violenta, utilizando para ello roqueros, creadores del hiphop, artistas de la plástica y blogueros…
Las acciones desestabilizadoras incluyeron el uso del perfomances, la huelga y la participación desmedida en eventos culturales, con repercusión mediática internacional garantizada por una amplia red de medios internacionales que fueron contactados previamente para divulgar, casi de inmediato, toda información que promoviera la lucha no violenta para la transición en la Isla.
El financiamiento para estas actividades supera los 20 millones de dólares, y recientemente funcionarios de la USAID reconocieron que han puesto dentro de Cuba casi 16 millones de dólares para actividades desestabilizadoras, según confirmó a la prensa un vocero de esa organización en entrevista para el blog Along the Malecon, del periodista norteamericano Tracey Eaton.
La USAID es una dependencia del Departamento de Estado que desde 1996 ha gastado más de 140 millones de dólares en programas para llevar «democracia» a Cuba e introducir, por órdenes directa de Washington, tecnología de punta para actividades subversivas en la Isla.
Yoani Sánchez, una de las caras visibles de OTPOR en Cuba, cuenta con un selecto financiamiento encubierto que ya supera los 250 000 euross (sin descontar los pagos fiscales que realiza en cada país), dinero que llega a través de premios de universidades y fundaciones que reciben presupuesto directo de organizaciones vinculadas a la CIA, el principal financista y asesor de estas actividades.
En los próximos días nuevas revelaciones podrán esclarecer un poco más los hilos de todo un movimiento de espionaje contra Cuba donde OTPOR, a pesar de los secretos entramados, es el principal soporte.