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Ni el fútbol, ni la fe, ni los sueldos de los banqueros, ni las televisiones autonómicas son derechos constitucionales

Fuentes: Rebelión

Sí, España era una fiesta, ganaban dinero y encima se divertían, todo era posible, vale veinte, te doy cien, no te preocupes, hay para todos, esto no se acaba. Miran para otro lado, los de fuera también, éramos un modelo, no cómo esos nórdicos estólidos dedicados al estudio, serios como marmolillos, aburridos como ranas que […]

Sí, España era una fiesta, ganaban dinero y encima se divertían, todo era posible, vale veinte, te doy cien, no te preocupes, hay para todos, esto no se acaba. Miran para otro lado, los de fuera también, éramos un modelo, no cómo esos nórdicos estólidos dedicados al estudio, serios como marmolillos, aburridos como ranas que esperan el beso del príncipe que nunca llegará. ¿Se acabó? No, que va, la fiesta continúa en muchos lugares y hogares, como si no hubiese pasado nada, como si no hubiesen hecho nada. ¿Dónde está Aznar? Da conferencias en los santos lugares, predica el fin del mundo de los demás, es asesor. ¿Asesor Aznar, de quién? ¿Con esa cara? No, lo peor no es la cara, es lo que hay detrás. Asesora a Murdoch, da lecciones de economía, y de política, es consejero de Endesa y ha montado una empresa familiar. Le va, ni te cuento. ¿Y Rato? Estuvo en el Fondo Monetario, de jefe, supervisando la economía mundial hasta 2007. Se largó justo cuando comenzó la juerga. Fue la recompensa por la ley del suelo y la desregularización del sistema financiero, por promover el ladrillazo, por acosar a los países pobres, por prever la crisis. Un genio. Desde luego hay gente que vale hasta para llevar Caja Madrid. ¿Y Zaplana, el de Terra Mítica y la California del Sureste? Buen chico, es adjunto al secretario general de Telefónica. No lo hace por dinero, es que le gusta viajar. Felipe González dicen que se ha montado un chiringuito en Gas Natural, de gran porvenir, en sus ratos libres aconseja y monta joyas. Si es que hay que valer. ¿Y Botín, Amusástegui, González, Sáenz, Rodríguez Inciarte, Luzón, Goirigolzarri, los grandes gestores de nuestros bancos estrella, que es de ellos? De perlas, sus sueldos no bajan de los quinientos millones de pesetas anuales y sus pensiones, vamos sus pensiones, son cantidades que escapan a mi entendimiento, te diré una por si tú la pillas, Goirigolzarri, consejero delegado del BBVA se jubiló con una pensión de 52 millones de euros, algo así como ocho mil millones de pesetas. ¿Y no hay nadie en la cárcel? Sí, el otro día la policía atrapó a un «cani» que robaba bollicaos en una pastelería de la Rambla. Es que no hay respeto.

Y no, no hay respeto y la ley se la pasan por dónde quieren. Ningún causante de la crisis, ni uno sólo de los urdidores del ladrillazo ha pisado la cárcel. Modificaron leyes para que todo el suelo de España fuese edificable, dieron créditos muy por encima de su capacidad, destruyeron nuestro paisaje, hipotecaron nuestra economía, han tirado a la basura a una generación entera de jóvenes y nos han metido en una situación extremadamente complicada. ¿No es delito eso? Yo pensaba que sí, que lo era y muy grave porque estos señores son los responsables de la miseria de millones de trabajadores y de la desesperanza de otros tantos. He visto entrar en la cárcel para mucho tiempo a chavales que habían robado una moto. A estos le dan premio y los llaman para pedirles consejo. ¿Pero no dices que son los responsables? Sí, y qué tiene que ver. Aquí si se cae un edificio, el culpable es el albañil que quedó aplastado. Si alguien se ha gastado cien mil millones de pesetas en Terra Mítica, otra barbaridad en la Ciudad de las Artes y las Ciencias con dinero público y de las Cajas de Ahorro, los responsables no son Zaplana o Camps, lo son quienes no saben apreciar la verdadera dimensión de esos proyectos y no se pasan todo el día entre columpios y juguetitos, el pueblo que no entiende nada. Además, qué delito, en España no es delito sublevarse contra un gobierno constitucional, matar a doscientas mil personas, desaparecer a otras tantas, exiliar a decenas de miles, robar niños y haciendas, destrozar la cultura. El único que está procesado por eso es Baltasar Garzón. El delito no lo cometieron los militares, banqueros y curas que felones, lo cometieron quienes defendieron la legalidad.

Sí, eso de Garzón tiene tela, y lo van a juzgar partidarios de aquello como si nada hubiera pasado, ¡qué aberración!… Bueno, pues ya entiendo eso de los recortes, claro no hay dinero para pagar lo que se ha gastado y cada día el Erario ingresa menos, ¿no? Pues que quieres que te diga, acabo de leer que diez equipos de fútbol de primera división, entre los que están el Real Madrid y el Barça, deben más de 500.000 millones de pesetas. Ya, pero eso son entidades privadas, allá ellos. Entidades privadas sí que son, y algunas las más grandes del sector, pero buena parte del dinero lo reciben de las televisiones autonómicas, de los Ayuntamientos, de las Diputaciones, de los gobiernos autonómicos. Eso no puede ser. Ya lo creo que puede ser, la mayor parte de los ingresos de los clubs de fútbol vienen de las televisiones, aún así no tienen bastante y reciben ayudas. Dicen que dan mucha publicidad y prestigio. ¿Y de dónde sacan las televisiones autonómicas el dinero que dan a los equipos de fútbol. Joder, tío parece que no te quieres enterar, de dónde lo van a sacar, de los presupuestos generales de cada Autonomía. Será que les sobra. No, que les va a sobrar, deben más de 300.000 millones de pesetas. ¿Y no las cierran? Pues no.

Suprimiendo los sueldos y jubilaciones desorbitados de los ejecutivos y altos cargos de los principales bancos de España, esos a los que tenemos que inyectar millones y millones de euros por su mala cabeza, por sus pésima gestión; las ayudas encubiertas, o no, destinadas a los diez principales equipos de fútbol de España y a las televisiones autonómicas, se habrían podido evitar buena parte de los recortes a que nos han abocado los inventores y gestores del ladrillazo y la especulación. No digamos nada, si a eso se añaden los dineros que cada año entrega el Estado a la Iglesia católica, más de un billón doscientos mil millones de pesetas para embrutecer a nuestros hijos y mantener cerrados a cal y canto miles de monumentos nacionales que podrían aprovecharse para desarrollar un turismo interior de calidad y crear miles de puestos de trabajo. Pero aquí hay cosas que no se tocan, el presupuesto de culto y clero sigue creciendo en un país definido constitucionalmente como «aconfesional», los clubs de fútbol siguen pagando cantidades astronómicas por sus estrellas y las nuestras, los banqueros continúan aumentando sus sueldos y pensiones y las televisiones autonómicas metiéndose en la casa de usted para ofrecerle mierda a precio de oro, con su dinero.

Ni los sueldazos de los banqueros, ni sus pensionazas, ni los equipos de fútbol ni las televisiones autonómicas, ni el mantenimiento de la iglesia católica corresponden al Estado. Ni son servicios públicos ni derechos constitucionales. Son los socios, propietarios y accionistas de los bancos, de las iglesias, de los equipos de fútbol quienes han de pagar los gastos de sus empresas, y si no pueden, que las cierren o se dediquen a otra cosa. En cuanto a las televisiones autonómicas, nada mejor que suprimirlas. Para llenarnos la cabeza de basura, ya tenemos a las privadas, cuya licencia depende del Estado y no estaría mal las pusiese en cuarentena por salud pública: La única televisión que sirve para educar y entretener, y que además es un verdadero servicio público es la Dos.

No se pueden pedir sacrificios interminables al pueblo mientras con el dinero de todos se sigue manteniendo a parásitos irresponsables, a tipos que dan patadas a una esfera de colores y a sus jefecillos, a lameculos dedicados al libelo y a la degradación cultural del país, y a los que dicen que hablan con Dios en los cuatro idiomas oficiales. Si quisiéramos tener un país desarrollado, próspero y justo, los primeros tendrían que estar en la cárcel, los segundos, en el manicomio.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.