Parece ser, que, a falta de otros argumentos más contundentes (si es que los hay) el Gobierno, va a tratar de evitar que el nuevo partido de la izquierda abertzale «Sortu», pueda participar en las próximas elecciones del mes de mayo, trasladando el asunto (a través de la fiscalía) al Tribunal Supremo. Las razones que […]
Parece ser, que, a falta de otros argumentos más contundentes (si es que los hay) el Gobierno, va a tratar de evitar que el nuevo partido de la izquierda abertzale «Sortu», pueda participar en las próximas elecciones del mes de mayo, trasladando el asunto (a través de la fiscalía) al Tribunal Supremo. Las razones que da el Sr. Rubalcaba se limitan a decir que: «el Estado de derecho está preparado para impedir que nadie que no deba ir a las elecciones vaya». El Sr. Rubalcaba, con esta reflexión, confunde el «deber» (obligación), con «derecho» (justo o legítimo).
Tras el último comunicado de ETA, en el que se anuncia un «alto el fuego permanente y de carácter general, verificable internacionalmente». Se ha detectado un sospechoso nerviosismo, sobre todo, en el Gobierno y en el principal partido de la oposición (PP). Esta inquietud se ha acentuado con la presentación de «Sortu» al considerar que forma parte de la ilegalizada Batasuna. Y seguramente será así pero, ¿y qué?
Claro que en «Sortu» hay gente de Batasuna, pero, con otros nuevos estatutos, lo raro sería que no fuera así. Y en la masiva manifestación del sábado en Bilbao, donde se exigió «que el alto el fuego de ETA se convierta en definitivo» también participaba gente de Batasuna, como no podría ser de otra manera, exigiendo su derecho a participar en próximas elecciones. La izquierda abertzale no se va ha disolver por las exigencias de un maquiavélico guión.
Es lógico que tanto en el Gobierno como en el principal partido de la oposición y en «casi» todos los medios habituales y por diferentes motivos, se observe cierto nerviosismo.
El Gobierno, se quita el problema de encima a través de la Fiscalía General del Estado, que se lo manda al Tribual Supremo, con ello, se quita el «marrón» y espera con «ansiedad» que sean los Tribunales los que decidan si todos los ciudadanos vascos van, o no, a tener derecho a votar libremente a la opción con la que mejor se sientan representados.
El Partido Popular (PP) lo que tiene es miedo, a que la izquierda abertzale, a través de «Sortu» pueda participar en las próximas elecciones, y lo que es «peor», que con esta nueva situación de normalidad electoral, ETA haga público un nuevo y definitivo comunicado, que ponga en peligro la clara ventaja que, parece ser, mantiene sobre su único y maltrecho rival, Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Los medios de comunicación afines al sistema, curiosamente coinciden «casi» todos, en espurios motivos: mantener la, cada vez más escasa clientela, a cambio de una información interesada que dista mucho de la realidad que se está viviendo en el País Vasco.
Estas tres posiciones: electoralista, populista y manipuladora, pueden parecer lógicas en una sociedad consumista como la que estamos «disfrutando» en Europa y particularmente en España, con nuestra particular y triste historia de los doscientos últimos años, pero, el que parezca lógico no significa, de ninguna manera, que sea justo.
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