«A menos que se adopten medidas drásticas para reducir la vulnerabilidad de las centrales nucleares a los terremotos, Japón podría sufrir una verdadera catástrofe en un futuro próximo.» Esta advertencia constaba en un artículo publicado el 11 de agosto de 2007 en el diario International Herald Tribune/Asahi Shimbun. Su autor es el sismólogo Ishibashi Katsuhiko, […]
«A menos que se adopten medidas drásticas para reducir la vulnerabilidad de las centrales nucleares a los terremotos, Japón podría sufrir una verdadera catástrofe en un futuro próximo.» Esta advertencia constaba en un artículo publicado el 11 de agosto de 2007 en el diario International Herald Tribune/Asahi Shimbun. Su autor es el sismólogo Ishibashi Katsuhiko, profesor de la Universidad de Kobe.
Ishibashi Katsuhiko formaba parte de un comité de expertos encargado de elaborar las normas sísmicas de las centrales nucleares japonesas. Dimitió en señal de protesta por la postura adoptada por dicho comité, pues entendió que las recomendaciones formuladas eran demasiado permisivas.
En otras palabras, el profesor Katsuhiko había previsto lo que ahora está ocurriendo en la central de Fukushima. Advirtió a las autoridades de su país de que las centrales japonesas adolecían de una «vulnerabilidad fundamental» a los seísmos. No obstante, sus advertencias fueron desoídas tanto por el gobierno como por Tepco (Tokyo Electric Power Company), la primera compañía eléctrica privada del mundo, que explota un tercio de las centrales nucleares japonesas, entre ellas la de Fukushima.
Katsuhiko hizo sonar la alarma en 2006, año en que se reforzaron las normas de seguridad antisísmica en Japón. Según el sismólogo, las nuevas normas eran todavía muy insuficientes. Los hechos le dieron la razón a partir del año siguiente. El 16 de julio de 2007, un seísmo de magnitud 6,8 provocó graves problemas en la central de Kashiwazaki-Kariwa, la unidad más importante del mundo de producción de electricidad a partir de la energía nuclear. Esta unidad se halla en Honshu, la isla principal de Japón, al igual que casi todas las centrales nucleares japonesas, situadas en los alrededores de las tres ciudades más grandes del país, Tokyo, Nagoya y Osaka.
Antes del terremoto de julio de 2007 había habido otro, en agosto de 2005, que afectó a la central de Onagawa, al norte de Fukushima, y otro más en marzo de 2007, cuyo epicentro estuvo situado a 16 kilómetros de la central de Shika. El mismo escenario se produjo un año después, con un nuevo temblor de magnitud 6,8 en el este de Honshu, cerca de Onagawa y de Fukushima. Aunque no hubo daños importantes, Tepco informó entonces de que se habían registrado tres fugas de líquido radiactivo en Fukushima Daini.
Por tanto, el accidente qua acaba de ocurrir en Fukushima no puede considerarse una sorpresa, por mucho que haya cogido desprevenidos a los responsables de la central y a la Administración. Se trata en realidad de la repetición, aunque mucho más grave, de los acontecimientos que han venido sucediendo desde el año 2005.
Ishibashi Katsuhiko analizó el riesgo y explicó que en los casos registrados «el movimiento en la superficie causado por el temblor de tierra era mayor que el máximo previsto al diseñar la central». Durante el seísmo que afectó a la central de Kashiwazaki-Kariwa, el punto máximo de aceleración sísmica superó el doble del valor que debía resistir la central. «Lo ocurrido en Kashiwara-Kariwa no debe considerarse un imprevisto», escribió el sismólogo.
Las omisiones de Tepco
Por desgracia, lo mismo se puede decir, y con creces, del drama actual, cuya posibilidad había anticipado Katsuhiko: «Si el epicentro del seísmo hubiera estado un poco más cerca de la central y su magnitud hubiera alcanzado los 7,5 grados […], se podría haber producido un ‘genpatsu-shinsai’, un suceso catastrófico en que el temblor de tierra acabaría provocando una fusión parcial o completa del núcleo de uno o varios reactores.»
Esto es exactamente lo que está ocurriendo ahora a causa de un terremoto aún más potente que el que había imaginado Katsuhiko. En 2007, este experto consideraba que las centrales debían diseñarse de manera que resistieran una aceleración de la superficie del suelo equivalente a unos 1.000 gal, mientras que las normas de 2006 sólo contemplaban una aceleración de 450 gal (el gal es una unidad empleada para medir la aceleración del suelo y equivale a 1 centímetro por segundo al cuadrado).
Una de las razones por las que las centrales japonesas son vulnerables a los seísmos es que fueron construidas durante un periodo en que la actividad sísmica fue, por casualidad, relativamente baja, al menos para Japón. La norma se basó en este nivel de actividad para definir la resistencia antisísmica de las centrales atómicas, de las que se construyeron en total 55, convirtiendo a Japón en el tercer productor mundial de electricidad nuclear.
Sin embargo, a partir de 1995 y del gran terremoto que devastó la isla de Kobe, se intensificó la actividad sísmica en todo el archipiélago. Por consiguiente, habría sido necesario revisar al alza el grado de protección antisísmica de las plantas. Para Katsuhiko, las centrales que no pudieran adaptarse suficientemente a las normas de seguridad preconizadas por él debían cerrarse. Esto no se hizo y además Tepco no tuvo en cuenta las fallas sísmicas submarinas, particularmente en la zona de Kashiwazaki-Kariwa. El riesgo asociado a los temblores de tierra se subestimó sistemáticamente, tanto por parte de expertos nacionales de seguridad nuclear como por parte de la industria.
Por otro lado, no es la primera vez que Tepco hace caso omiso de las necesarias normas de seguridad. En 2002, la compañía protagonizó un escándalo al haber falsificado documentos de inspección para disimular los problemas detectados en algunos de sus reactores. El director general, el vicepresidente y el presidente del consejo de administración tuvieron que dimitir en bloque. La falsificación pretendía encubrir al menos tres incidentes que afectaron a varias centrales de Fukushima y Kashiwazaki-Kariwa.
Nota edición: Para acceder al artículo original de Ishibashi Katsuhiko en inglés, se puede ir a:
http:///-Ishibashi-Katsuhiko/2495
Fuente: http://www.vientosur.info/articulosweb/noticia/index.php?x=3727