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Perfil de José Coy, activista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Murcia

El hombre indignado

Fuentes: La Verdad

Nació como un gesto casi desesperado desde la parroquia del polígono de La Paz y desde el barrio de Los Rosales, en El Palmar, pero después de haber conseguido parar ya once desahucios en la Región, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca lleva camino de convertirse en un movimiento social en toda regla. Cabalga […]

Nació como un gesto casi desesperado desde la parroquia del polígono de La Paz y desde el barrio de Los Rosales, en El Palmar, pero después de haber conseguido parar ya once desahucios en la Región, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca lleva camino de convertirse en un movimiento social en toda regla. Cabalga al grito del ‘Indignáos’ de Stéphane Hessel y conecta con el hartazgo y el desencanto de los golpeados por la crisis. José Coy (Alcantarilla, 1963) es uno de los fundadores de esta «rebelión de las lágrimas», como él mismo la ha bautizado. Él, que es miembro del Foro Social desde su creación en el año 2002, fue quien contactó con movimientos similares en Cataluña y quien, ahora que la mecha ha prendido en la Región, está exportando la idea a otras comunidades: Valencia, Madrid, Andalucía. Coy embarcó al Foro Social en esta aventura mientras Miguel Marín y María Jesús Martínez -a la que Esther Herguedas (IU) ha fichado para su candidatura- la llevaban a la práctica en Los Rosales, en La Paz, en Alhama, plantándose frente al secretario judicial y convirtiéndose en barrera humana cada vez -y ya van once- que los bancos pretenden desalojar de sus paupérrimas viviendas a familias que «mezclan con agua la leche que dan a sus hijos» y que sobreviven de la ayuda de organizaciones como Cáritas.

El propio José Coy se ha convertido en protagonista de su historia, con una huelga de hambre de cuatro días que a finales de marzo consiguió paralizar la subasta del bajo de su casa, en Molina de Segura. Tampoco él puede pagar la hipoteca, porque lleva dos años en el paro. Le ha pedido a la caja de ahorros un poco más de tiempo, a la espera de que fructifique su nuevo proyecto: la creación de una cooperativa de consumo que aúne la inserción laboral de personas en riesgo de exclusión social (fundamentalmente parados mayores de 45 años) con la agricultura ecológica.

Es éste un rasgo característico de Coy: antes incluso de que una iniciativa haya terminado de cuajar, ya está pensando en la siguiente. Sus críticos en la izquierda social, que los tiene, ven esto más bien como una pega, aunque no por ello dejan de reconocerle sus virtudes y su capacidad de liderazgo. Todos los que le conocen están de acuerdo en algo: es un hombre más de acción que de reflexión, vehemente y capaz de movilizar conciencias.

Escrito en su ADN

¿De dónde le viene el activismo social a José Coy? Lo tiene escrito en su ADN. De padres obreros y emigrantes, no nació en Alemania porque su madre se empeñó en volver a Alcantarilla para dar a luz en su tierra. A los 15 años se embarcó en su primera batalla social, recaudando fondos en las parroquias para las huelgas del sector de la madera. Por esa misma época empezó a colaborar con la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) en el barrio de Campoamor.

«Fui un mal estudiante», admite. No tiene estudios universitarios y fue saltando de trabajo en trabajo: del matadero en Alcantarilla a la conserva, y de ahí a hacerse comercial del textil, hasta que la actual crisis lo mandó al paro. Se afilió a Comisiones Obreras y fue uno de los líderes del sector agroalimentario durante los conflictivos 80, cuando algunos jornaleros todavía llamaban «mi amo» al jefe, recuerda. En las huelgas de la conserva conoció a su mujer, mientras organizaba barricadas y corría delante de la Policía.

Como miembro de los famosos piquetes, tuvo a veces más que palabras con los ‘antipiquetes’. En la huelga general del 14-D, en tiempos de Felipe González, se las vio con un agente que le acusó de haber sellado con silicona una oficina bancaria. «Me apuntó con la pistola y todo», recuerda. Aunque aquellos años ya quedan lejanos, todavía le queda algo de ardor guerrero. Le pusieron una multa de 400 euros por lanzar, en 2008, un zapato a la fachada de la Delegación del Gobierno.

‘Ninguna persona es ilegal’

Si hoy en la Región se cuece, gracias en parte a la labor de José Coy, una iniciativa del calado de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que puede convertirse en un fenómeno nacional, en el año 2000 Murcia fue también la base de otro movimiento que se propagó por toda España y en el que, de nuevo, estuvo implicado este activista: las protestas contra la explotación laboral que sufrían miles de inmigrantes que trabajaban en el campo en situación irregular. La muerte terrible de doce ecuatorianos en un paso a nivel de Lorca despertó conciencias y generó un lema -‘Ninguna persona es ilegal’- que se repitió en los encierros que se produjeron en iglesias de toda la Región. José Coy creó entonces la Plataforma de Apoyo a los Inmigrantes de Molina de Segura. Hoy, aquella llama se ha debilitado por un discurso anti-imigración cada vez más endurecido pero, como Hessel, Coy y los suyos no pierden la esperanza de que, al grito de ‘Indignaos’, las cosas empiecen a cambiar.

Fuente: http://www.laverdad.es/murcia/v/20110424/region/hombre-indignado-20110424.html