Cuanto más se incrementan los efectos de la crisis, la solución que «nuestros» gobernantes encuentran como más apropiada es incrementar la ola de privatizaciones, si es que todavía queda algo por privatizar. Pero, ¿no sucederá que son precisamente las privatizaciones una de las principales causas de la crisis? Para consumar la privatización de estas Cajas […]
Cuanto más se incrementan los efectos de la crisis, la solución que «nuestros» gobernantes encuentran como más apropiada es incrementar la ola de privatizaciones, si es que todavía queda algo por privatizar. Pero, ¿no sucederá que son precisamente las privatizaciones una de las principales causas de la crisis?
Para consumar la privatización de estas Cajas escogieron, como corresponde a los tiempos de crisis, el Hotel Reconquista, el hotel insignia de los grandes eventos, el lugar en donde recalan los magnates, la élite del poder y los Príncipes de la monarquía cuando designan a los elegidos para los Premios Príncipe de Asturias.
Pero nada nuevo, porque los mismos que regalan estos premios, los que forman el jurado y disfrutan de semejante cónclave, son los mismos que ahora se reúnen para resolver del modo más antisocial posible la crisis con la que unos pocos medran a costa del agobio y la desesperación (resignada y muda, de momento) de la inmensa mayoría.
Y allí se reúnen y se reunieron ahora, al menos por parte de Cajastur, los propietarios de hecho de la Caja, es decir, la coalición de los dos partidos en el poder, PSOE-IU, más el PP a modo de disimulada oposición, junto con los dos sindicatos mayoritarios. Todos ellos, todos, sin mayor problema, sin ningún problema, hace tiempo ya que votaron sí a la privatización.
Pero eso sí, antes de privatizar nada, es necesario someterse a una rigurosa cuarentena. Hace falta sanear bienes y personas de modo que lo privatizado, además de regalado, esté libre de cualquier carga, que esté saneado y bien saneado con fondos públicos detraídos de lo destinado a los servicios sociales, a los salarios y a las condiciones laborales.
La CSI-Cajastur protagonizó la única nota discordante rompiendo el protocolo y el consenso de los allí reunidos para manifestar su oposición, para denunciar el «robo» a la luz del día de lo que hasta ahora era patrimonio popular y que ahora pretenden lo sea de la gran banca, que lo es de cuatro mal contados.
Mientras, ahora mismo, todos los responsables y beneficiarios de un modo o de otro, prometerán y proclamarán a los cuatro vientos en esta campaña electoral justamente todo lo contrario de lo que están haciendo, lo contrario de lo que en estos momentos están firmando. Y me refiero al PSOE, a IU, al PP y a los dos sindicatos CCOO y UGT que también forman parte de los que han votado sí, de los que han dicho sí sin reparo alguno a la privatización.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
rCR