La Universidad de Oviedo, España, ha suscrito un Convenio de Colaboración con la Universidad Militar Nueva Granada, el Rector civil de la una con el Rector militar, General por más señas, de la otra. La Universidad Militar Nueva Granada, aunque se diga y repita que de tal ya sólo le queda el nombre, no lo […]
La Universidad de Oviedo, España, ha suscrito un Convenio de Colaboración con la Universidad Militar Nueva Granada, el Rector civil de la una con el Rector militar, General por más señas, de la otra. La Universidad Militar Nueva Granada, aunque se diga y repita que de tal ya sólo le queda el nombre, no lo ha cambiado porque responde todavía al mismo.
Su ley reconstitutiva de 2003, ley por la cual se transforma la naturaleza jurídica de la Universidad Militar Nueva Granada, le sigue marcando objetivos tan extraños para una institución pública de enseñanza universitaria como el de consagrarse a la promoción de militares, de policías, de empleados o empleadas civiles del sector de la defensa y de sus familiares, el de colaborar con otros institutos de formación y capacitación del ejército y de la policía, el de participar «en el estudio y solución» de asuntos de interés militar y policial, o el de promover «la unidad nacional».
Los estudios de derecho asumen la misión de formar profesionales con «espíritu del servicio a la sociedad y al Sector Defensa», éste siempre con gráficas mayúsculas. En el contexto colombiano de actuaciones criminales de ejército y policía y de doctrinas y políticas que las justifican y encubren, todo esto resulta no sólo extraño, sino también inquietante, sumamente inquietante. ¿Cómo puede una Universidad española, con la mediación de un testaferro presuntamente congénere, prestarse sin mayores precauciones a la cooperación con las Fuerzas Militares y la Policía Nacional de Colombia? Me temo que por algo más que porque le plazca la resonancia colonial del nombre de la universidad colombiana con la que suscribe formalmente el convenio.
Convenio Marco entre Oviedo y Nueva Granada