El Movimiento 15M ha tenido la virtualidad tanto de re-politizar la ciudadanía del estado español, como de poner la política al servicio de las ciudadanas y ciudadanos en las plazas y las calles. Hay un buen artículo en la web de Socialismo21 al respecto. La gente de la calle habla de política en las plazas […]
El Movimiento 15M ha tenido la virtualidad tanto de re-politizar la ciudadanía del estado español, como de poner la política al servicio de las ciudadanas y ciudadanos en las plazas y las calles. Hay un buen artículo en la web de Socialismo21 al respecto. La gente de la calle habla de política en las plazas y le quita a la casta profesional, el monopolio de la POLÍTICA, haciéndola regresar al pueblo.
La oligarquía política, subsidiaria de la oligarquía bancaria y empresarial – de las grandes empresas – ha sufrido un deterioro en tres meses, que años de escándalos, no habían logrado introducir en el debate público. Pero seamos propositivos y mojémonos, el desprestigio de una casta profesional, no puede suponer el abandono de una noble actividad, máxime cuando esta puede enfocarse a reformar y transformar. Hacer política, no es solo el cliché parlamentario. Es exigir en voz alta, por escrito o en una asamblea, medidas, acciones, reformas y mejoras, pero también soñar y edificar una sociedad diferente, tanto en nuestro modelo de vida, como en la construcción de una utopía posible, como todas – excepto la neoliberal ya superada por sus propios acontecimientos -.
Ahora que el neoliberalismo ha fracasado y como ya ni con la propaganda de intoxicación masiva convencen, no les queda otro camino a los poderosos, que la imposición. Las estrategias de recorte social, de «ahorro» y de privatización, no logran levantar ni la propia economía capitalista, además están fracasadas de antemano, de tal forma que incluso prestigiosos economistas liberales advierten de los fallos profundos y tremendos errores que las políticas de ajuste y techo de gasto, están causando, pues impiden la recuperación de la economía productiva. Pero el neoliberalismo es una opción política de poder, consistente en mantener un sistema injusto, con unas brutales transferencias de rentas de las clases populares a las clases poseedoras, haciendo además a la población civil ser víctima y a su vez participe de su guerra de clases.
Es por eso, por lo que necesitamos utopías, metas e ilusiones. No solo se trata de pedir una fiscalidad justa y la supresión de los Paraísos Fiscales o el fin de la reforma laboral, el pensionazo y la defensa del bienestar. También. Creo que se trata de comenzar a decir que aspiramos a la democracia económica, al reparto, al desarrollo armónico y sostenible respetuoso con la madre tierra, el fin del patriarcado y la consecución de la igualdad y la paz.
Una nueva ilusión por una sociedad avanzada e igualitaria. Frugal, no consumista y solidaria. Un nuevo Socialismo del siglo XXI, participativo, democrático y republicano, en el más noble y alto sentido de la palabra. Si no somos capaces de tejer una nueva utopía, moriremos de asco en el día a día desesperante. Necesitamos una nueva ilusión. Pero es más sin utopía, sin ideales republicanos y justicieros, sin aspiraciones humanitarias socialistas, no seremos capaces de seguir la lucha.
En las plazas nos han dejado la POLITICA, pues la oligarquía política había renunciado a ella, en beneficio de La gestión y lo «económicamente posible», la economía de mercado y la democracia, esa si con apellidos, formal y representativa. Pero también en las plazas nos han dejado los ideales del reparto, la paz y la total igualdad entre hombres y mujeres libres. Los valores que las y los socioliberales abandonaron están ahí y son nuestros, al menos de las y los que creemos que socialismo es democracia, es decir poder del pueblo. Socialismo es reparto y por tanto lo contrario del capitalismo y del mercado especulativo y financiero. Socialismo es acción política igualitaria y por tanto republicano, pues nada más injusto que las herencias antisociales de cuna y no de la libertad de elección.
Está bien, son necesarios los pasos previos; pero sin quedarnos en ellos. Con paraísos fiscales no hay una sociedad justa, pero sin igualdad tampoco. Una nueva Revolución emerge en nuestras conciencias, pero no hay revolución sin utopía. El 15M también será político y hará política en la medida que sea capaz de ser utópico. La democracia, no será completa ni real, sin reparto equitativo de la riqueza y de la cultura.
Por eso si tenemos ideales solventaremos las renuncias y las dejaciones, o superaremos la llegada al gobierno incluso de los neofranquistas del PP y sabremos seguir, porque hay una meta superior y una ilusión de todas y todos más fuerte que las amenazas del las y los señoritos derechistas. Pero sobre todo sabremos construir algo nuevo, por un mundo nuevo
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