El presente comunicado lo suscriben un grupo de sindicalistas miembros de CC.OO. que forman parte de Izquierda Anticapitalista
Un acuerdo firmado con nocturnidad
Como viene siendo habitual, el Consejo Confederal ha aprobado el acuerdo con UGT y la patronal, a espaldas de la afiliación, sin ningún mecanismo de participación por parte de la misma. Una afiliación que lamentablemente nos hemos vuelto a enterar por la prensa. Como viene ocurriendo en las negociaciones de estos años, y tal como ocurrió con el regresivo y desmovilizador acuerdo de pensiones, el secretismo y la ausencia de debate entre la afiliación de CCOO, ha consolidado un modelo sindical burocrático en el que los afiliados somos meros espectadores de las negociaciones con la patronal y los gobiernos.
Un duro ataque a los salarios
Volvemos a decir que no hay responsabilidades compartidas en la crisis y que, por tanto, no hay razones para que la salida a la crisis se realice sobre las espaldas de los trabajadores. Los salarios ya vienen perdiendo participación en la renta nacional desde hace años. Su moderación e incluso retroceso son la principal causa del endeudamiento privado en este país. No se puede consentir que los salarios aparezcan como nueva moneda de cambio:
- A la pérdida de poder adquisitivo, que no «moderación salarial» como dice la dirección del sindicato, pues éstos subirán por debajo de la inflación, hay que añadir la subida del IRPF y otras que previsiblemente vendrán en Abril como aumentos en los recortes y tasas, pero también la subida del IVA, especialmente lesiva para las gentes trabajadoras. Vergonzoso el acuerdo firmado para que las excesivas subidas del petróleo no computen para calcular el IPC a la hora de subir los salarios.
- Las contrapartidas que se han hecho públicas son verdaderamente cantos de sirena, un escándalo que la dirección sindical defienda lo indefendible, ya que no hay mecanismos para controlar los precios y menos moderar los beneficios.
- Las contrapartidas encubiertas son mantener la actual estructura de la negociación colectiva a través de convenios sectoriales y provinciales (pero descafeinada al quedar muchas materias sujetas a descuelgue y al ámbito de negociación de empresa ). Un nuevo acuerdo sin movilización y debate, que de hecho vuelve a legitimar la imposible paz social (no respetada en ningún ámbito por una patronal envalentonada) no impedirá ni la reforma laboral del PP ni una nueva reforma de la Negociación Colectiva cuando lo crean conveniente frente a un desarme teórico, político y organizativo de la clase trabajadora a la que está colaborando nuestra dirección.
Tropezar tres veces con la misma piedra
Desde el 2009, la moderación salarial en las grandes empresas (en SEAT por ejemplo), no solo no ha servido para evitar la destrucción de empleo sino que ha propiciado la congelación y la bajada de salarios en las pequeñas y medianas empresas, profundizando a su vez la crisis. Desde el inicio de la crisis, el diálogo social sólo ha servido para aceptar sacrificios (pacto de pensiones) y favorecer la pasividad sindical y social, incluso fracturar a la clase, ya que el pacto de pensiones era muy lesivo para los jóvenes. Tenemos que recordar que el acuerdo de pensiones del 2011, en contra de los cantos de la dirección que afirmaba que iban a frenar los ataques, a pesar de los durísimos recortes aceptados por CC.OO, no impidió que el Gobierno de ZP intentara modificar la Negociación Colectiva. Fue la irrupción del 15-M y el propio agotamiento del Gobierno quienes lo impidieron.
De retroceso en retroceso
Este acuerdo ha recibido las significativas alabanzas del gobierno. Además deja carta blanca para que los convenios vigentes sean incumplidos por la patronal. Plantea un serio revés a la lucha contra los recortes en el sector público, ya que imposibilita enfrentar de manera unificada la lucha contra la austeridad en el sector público y en la empresa privada. Por último, nos desarma frente a las nuevas agresiones del Gobierno, ya que avala la política de austeridad del PP y su discurso de responsabilidades y costes compartidos de la crisis. Con este acuerdo la dirección de nuestro sindicato renuncia a encabezar la resistencia necesaria frente a lo que está por llegar. Significativo ha sido el silencio sindical ante las medidas adoptadas por el consejo de ministros del día 30-D.
No nos representan
Hay una guerra social declarada contra los trabajadores donde la afiliación de CCOO debe jugar un papel imprescindible. Toca organizarnos dentro del sindicato pero también tendiendo una mano con todos aquellos sectores que quieren luchar en este escenario. Con gentes de otras fuerzas sindicales rompiendo el estéril y cainita sectarismo sindical. Con gente no sindicada, algunas de ellas por razonables prejuicios sindicales pero que necesitan de nuestra experiencia y nuestra capacidad de organización. La dirección se ha convertido en una rémora y no nos representa. Necesitamos aunar esfuerzos en el día a día bajo otro discurso:
- Luchando contra los argumentos a favor del acuerdo, que lo amparan con el discurso de que estamos en una situación excepcional, donde hay que compartir los costes de la crisis equitativamente.
- Estos dirigentes, no representan a tod@s aquell@s, que se la están jugando en las empresas, ni a l@s jóvenes que pelean en las calles y plazas. Los militantes de CCOO nos tenemos que organizar con todos estos sectores y con la izquierda más combativa.
- Esta dirección se representan a sí misma, más preocupada por mantener la respetabilidad del estado y las instituciones y sus propios sillones. Necesitamos conocernos, reunirnos, debatir junt@s y tener prácticas que ayuden a avanzar a los y las trabajadoras con una línea más combativa. Éste es nuestro tiempo y empieza ahora.
Sindicalistas de CC.OO. que forman parte de Izquierda Anticapitalista