«Los políticos conservadores (…) son lobos de la misma camada; defensores de una misma causa: el apuntalamiento del edificio burgués, minado en sus cimientos. Ellos contribuyen a poner un tupido velo de mentiras ante los ojos de sus pueblos» Antonio Machado, Juan de Mairena La crisis del capitalismo en Europa está llevando al empobrecimiento […]
«Los políticos conservadores (…) son lobos de la misma camada; defensores de una misma causa: el apuntalamiento del edificio burgués, minado en sus cimientos. Ellos contribuyen a poner un tupido velo de mentiras ante los ojos de sus pueblos»
Antonio Machado, Juan de Mairena
La crisis del capitalismo en Europa está llevando al empobrecimiento creciente de amplias masas populares, al hundimiento político de la socialdemocracia que tan buenos servicios le prestó al sistema desde la Guerra Fría y al éxito electoral de los partidos conservadores. Bajo la partitura de los que hace años condujeron a la ruina económica a muchos países de América Latina y apoyaron las dictaduras del Cono Sur, es decir, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, los grandes bancos ─ que han provocado el desastre financiero que ahoga el crédito y lleva al cierre de empresas y al despido creciente de trabajadores ─, dirigen sin disimulo la política europea.
En España el gobierno del PSOE asumió sin ningún reparo esa política neoliberal cuyos objetivos pueden resumirse en estos puntos: erosión del ya precario Estado de bienestar; privatización creciente de las pocas empresas públicas que quedaban; recorte de salarios y congelación de pensiones; subida de impuestos indirectos; liquidación de gran parte de las pequeñas empresas; desinterés en la persecución del fraude fiscal; protección de las rentas del capital. Tras haberle hecho el trabajo sucio a sus socios del bipartidismo, el PP obtuvo una holgada victoria en las elecciones generales, fruto más bien de la desastrosa política económica del gobierno Zapatero que de las aparentes ventajas de su propio programa electoral. Sin tomar tierra durante toda la campaña, Mariano Rajoy centró todas sus intervenciónes en una fórmula mágica: crear empleo. ¿Qué ha sido de esa promesa?
En su primera intervención ante la Cámara de Diputados, el nuevo presidente de gobierno echó un jarro de agua fría: «este año va a ser malo; en 2012 empeorarán las cifras de paro». ¡Así que esas tenemos ahora con ustedes en el poder! Según él, el proyecto de ley de estabilidad presupuestaria «respeta escrupulosamente lo pactado con el PSOE» en la llamada reforma exprés de la Constitución, aprobada en agosto pasado con los votos de ambos partidos y que sitúa a los mercados por encima de los ciudadanos.
Como los bancos son quienes en verdad llevan el timón, se han permitido ser más explícitos que el siempre enigmático Rajoy. Según el BBVA, la tasa de paro rondará el 25% hasta… mediados de 2013. «Este año se perderán unos 2.000 empleos diarios. Pensamos que el número de parados llegará a 5.700.000 personas«, ha declarado Rafael Doménech, responsable del banco para la economía española.
Después de estas dramáticas cifras que avergüenzan a la ciudadanía y desprestigian a los dirigentes políticos, el gobierno del PP no ha tomado ninguna medida concreta que impulse la actividad productiva, haga circular el crédito y fomente el empleo. A pesar de encontrarnos en plena recesión, su respuesta ha sido hasta ahora la de reducir la inversión pública, impulsar los recortes presupuestarios, congelar el salario mínimo, facilitar el despido y reducir los derechos laborales. Veamos brevemente su reflejo en los acuerdos del Consejo de Ministros.
A los pocos días de constituirse, el gobierno adoptó unas severas medidas económicas y fiscales que, según puede leerse en El País (día 26 enero de 2012), representan «el mayor ajuste en la historia de España, valorado en 15.189 millones de euros». Después, aprobó un proyecto de ley de estabilidad presupuestaria orientado a reducir el gasto público y a proponer sanciones a los eventuales infractores, según explicó a los diputados el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro: http://politica.elpais.com/politica/2012/01/26/actualidad/1327576506_760804.html
El 3 de febrero se publicó el Decreto-ley de saneamiento del sector financiero. Un análisis detallado y crítico del mismo ha sido llevado a cabo por Juan Torres López y Alberto Garzón en un artículo de lectura recomendada: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=144301
Para estos economistas, «la reforma no ataja los problemas de fondo que han dejado sin financiación a las empresas que crean empleo y a las familias, no proporciona remedios que garanticen que el crédito quede asegurado y se limita a favorecer descaradamente los intereses de los grandes bancos españoles».
Y ahora llega la guinda que corona la tarta de esta antipopular política económica y social: el gobierno ha aprobado por Decreto-ley, es decir, de inmediata entrada en vigor, la anunciada Reforma laboral. El Boletín Oficial del Estado acaba de publicar su texto. Se trata de una verdadera Contrarreforma que echa por tierra los pocos derechos laborales que habían dejado en pie las previas reformas neoliberales dictadas por el gobierno del PSOE. La locuaz vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha afirmado con su habitual desparpajo que «marcará un antes y un después en la legislación laboral». Y así es, por desgracia.
Llama la atención su extensísimo preámbulo de 9 páginas y 7 apartados que es toda una cortina de humo autojustificatoria que bien puede servir como ejemplo de encubrimiento ideológico de unas draconianas medidas antisociales. Además de algunas perlas literarias como la idea de «flexiseguridad» ─ que no es sino una versión postmoderna de la vieja ley del embudo, es decir, la «flexibilidad» a soportar por el trabajador y la «seguridad»
a disfrutar por el empresario─, la tesis central es de una manifiesta inconsistencia lógica. Ante el fracaso de la política económica seguida en España, la consecuencia lógica sería criticarla y cambiarla. Pues no para estos cerebros neocapitalistas en estado puro cuya pirueta sofística (con perdón para los viejos sofistas) concluye con esta luminaria que podemos leer en dicho preámbulo: «La crisis económica ha puesto en evidencia… la insostenibilidad del modelo laboral español».
Entre los puntos novedosos que contiene el Decreto-ley de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral, podemos destacar los siguientes: reduce la indemnización por despido improcedente, amplía las causas del despido objetivo, suprime la autorización previa de la administración en los expedientes de regulación de empleo (ERE), favorece la flexibilidad de horarios y la movilidad geográfica, autoriza a las empresas en dificultades a desvincularse de lo pactado en los convenios y permite a las empresas de trabajo temporal (ETT) poder funcionar también como agencias de colocación. El diario La Vanguardia ofrece el siguiente resumen: http://www.lavanguardia.com/economia/20120210/54252850910/reforma-laboral.html
Según anunció con antelación el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, esta reforma iba a ser «extremadamente agresiva»1. Para el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, en confesiones semipúblicas durante la reciente cumbre de la Unión Europea,»la reforma laboral me va a costar una huelga general». Por una vez, estoy de acuerdo con ambos políticos conservadores, tanto respecto al juicio de valor del primero como en el arriesgado pronóstico del segundo.
Las medidas económicas y sociales tomadas por el gobierno están hundiendo al país y llevando a la miseria a cientos de miles de familias. Eso lo ve todo el mundo, incluso los defensores a ultranza de este descarnado capitalismo de saqueo exprés. Su aprobación por los dirigentes de la UE, del Fondo Monetario Internacional y de los grandes bancos confirma a quién benefician.
Pero lo peor de todo es el sistemático desprecio a la inteligencia de la ciudadanía, la mentira contínua a través de los grandes medios al anunciar que los recortes en derechos, en salarios y en inversión pública se hacen… para crear empleo.
Aceptemos de una vez por todas esa repugnante y repetida mentira oficial. Se cierran fábricas para crear empleo, se bajan los sueldos para fomentar el consumo, se reduce la inversión pública para aumentar la productividad, se facilita y abarata el despido también para crear empleo, se pisotean los derechos laborales para mejorar el nivel de vida de los trabajadores, se destruye lo público para beneficiar… al pueblo.
Y a quien no trague el engaño, ¿cómo se le convence? Con el «consenso a palos» que empleó la policía en la noche del viernes contra los pacíficos manifestantes de la Puerta del Sol.
Nota:
1 El curriculum de este ministro es dificilmente superable desde el punto de vista del neoliberalismo rampante. Entre sus recientes cargos profesionales sobresalen estos: desde 2006, consejero asesor para Europa de Lehman Brothers y director de la filial de ese banco estadounidense en España y Portugal hasta su quiebra en 2008. Ese mismo año se incorporó a PricewaterhouseCoopers (PwC), empresa multinacional especializada en auditoría y consultoría, como responsable de la división financiera. Profesor en la facultad de Económicas de la Universidad de Navarra del Opus Dei desde 2005. Destacado ideólogo en el ámbito económico de la Fundación derechista FAES, presidida por José María Aznar.
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