Los millones de huelguistas y la participación de cientos de miles de trabajadores en las manifestaciones convocadas a lo largo y ancho del Estado, por las diferentes organizaciones sindicales, sociales y políticas dan muestra del amplio seguimiento, del malestar y de la rabia acumulados por la agresión permanente y sistemática que la clase obrera venimos […]
Los millones de huelguistas y la participación de cientos de miles de trabajadores en las manifestaciones convocadas a lo largo y ancho del Estado, por las diferentes organizaciones sindicales, sociales y políticas dan muestra del amplio seguimiento, del malestar y de la rabia acumulados por la agresión permanente y sistemática que la clase obrera venimos sufriendo con el anterior gobierno que ya había atacado duramente las pensiones, con el acuerdo de los sindicatos pactantes, y su contrarreforma laboral, por la paz social, los pactos firmados por CCOO, UGT y la patronal en enero de este año, y por la brutalidad con la que el gobierno del Partido Popular ha vuelto a atacar a los trabajadores.
El protagonismo de la clase obrera en momentos de lucha, no hay quien se lo quite. No se lo ha podido quitar el gobierno reaccionario del PP con una campaña previa sobre la base de un pertinaz cinismo, utilizando los 5 millones de parados, el millón y medio de hogares en los que no trabaja ninguno de sus miembros y tantas otras miserias del capitalismo para machacar a los mismos parados, a lo jóvenes, a los que tienen un puesto precario a los que tienen un puesto «fijo», a los funcionarios…, porque esta contrarreforma afecta a toda la clase obrera esté en la situación que esté actualmente y en el futuro.
Los medios de comunicación, los mamasopas de «tertulianos» y toda lacra de estómagos agradecidos se pusieron a favor de la patronal y del gobierno con argumentos tan simplones como que «no era el momento», que ahora «tocaba trabajar»… Cuando la clase obrera recibimos una agresión de esta magnitud, ¿no tenemos que responder de inmediato? Demasiado estamos aguantando y hay que decir que se terminó, que ahora «toca trabajar». Si trabajamos como esclavos, antes de la crisis y durante la crisis, si es lo que hacen los que tienen trabajo. Pero además millones de trabajadores hacen trabajado sin cobrar, y millones trabajan cobrando una miseria y en condiciones penosas. Ahí están las muertes en accidentes de trabajo, las enfermedades profesionales, el estrés por el exceso de trabajo… Todo esto a pesar de que la crisis la ha generado el sistema capitalista; es una crisis del sistema capitalista y las personas físicas y jurídicas que la han llevado a cabo y se han beneficiado de forma escandalosa antes de la crisis y se siguen beneficiando durante la crisis: los Botines, los Alierta, los González, los Amancio Prada, los Urdangarín y la familia y… sus correligionarios en el ámbito mundial, muy concentrados en el imperialismo de los EEUU y la Unión Europea.
El último eslabón que tuvimos que saltar los trabajadores, la víspera de la huelga y el día de la huelga fue la represión policial. Primero con la presencia indecente en los piquetes que legítimamente estaban organizando y extendiendo la Huelga General. Después, con la represión brutal como vienen haciendo contra el pueblo cuando legítimamente reivindica algo, ya sean obreros, estudiantes, mujeres, niños o ancianos, da igual, el caso es ejercer la represión brutalmente.
En esta Huelga General a muchos veteranos en la lucha les ha venido a la memoria la viva imagen de los grises de la dictadura fascista de Franco con policía montada a caballo y pateando a los manifestantes, a los piquetes, en la universidad… igual que entonces.
Todas estas barreras (y otras) que el sistema «que llaman democracia y no lo es» ha impuesto han sido superadas con gran éxito, y las seguiremos superando en el futuro.
Cabe preguntarse por qué. Las respuestas pueden ser varias, aunque nos centraremos en entender la necesidad de responder como clase, es decir, como trabajadores desposeídos de los medios de producción ya que éstos están en manos de los capitalistas. También respondemos porque nos sentimos con fuerza y aunque no tenemos la conciencia desarrollada, porque la política suicida de paz social y de pacto social practicada por CCOO y UGT nos lo obstaculiza enormemente; sí sabemos que los autobuses sin conductores no funcionan, que al metro o tren le pasa lo mismo, que Telefónica sin trabajadores quedaría incomunicada en muy poco tiempo, o que en Iberia, sin pilotos, técnicos, tripulantes de cabina… se quedaría todo el mundo en tierra, o la Renault sin ingenieros ni operarios en las cadenas de producción, no sacaría ni un sólo coche. Así, en cualquier empresa, (Corte Inglés, Mercadona, o cualquiera) y esa es nuestra fuerza.
Respondemos contra la agresión del gobierno cuando se da y ahora se dio de la manera mas palpable desde los tiempos de la dictadura franquista. Los sectores interesados que se beneficiaran de la contrarreforma laboral porque explotaran mucho mas a los trabajadores y de esa explotación obtendrán mas beneficios (banqueros, grandes capitales, gobiernos y empresarios) se han artado a decir que la huelga general no valdría para nada, haciendo dudara algunos sectores mas atrasados del movimiento obrero. Aquí podríamos responder que «la única lucha que se pierde es la que se abandona» o «no se da». Si reflexionamos bien sobre la huelga general que hemos llevado a cabo podemos afirmar que ninguna la hemos perdido, aunque no hayamos conseguido todos los objetivos reivindicados en la misma, sucede como en las empresas (aunque hay muchas diferencias entre unas y otras) que las luchas y la huelgas nunca se pierden aunque no se consiga todo lo que se reivindica.
Con esta huelga general del 29 de marzo el gobierno de la mayoría absoluta, el gobierno sumiso y arrodillado a los intereses de los imperialistas europeos, el gobierno directo de los banqueros, de las grandes fortunas y de los empresarios, antes de los cien días de su entonación triunfal ha tenido un contestación impresionante por parte de la clase obrera y eso le debilita moralmente para continuar la agresión de cara al futuro, al margen de lo que rectifique o no la contrarreforma laboral.
Por consiguiente la lucha y la huelga general tienen un sentido estratégico que tendrá muchos mas efectos en la medida que le demos continuidad, que es lo que corresponde.
La continuidad pasa por el rechazo frontal en la contrarreforma y al gobierno. Por la firme convicción de continuar la lucha. Por organizar la próxima huelga general si el gobierno no la retira. Por liquidar el pacto social, el acuerdo de las pensiones y el acuerdo interconfederal de enero de 2012 por ser el elemento mas pernicioso para la clase obrera. Por desarrollar y organizar el sindicalismo de clase en todos y cada uno de los centro de trabajo y sectores de la producción. Por abrir el espacio de manera decidida, por la unidad popular para aglutinar las fuerzas mas avanzadas en la lucha contra las agresiones del gobierno y la patronal, por la lucha contra el capitalismo y la Unión Europea y para impulsar una sociedad donde se erradique la explotación del hombre por el hombre.
Madrid, 29 de marzo de 2012