Actor principal de multitudinarias movilizaciones sociales durante buena parte del año pasado, el movimiento estudiantil se prepara para iniciar este mes de abril un diálogo con el Gobierno colombiano y anticipa la continuidad de movilizaciones locales y nacionales. Así lo explica Boris Duarte, uno de los voceros de la MANE (Mesa Ampliada Nacional Estudiantil), principal instancia de coordinación de esas protestas que se dieron en diferentes ciudades del país al tiempo que se realizaba una huelga estudiantil que duró varias semanas.
Exigencias claras
Desde que se suspendió la huelga estudiantil en noviembre pasado, la ronda que se iniciará en abril es el primer paso de un proceso de diálogo, explica el joven dirigente universitario.
Y para este proceso, el movimiento estudiantil ha definido cuatro exigencias. Que el Gobierno no presente en el Congreso (poder legislativo) ninguna propuesta que no haya sido concertada con los estudiantes; que reconozca a la MANE como único interlocutor del diálogo; que las autoridades presenten una propuesta efectiva para resolver el actual déficit público de la universidad y que se aseguren condiciones para la construcción de una política universitaria pública con la participación de estudiantes, trabajadores, profesores etc.
«Hemos demostrado nuestra buena voluntad» en reiteradas ocasiones, especialmente al suspender las medidas de fuerza. Pero «no hemos bajado la guardia. Y vamos a seguir movilizándonos, las próximas semanas. Pidiendo a las comunidad internacional que nos acompañe con su presencia y su veeduría».
El movimiento, subraya, sigue plenamente vigente, no se ha desinflado, y en los últimos meses ha priorizado la elaboración de propuestas desde abajo, con la idea de presentar en 60 o 90 días un documento de política pública y un articulado nuevo para el avance de la reforma de la educación superior. En el calendario de la MANE existen convocatorias a movilizaciones locales y nacionales.
«No solo queremos asegurar una educación pública enteramente financiada por el Estado y de calidad, sino que queremos manifestar nuestro desacuerdo sobre como Colombia se posiciona en el campo internacional», explica Duarte, criticando por ejemplo el Tratado de Libre Comercio establecido entre su país y los Estados Unidos.
Educación y paz
Si las reivindicaciones específicas de los estudiantes universitarios han constituido el eje principal de la movilización ciudadana en el 2011, nunca dejamos de pronunciarnos, claramente, a favor de la necesidad de una solución política y negociada del conflicto que padece Colombia», explica Duarte.
Quien recuerda la consigna central que defiende la coordinadora estudiantil: «Por un país con democracia, soberanía y paz». Y en ese sentido «les decimos a todos los actores del conflicto que pongan las cartas sobre la mesa y se comprometan. Porque los principales afectados somos la ciudadanía en su conjunto».
No se trata, subraya, de la rendición de uno u otro, sino de un proceso coherente que «ponga las bases de otro modelo de país, con acceso real a la democracia y a los derechos esenciales, con la vigencia de una verdadera justicia social».
Capital acumulado
Las movilizaciones del 2011, sintetiza Duarte a nivel de balance final, significaron para los estudiantes salir de un impasse de varias décadas de cierto quietismo.
Lo que se logró como producto de un aprendizaje «que hemos protagonizado entre todos».
A la base del mismo, «fue necesario dejar atrás los discursos extremadamente ideológicos o demasiado centrados en la estrategia… Tuvimos la capacidad de sentarnos en una mesa – con la idea de una mesa de trabajo para construir alternativas-. Fue importante aprender a escucharnos los unos a los otros».
Para ello, superamos la mirada auto-centrada en tanto que estudiantes. «Y aprendimos a observar las experiencias de otros sectores sociales importante del país, como los campesinos, indígenas y trabajadores, que tienen mucho que enseñarnos».
Ese aprendizaje, analiza Boris Duarte, «implicó que aceptáramos muchos años de equivocaciones de la izquierda colombiana». Sin por ello renegar de la necesidad de buscar alternativas al capitalismo y al neoliberalismo, «pero explorando nuevas maneras, con participación amplia, organizándonos y caminando juntos, ejerciendo nuevas metodologías, dando nuevos mensajes», concluye.
(*) Sergio Ferrari, servicio de prensa E-CHANGER, ONG de cooperación solidaria. En colaboración con SWISSINFO.
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