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YPF no es nuestra, pero tanta bandera envenena el aire

Fuentes: Rebelión

«Hoy, el poder público viene a ser, pura y simplemente, el consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa.»  Karl Marx y Friedrich Engels, Manifiesto Comunista (1848) Me importa una mierda YPF, España y Argentina. En mi DNI dice que soy ciudadano español y en mi pasaporte: europeo. Tanto me da, […]


«Hoy, el poder público viene a ser, pura y simplemente, el consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa.» 

Karl Marx y Friedrich Engels, Manifiesto Comunista (1848)

Me importa una mierda YPF, España y Argentina. En mi DNI dice que soy ciudadano español y en mi pasaporte: europeo. Tanto me da, como si afirmaran que soy marciano o habitante de la Tierra Media. Sí me importan, en cambio, los españoles y los argentinos. Y me jode que se les quiera enfrentar por intereses extraños. Me importan los que trabajan. Me preocupan mucho aquellxs que con el sudor de su frente y/o sus manos luchan para ganarse la vida. Aquellos que crean toda riqueza no heredada de la Naturaleza. Me importan mucho todos ellos, sin preocuparme si en los papeles de turno afirman que «son» españoles, argentinos, brasileños, alemanes, nepaleses, chinos o mongoles. Mi corazón late con aquellos que deben esforzarse cada minuto de sus días para sobrevivir posibilitando que sus seres queridos amanezcan otro alba más, donde quizás y solo quizás, puedan respirar con el maravilloso cosquilleo de la esperanza. Aquellos que todavía sueñan que puede/debe existir un futuro mejor, aquellos que no pierden la fe en nuestra raza humana, para que algún día dejemos de ser monos con zapatos. Aquellos sí me importan, y mucho.

Me considero comunista, socialista y demócrata (radical). El orden es indiferente. Digo «radical» por la perversión que tiene la palabra «demócrata» cuando la emplean/prostituyen los dictadores de las finanzas y las deudas externas. Aquellos que no dejan de ser basura disfrazados con trajes y corbata, los que calcinan a los pueblos desde la tranquilidad de sus jacuzzies y sus hoteles de cinco estrellas. Ojalá bastase decir que soy demócrata y automáticamente el público entendiera que por ende también soy socialista y comunista. Pero vivimos en el mundo al revés, en la mistificación permanente y a veces, lo lógico debe hacer malabares para no aparecer frente a los ojos de las mayorías como un sinsentido, cuando no directamente una auténtica locura. Y esto no es solo culpa de los de arriba, los del hilo rojo tenemos nuestra responsabilidad, nuestras inmundicias históricas que los explotadores supieron aprovechar, y como les es inmanente: explotar1.

¿Y por qué digo todo esto? Ayer el gobierno del PP aparecía enunciando altivo, en sus medios cómplices, que el gobierno argentino está afectando los intereses de una empresa española (Repsol) por nacionalizar una parte de su filial argentina (YPF), asegurando que el hacerlo es como meterse con España y con todos los españoles. Yo les digo que mienten, calumnian y lo saben. Repsol es una compañía privatizada por el anterior gobierno del PP de Aznar e YPF por el gobierno argentino de Ménem (ambos expresidentes, amigos actuales). Paradójicamente, o no tanto, Ménem era del mismo partido que es en la actualidad Cristina Kirchner, Presidenta de la República y debutante «naciolanizadora»2, que también votó a favor de la privatización por aquel entonces3). Y unos y otros siguen mintiendo denostando la profesión de los pocos políticos honestos que todavía quedan en el mundo. Su inmundicia les atora sus gargantas de humanos que juegan a ser muñecos de trapo al servicio de los grandes prestidigitadores. Políticos de la infrapolítica que destruyen cualquier vestigio de su humanidad malherida, encharcados en la hedionda miseria de los que limpian el culo, día tras día, a los magnates enriquecidos, o sea: a los ladrones y asesinos de guante blanco, dueños de armas (deudas externas) con silenciadores (medios de desinformación). A vosotros, gobierno del PP, gobierno de «patriotas» de pacotilla, os pregunto: ¿Cuando cientos de miles de familias españolas son expulsadas de sus casas porque a los bancos extranjeros les resultan más rentables fuera que dentro de sus hogares…es o no, también, meterse con los españoles? ¿Lo es cuando las multinacionales estadounidenses o alemanas radicadas en la Península echan a cientos de miles de trabajadores de sus puestos laborales? ¿Es o no meterse con los españoles cuando actualmente un 25% de los mismos que viven bajo esta Monarquía, donde reina un mata-elefantes, subsisten bajo el umbral de la pobreza mientras nuestro Estado sigue siendo una de las mayores economías de Europa? ¿Es o no meterse con los españoles pagar cada día más intereses a los compradores extranjeros de deuda mientras para pagarles se recortan salarios y se destruye todo lo público? ¿Es o no destruir nuestra sociedad permitir que las multinacionales farmacéuticas exijan la privatización de los hospitales públicos para que crezcan sus negocios mientras se deja morir a los pacientes menos rentables en sus casas?

Pero por otro lado, a mis hermanxs argentinxs les digo algo que muchxs ya sabrán: el gobierno del estado argentino no es ni socialista ni revolucionario, ni nada que se le parezca, por mucho que honre y coloque cuadros del Che Guevara en algunas recepciones oficiales. Un Che que desde luego no estaría ni en su partido ni entre sus filas de corruptos, oportunistas y en el mejor de los casos posibles: reformistas. El gobierno argentino no hace la recuperación de accionariado de YPF por fortaleza propia sino por debilidad de las otras burguesías decadentes. ¿Por qué no expropian a los capitalistas argentinos, estadounidenses o brasileños? Kirchner y compañía son proburgueses, pero basan su modelo capitalista en un desarrollo regional-popular de cierto tipo obligado por las dinámicas históricas de acumulación de capital mundial y la propia presión interna de «sus» trabajadores argentinos que ya no soportan más el papel de habitantes de una semicolonia, como lo fue durante dos décadas la Argentina que ayudaba a aplastar a sus habitantes más empobrecidos con la ayuda de las exmetrópolis coloniales. Es por ello que exigen mejoras y ahora el gobierno Kirchner puede disfrutar redirigiendo una parte del plusvalor mundial que se extrae siempre, con toda la violencia capitalista, del robo de los trabajadores de aquellos países que viven justo por debajo del nivel medio mundial de explotación.

El sistema capitalista internacional debe reordenarse por sus recurrentes crisis de sobreproducción (no menos de una veintena lleva ya) y las nuevas acumulaciones de capital (sobre todo en Asia) están obligando a re(des)equilibrar todo el sistema. De este modo, los papeles entre países enriquecidos, semiperiféricos y empobrecidos están mudando. Se reparten los mismos disfraces pero cambian sus portadores. Capitalismo 100%, destrucción creativa: cambiemos todo para que nada cambie. Algunas colonias o neocolonias pasarán a ser países semiperiféricos «acomodados» y otros antiguos semiperiféricos acomodados o enriquecidos humildes como España, se transformarán en semiperiféricos. EUA tarde o temprano descenderá y China o India ascenderán como potencias hegemónicas por su propia lucha de clases interna y su creciente acumulación de capital fruto del desmantelamiento industrial promovido por los capitalistas de los antiguos países enriquecidos. Pero esto no significa que el capitalismo esté perdiendo, al contrario, sigue ganando, pues lamentablemente todavía la mayoría de trabajadores del mundo no hemos aprendido que nuestra única patria posible es la unión de todas las hormigas de los hormigueros vilipendiados en lucha legítima por un hormiguero mundial, digno y en paz. No esperemos ingenuamente que los mismos gigantes que nos aplastan se apiaden de nuestra suerte y nos pongan caritativamente a salvo. O ellos o nosotros.

Mientras tanto reina la desidia, la inmundicia y el crimen en este Reino de Bananas llamado España. Los criminales andan sueltos entre tanto hijo de la gran puta. Hijos de puta que están destrozando las vidas del pueblo y que me perdonen todas las asalariadas del sexo que son mil veces más dignas que todos aquellos que insultan las maternidades honradas del mundo. Cada jornada que pasa, cada cual más dura, tediosa y pesada, nos exigen más y más sacrificio. Y lo hacen sin que se les caiga la cara de vergüenza. Al pueblo tranquilo, que gusta de la paz y los momentos buenos de la vida, se le pide a base de golpes lo que nadie en su sano juicio desea: hacer una revolución. Eso que nadie busca a menos que no vea otra salida. Nos lo exigen a base de machacarnos las vidas, de apagar todo futuro, de pisarnos los títulos que tanto esfuerzo y estudio nos costaron, de echarnos de las empresas que ayudamos a construir, de derruir nuestros hospitales y las escuelas de nuestros hijos, de cagarse en su futuro pisoteando su dignidad desde la fragilidad de las aulas… Nos están pidiendo una revolución, nos la están pidiendo para tener la excusa con la cual hacer una guerra y matarnos a todos los unos contra los otros: las hormigas españolas contra las de más allá y las de más allá contra las de más acá. Nos están pidiendo revueltas, desean alborotos, meter a los tres o cuatro gatos «revolucionados» de siempre entre rejas. Pero esta vez vamos a ser más listos que ellos y la revolución la vamos a hacer mundial. Debemos acumular fuerzas y hacer bullir el agua cuando no lo esperen, pero en lugar de aguas nacionales serán océanos internacionales. Cuanto más seamos menos serán las bajas, más pacífica la revolución mundial necesaria. Es nuestra única oportunidad. Vamos a trabajar a cada segundo por esa causa, con la fuerza de las palabras ahora que podemos todavía emplearlas, amando a los pueblos y no dejando que esos malditos magnates de la burguesía nos enfrenten los unos con los otros por sus pérfidos intereses de clase.

Nuestros intereses, en cambio, coinciden con el futuro del género humano; los suyos: con el fin de la especie. Los nuestros encajan con la necesidad de conseguir la verdadera democracia y un mundo donde la libertad y la justicia dejen de ser falsas promesas o dolorosas mentiras, para transformarse por fin en principio de realidades. De presente, en presente, nos presentamos para conquistar nuestro futuro. Aquí los que creemos en la raza humana.

No faltemos a nuestra cita histórica.

Notas:

1. Me refiero a las revoluciones que acabaron pariendo nuevas explotaciones, y de las que tenemos que aprender mucho y evitar bastante.

2. En el siglo XX y en la teoría política nacionalizar no significa que el Estado tenga la mayoría más uno del accionariado, sino el 100%. Son cosas de los tiempos de hegemonía neoliberal, que hace que los pastores alemanes reformistas y amaestrados parezcan lobos feroces bolcheviques.

3. Ver en el Periódico Tribuna: http://www.periodicotribuna.com.ar/10958-el-dia-que-cristina-kirchner-hizo-lobby-a-favor-de-la-privatizacion-de-ypf.html (2012/04/17).

* Jon Juanma es el seudónimo artístico de Jon E. Illescas Martínez, licenciado en Bellas Artes e investigador de la FCM de Sociología y Comunicación en la Universidad de Alicante y la Universidad Complutense de Madrid.

Artículo finalizado el 17 de abril de 2012.

Correo: [email protected]

Blog: http://jonjuanma.blogspot.com.es/


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