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Entrevista con Sherif Awad, crítico de cine y programador del Festival de Cine de Luxor

Fuentes: Rebelión

Cada mes de abril, Nueva York se convierte en un hervidero de  profesionales y críticos que comparten impresiones y debaten sobre su pasión común: los cines africanos. El African Film Festival (AFF) es la razón por la cual directores, actores, productores y críticos del continente y su diáspora deambulan durante dos semanas por Manhattan. Estableciendo […]

Cada mes de abril, Nueva York se convierte en un hervidero de  profesionales y críticos que comparten impresiones y debaten sobre su pasión común: los cines africanos. El African Film Festival (AFF) es la razón por la cual directores, actores, productores y críticos del continente y su diáspora deambulan durante dos semanas por Manhattan. Estableciendo como centro de operaciones el Walter Reade Theater del Lincoln Center, son perseguidos por críticos y periodistas al acecho, quienes tratan de alargar su estancia lo más posible para asistir a Tribeca en los días sucesivos. Tras la sobredosis africana, resulta refrescante y muy saludable para la perspectiva crítica descansar con la envidiable oferta de películas de variados estilos, formatos y procedencias que se proyectan en el Lower East Side. Con la intención de revitalizar el barrio tras el ataque de las Torres Gemelas y siguiendo con fidelidad los pasos de Sundance, Tribeca fue fundado en 2002 por Robert de Niro, Jane Rosethal y Craig Haktoff. Gracias a las relaciones de sus fundadores con la meca del cine, Tribeca ha escalado rápidamente posiciones en el panorama internacional y hoy día se eleva entre la tupida nube de celebraciones culturales de Nueva York como el mayor festival de cine en número y alcance mediático de la ciudad.

 

En este ambiente de efervescencia crítica, entre proyecciones y entrevistas concertadas, pude conversar con Sherif Awad en el acogedor apartamento de Chelsea de nuestra amiga común Mahen Bonetti, directora del AFF. Uno de los críticos de cine más reconocidos de Egipto, curador y programador experimentado, Sherif Awad es un hombre afable en el trato y de una agudeza analítica envidiable, curtida por largos años de trabajo y aderezada por un humor críptico, elemento basilar de su elegante oratoria. Durante una hora, mientras Sherif saboreaba su café instantáneo y yo me detenía en un té receta especial de nuestra anfitriona, me invitó a recorrer a su lado la primera edición del Luxor African Film Festival (LAFF) celebrada en febrero de 2012, lo que nos llevaría a intercambiar opiniones sobre las inminentes elecciones en su país, a detenernos en los filmes recientes sobre la Primavera Árabe y su fulgurante eco internacional, para terminar debatiendo, ya sobre un plato de pescado al estilo del África occidental, el papel a jugar por las cinematografías africanas en el futuro. Reflexiones que, al pasar los meses, bullían por ser compartidas:

Beatriz Leal Riesco: Como programador del LAFF: ¿podrías hablar un poco del contexto y las motivaciones que hicieron surgir este festival?

Sherif Awad: El proyecto de crear un festival de cine en el Nilo viene de largo. Es un sueño personal que el guionista, director y productor Sayed Fouad perseguía desde hace años. Sus motivaciones sociales, artísticas y políticas eran y siguen siendo progresistas y críticas, lo que topó con obstáculos durante el régimen de Mubarak que impidieron su aprobación por el gobierno. En aquel entonces no había interés en proyectar películas extranjeras que no fuesen europeas o americanas, y no se miraba a las realizaciones africanas más allá de las árabes. Cuando se produjo el cambio de régimen en el 2011 la situación cambió, volviéndose posible el nacimiento de un Festival de cine en el Nilo. ¿Por qué en el Nilo? La historia está cargada de largas discusiones y problemas relacionados con este río por sus peculiaridades geoestratégicas. Por ser un lugar de contacto, de hibridación y encuentro de civilizaciones y culturas africanas se erigía como el espacio ideal para crear un festival que diluyese las fronteras africanas.

BLR: El LAFF sería el tercer festival de dimensiones internacionales en Egipto después de los del Cairo y Alejandría…

Sherif Awad: En efecto, en Egipto existen dos festivales destacados: el Cairo International Film Festival (CIFF) y el Alexandria Film Fest. CIFF se fundó en 1976 por un grupo de críticos de cine tras su visita a Berlín. Liderados por Kamal El Mallakh tomaron la decisión de crear el que sería el primer festival de Oriente Medio, hoy reconocido por la Federación Internacional de las Asociación de productores de cine (FIAPF) como uno de los once mejores del mundo. Su alcance es a la vez internacional, pan-árabe y nacional. En la actualidad, el Ministerio de Cultura y el Centro Nacional de Cine tienen el mayor peso dentro de la organización, relegando a la Asociación Egipcia de Escritores y Críticos Cinematográficos (EAFWC) que lo había dirigido hasta 1985, lo que ha sometido al CIFF a las vicisitudes políticas del país. Por su parte, el Festival de cine de Alejandría sigue siendo organizado por la EAFWC, lo que le permite una mayor libertad de actuación. Este mes de noviembre celebrará su 6ª edición, de nuevo poniendo especial acento en los directores y las conexiones mediterráneas.

BLR: ¿Cómo ha influido la revolución del 2011 en el funcionamiento de la industria del cine en Egipto? ¿cuáles son las repercusiones visibles en la actualidad?

Sherif Awad: Tras los acontecimientos de enero del 2011 el sistema cambió, lo que se hizo notar también en el mundo del cine. El Centro Nacional de Cine (CNC) pasó a tener una Junta elegida por la sociedad civil compuesta por grandes directores, la cual se encarga de aprobar la realización de los festivales de cine. Cuando Sayed Fouad envió su solicitud en 2011, por fin se le dio carta blanca para organizar un festival de cine en el Nilo. En 2006 Fouad había fundado la Independent Shabab Foundation (ISF), que es la organizadora del LAFF. Esta fundación sin ánimo de lucro, independiente y joven («shabab» significa «juventud») supo adaptarse a los tiempos y conseguir apoyos de instituciones públicas y privadas para su primera edición, algo impensable en años anteriores.

BLR: La financiación de instituciones públicas como el Ministerio de Cultura, el de Turismo, el de Asuntos Exteriores, y otras: ¿ha repercutido en la el proyecto final?

Sherif Awad: No en esta primera edición, para la que tuvimos toda libertad que nos permiten ciertas restricciones autoimpuestas como no exhibir películas presentadas en el CIFF el año anterior. Aún está por ver qué sucederá en años venideros en vista a quién esté en el gobierno desde mayo, ya que dependemos del dinero público tanto o más que del privado. Por el momento, estamos buscando patrocinadores y haciendo un gran trabajo de marketing y publicidad de LAFF para el 2013. Lo que sí es cierto es que las condiciones ideales que vivimos en 2011, cuando el nuevo y progresista Ministerio de Cultura aprobó todas nuestras peticiones, quizás no se vuelvan a repetir.

BLR: Hablas de un Festival en el Nilo; ¿por qué se eligió específicamente Luxor?

Sherif Awad: A la belleza sin par de la ciudad se une su ubicación en el sur y el ser punto de unión con otros países africanos también bañados por el mismo río: Sudán y Etiopía. A esto se ha de añadir que Luxor está rodeada de otras urbes muy pobladas, lo que supone un público potencial enorme y, finalmente, la ventaja de que no existiese ningún festival de cine en una urbe de su talla, lo que hacía de Luxor una sede especialmente seductora.

BLR: El simbolismo del lugar y el atractivo turístico de la que se conoce como «el mayor museo al aire libre» son innegables. Los complejos de templos de Karnak y Luxor, y las necrópolis del Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas que rodean la villa moderna, si no me equivoco, han sido aspectos que se han sabido rentabilizar por parte del Festival.

Sherif Awad: En efecto, éramos conscientes de las posibilidades que nos brindaba este enclave histórico-natural, por lo que organizamos la ceremonia de apertura con un espectáculo musical al aire libre seguido por una gala en la explanada de los Templos a orillas del Nilo, al que los invitados iban llegando en barcazas a lo ancho del río. Presentadores muy conocidos, directores y grandes estrellas egipcias se reunieron para apoyar, con su presencia y sus intervenciones, al Festival.

LR: Un momento único coreografiado según la maquinaria más espectacular al estilo de Hollywood; un golpe de efecto maravilloso para dar el pistoletazo de salida a un festival joven y ambicioso como el LAFF. ¿El resto del festival siguió esta tendencia? Debido al proceso generalizado de destrucción de teatros en toda África en las últimas décadas, tener infraestructuras adecuadas es un problema habitual ante el que se enfrentan la mayoría de los festivales sitos en suelo africano: ¿fue éste también vuestro caso?

Sherif Awad: Los organizadores hemos de entonar un mea culpa, ya que aún quedan muchos aspectos por mejorar. Entre ellos, la inexistencia de teatros de calidad en Luxor, por el abandono sufrido en el pasado reciente. Este año las proyecciones y actividades (entre ellas una exposición de pósters de cine africano y una muestra de aristas egipcios contemporáneos), se realizaron en el salón de actos de la biblioteca de la ciudad (una réplica de la famosa Biblioteca de Alejandría), en la sala de conferencias del Centro Cultural (donde se proyectaron cortos) y en cines montados al aire libre para la ocasión, todas ellos espacios con acceso gratuito. Sin embargo, esperamos que al establecerse el festival se puedan ir creando infraestructuras adecuadas.

En cómputos generales estamos muy contentos con el resultado de esta primera edición, para la que hemos contado con la inestimable ayuda de voluntarios y traductores de la escuela de turismo, muchos de ellos de la zona, lo que ayudó a implicar a la población local en el Festival. Como las relaciones entre África y Egipto son el eje central del festival, privilegiamos en todo momento la interacción con la audiencia y los invitados, así como el trabajo con directores jóvenes y la coproducción. Para ello, antes de las fechas oficiales del festival invitamos con gastos pagados a 20 directores africanos para que formasen parte de un Taller y de un Forum, donde pudieron asistir a conferencias y clases prácticas sobre escritura de guión, puesta en escena, imagen… El énfasis en la producción y el encuentro tenía como objetivo práctico final que surgiesen cinco películas del taller, realizadas en colaboración por esos 20 directores. Como la producción corre a cargo del festival, las obras terminadas serán estrenadas en premiere mundial en la próxima edición. En la misma línea, en el taller de animación durante esos días se hicieron dos cortos de 2 minutos cada uno que fueron proyectados en la jornada de la clausura del festival.

BLR: ¿Cómo te viste involucrado en la programación del LAFF?

Sherif Awad: El director, Sayed Fouad, me conocía por la televisión, donde los dos hemos trabajado. Pero, sobre todo, lo determinante fue mi experiencia de programador en el festival de Alejandría durante cinco años como parte de su junta directiva y mi trabajo en el CIFF hace 18 años. Tengo a mis espaldas una dilatada trayectoria como curador, crítico, periodista y editor especializado en cine; razones determinantes para que se produjese la llamada. En cuanto al resto del equipo, muchos de nosotros nos conocíamos de Alejandría, por lo que el grupo tenía una dinámica ya establecida que ayudó a su funcionamiento.

BLR: ¿Qué resaltarías del la primera edición del LAFF, con la perspectiva de estos meses de distancia?

Sherif Awad: En cuanto al programa de proyecciones, pusimos acento en diversas comunidades africanas, tratando de establecer los mayores intercambios posibles con festivales del continente. Como resultado, nos encontramos con una agenda en la que se podían ver películas de una gran número de países, incluidas las pujantes industrias del vídeo de Nigeria (Nollywood) y Sudáfrica, junto a pequeñas industrias nacionales como la de Sudán o Madagascar, profesionales éstos que nos llamaron emocionados por trabajar con nosotros. De esta diversidad estoy especialmente satisfecho, igual que el haber podido traer a LAFF a directores africanos reconocidos en el panorama internacional como Abderrahmane Sissako, Fanta Regina Nacro, Mama Keita o Haile Gerima, entre otros. Al autor de películas tan señaladas como Teza o Sankofa le rendimos tributo los tres últimos días y, a raíz de su carismática personalidad y de la respuesta del público, se ha decidido que sea él quien dirija el taller el próximo año .

Como conclusión, quiero añadir que nuestra mayor ambición es la de empezar un mercado de cine africano, motivo por el que tuvimos acaloradas discusiones con productores africanos sobre la manera en la que desarrollar una coproducción africana de manera viable, fundamental para que las industrias cinematográficas de nuestro continente tengan una futuro prometedor…

Blog de la autora: http://africaencine.com/2012/07/16/entrevista-con-sherif-awad-critico-y-programador-del-festival-de-cine-africano-de-luxor/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.