El viernes se celebró el día por la despenalización del aborto. Con este motivo, organizaciones como DEMUS, Católicas por el Derecho a Decidir, CLADEM, PROMSEX, Manuela Ramos, Flora Tristán, entre otras, han realizado encuentros para dar a conocer los mitos, las injusticias legales, las amenazas en términos de salud pública, y las implicaciones sociales que […]
El viernes se celebró el día por la despenalización del aborto. Con este motivo, organizaciones como DEMUS, Católicas por el Derecho a Decidir, CLADEM, PROMSEX, Manuela Ramos, Flora Tristán, entre otras, han realizado encuentros para dar a conocer los mitos, las injusticias legales, las amenazas en términos de salud pública, y las implicaciones sociales que se ciernen alrededor de la interrupción del embarazo.
En el Perú, la única modalidad de aborto que está despenalizada (desde 1924) es el aborto terapéutico. Sin embargo, este derecho no está garantizado. Para ello se requiere de la aprobación, por parte del Ministerio de Salud, de un protocolo regulador. A pesar de que Naciones Unidas ha sancionado al Perú en más de una ocasión, el protocolo no está aprobado. Seguimos esperando.
A nivel mundial, Perú ocupa el puesto 16 en denuncias por violaciones sexuales. En Sudamérica somos los número uno. Se calcula que el 78% de las mujeres que sufren una violación en nuestro país son menores de edad. Asimismo, 5% de las mujeres que son violadas salen embarazadas. Sin embargo, en el Perú, un embarazo producto de una violación no puede ser legalmente interrumpido. Por esto, diversas organizaciones iniciaron ayer la «Campaña de Despenalización del Aborto por Violación», por la que se recolectarán unas 70 mil firmas para, a posteriori, presentar una propuesta de ley ante el Congreso.
El 28 de setiembre, «Día de Acción Mundial por un aborto legal, seguro y gratuito», ha servido además para discutir temas poco tocados en la sociedad: cuestionamiento de la maternidad como un mandato social e ineludible, la naturalización histórica del patriarcado, así como la férrea discriminación a las mujeres, desde sus cunas hasta sus tumbas. Quienes han profundizado en estas temáticas conocen de sobra que las violaciones y los feminicidios son únicamente las señales más visibles de una sociedad empapada de valores inhumanos, injustos y repudiables.
Las 54 mujeres asesinadas en lo que va del año en Perú son parte de los escalofriantes síntomas que revelan una feroz enfermedad. Los 65 intentos de feminicidio en 2012 nos alertan de que sufrimos de un terrible cáncer.
Hemos hecho metástasis desde hace mucho, y desde hace mucho también existen tumores sembrados en las instituciones públicas. Las autoridades peruanas se asocian (por acción u omisión) a las estructuras que consolidan los trastornos en esta sociedad: No consideran a las mujeres como sujetos capaces de decisión sobre sus propios cuerpos; tienden a actuar únicamente aprobando leyes punitivas para los agresores, pero punitivas también para quien nació con unos ovarios, en una colectividad donde es tratada como un objeto y que, en la mayoría de ocasiones, yace en la más total indefensión.
Por esto, tenemos que exigir la aplicación de políticas públicas que acorten la brecha de desigualdad de género y que garanticen la salud, la vida, y la libertad de las mujeres. Luchemos porque se garanticen nuestros derechos sexuales y reproductivos. Luchemos por un aborto libre, seguro y gratuito; pero no como la cura para esta sociedad enferma, sino solo como una opción al problema, ya que para atajar la raíz de la enfermedad todavía tendremos que batallar mucho más.
Fuente: http://diario16.pe/columnista/17/francesca-emanuele/2017/despenalizar-el-aborto