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Don Artur, Catalunya y sus símbolos

Fuentes: Rebelión

Un símbolo, se afirma en la Wiki en castellano, «es la representación perceptible de una idea [a veces, pseudoidea], con rasgos asociados por una convención socialmente [no siempre de forma general] aceptada». Es, pues, un signo sin semejanza ni contigüidad. Posee «un vínculo convencional» entre el significante y su denotación, además «de una clase intencional […]

Un símbolo, se afirma en la Wiki en castellano, «es la representación perceptible de una idea [a veces, pseudoidea], con rasgos asociados por una convención socialmente [no siempre de forma general] aceptada». Es, pues, un signo sin semejanza ni contigüidad. Posee «un vínculo convencional» entre el significante y su denotación, además «de una clase intencional para su designado». El vínculo convencional, prosigue la definición, permite diferenciar al símbolo del icono y del índice y el rasgo intencional lo distingue del nombre. Los símbolos, acaso no todos, «son pictografías con significado propio».

Muchos grupos sociales tienen símbolos que los representan (aunque sea parcialmente y con debates internos). Existen, concluye la definición Wiki, «símbolos referentes a diversas asociaciones culturales, artísticas, religiosas, políticas, comerciales, deportivas, etc». También nacionales y/o nacionalistas. Hablemos, pues, de los símbolos de Catalunya. El asunto está en el candelero desde el pasado sábado 13 de abril: el rei Artur, nunca ha sido muy republicano, habló de los símbolos intocables de su Catalunya, no de los símbolos de Catalunya.

¿Pudo Eurovegas llegar a ser un símbolo de la Catalunya presidida por el rei Artur (Pilar Rahola dixit), el president de la Generalitat que se rió en sede parlamentaria del modo de hablar castellano de los niños andaluces y gallegos sin posterior petición de disculpas?

¿Lo es, es un símbolo de esta Catalunya, la estatua (usualmente defecada por informadas e insumisas palomas) de don Francesc Cambó, ubicada en una vía principal de la ciudad, no muy lejos de una avenida que lleva su nombre y del centro de tortura y represión de la Brigada Política Social, la DINA del fascismo hispánico-catalán, sin ninguna placa informativa que dé cuenta de ello y con una bicolor que en solitario ondea al viento cuando vuelven las banderas victoriosas y España (la Catalunya franquista no excluida) vuelven a resurgir?

¿Fue un símbolo de Catalunya el fiel franquista, hasta el final de sus días, noches y sustantivos negocios, Joan Antoni Samaranch? ¿Lo es el Museo o similar que lleva su nombre en la Barcelona postolímpica? ¿Sigue siendo símbolo del país su despedida institucional?

¿Es un símbolo de la actual Catalunya Unió Democràtica, el partido que ha aceptado su financiación irregular y sus innumerables irregularidades, tan y tan interseccionadas con oscuros y lucrativos negocios y con el desfalco continuado del dinero público?

¿Es símbolo de Catalunya el inmenso poder de la escuela concertada? ¿Lo es la medicina privada, concertada o no, en el país de don Boi Ruiz, el conseller depredador de los bienes comunes?

¿Es un símbolo de la Catalunya de tota la vida La Caixa, Caixabank, la institución que con tan mimo acoge y cuida la esposa del yernísimo, la hija de la primera autoridad del Estado borbónico, el descendiente de la saga monárquica que resultó vencedora en 1714?

¿Lo es acaso ESADE, la escuela de altos negocios? ¿Es un símbolo de esta Catalunya la institución que acogió afablemente en su seno los compases iniciales -y seguramente momentos del desarrollo posterior- del diseño de la trama Urdangarin-Borbón-Torres, reconocida e icónica escuela de emprendedores que incluso doctoró al señor Torres en sus aulas y con sus tribunales?

El apoyo del partido de gobierno en Catalunya, CiU, a la contrarreforma laboral, una de las leyes más antiobreras aprobadas en estos últimos cincuenta años en Europa y en el mundo, ¿es también un símbolo de la Catalunya actual? ¿Los neoliberales son los amos, reales y simbólicos, de esta «nueva Catalunya»?

¿Es también símbolo de esta Catalunya de los negocios el infame y filieteo silencio institucional ante huelgas obreras como las realizadas, con riegos indudables, por los trabajadores de Telefónica para pedir y exigir la readmisión de su compañero Marcos despedido por enfermar?

¿Es un símbolo de esta Catalunya el paro, la pobreza, la extrema pobreza y las desigualdades crecientes? ¿Lo es la intención inicial del gobierno de impedir la tramitación de una Iniciativa Legislativa Popular en torno a una Renta de Subsistencia Garantizada según reza el propio Estatut?

¿Es un símbolo de la Catalunya de don Mas las insultantes declaraciones del conseller Boi Ruiz, reafirmado en su cargo tras las elecciones de 2012, sobre la salud como un no derecho ciudadano? ¿Consentir una infamia así es símbolo de esta Catalunya?

¿Son símbolos también de esta Catalunya de las mil y una maravillas las actuaciones represivas de los Mossos, comandados por Felip, el Puig, y/o políticos institucionales afines, así como las pérdidas de visión de algunos de sus ciudadanos resistentes, indignados y enfadados? ¿Lo son también las detenciones arbitrarias de estudiantes que ejercían su derecho a la huelga en convocatorias generales?

¿Es un símbolo por excelencia de esta Catalunya la ciudad que dice y proclama ser, con impúdico y mercantil lema neoliberal por excelencia, la millor botiga del món?

¿Y el senyor Millet? ¿También el señor Millet es un símbolo de esta Catalunya? ¿Cómo el señor Xavier Crespo por ejemplo, o la misma sede central embargada de Convergència?

¿Y los desahucios? ¿Son también símbolo de esta Catalunya de las altas finanzas? ¿Son comparables los gritos de protesta a la violencia que utiliza la Banca, los banqueros, sus ejecutivos y sus prolongaciones represivas, en los desahucios? ¿Mohamed Aziz es un contra-símbolo de esa Catalunya elitista?

¿Los hachazos sociales son también un símbolo de esa Catalunya que canta ser rica i plena? ¿Lo son las expulsiones de trabajadores en las Universidades o en los centros de primaria y secundaria? ¿Lo es la degradación programada de la enseñanza pública?

Las 400 familias que, según don Félix Millet, persona informada donde las haya en estos asuntos, mandan realmente en Catalunya, ¿son ellas también un símbolo de Catalunya? ¿De qué Catalunya? ¿De la Catalunya de Joan Comorera, de Joan Salvat, de López Raimundo, de Teresa Pàmies? ¿De la Catalunya de Manuel Sacristán y Francisco Fernández Buey? ¿De esa Catalunya? ¿Tenía razón Erich Fried cuando sospechaba de esas falsas democracias que marginan a la ciudadanía popular?

La duda principal, como los verbos en alemán, viene al final en todo caso: ¿cómo es posible que el president de la Generalitat sea capaz de atizar el fuego del patriotismo más abyecto, más ruin, más filisteo, señalando que investigaciones judiciales en marcha contra los tejemanejes del primogénito Jordi Pujol Jr y el (¡nada menos!) secretario general de Convergència Democrática de Catalunya (que ayer compareció durante más de 10 horas ante la justicia acompañado de la plana mayor de su Partido) son un ataque a Catalunya porque detrás de todo ello, afirma sin más consideración y sin prueba alguna, está el nombre del ex presidente de Banca Catalana, «Jordi Pujol», que es sagrado, sostiene, un símbolo, un gran símbolo del país, de su noción de país, de su Catalunya neoliberal, corrupta hasta el ADN, elitista e «independiente»?

¿Y no pasa nada? ¿Y ya está? ¿Y adelante con la transición nacional, el derecho a decidir no se sabe muy bien qué, el soberanismo sin soberanía, el sionismo cuando es necesario y la liturgia gastada sobre la España que nos explota y oprime? ¿No habría que pedir alguna responsabilidad? Alguien que, meditadamente, ayudado por sus «muy certeros» y serviles consejeros, proclama tal disparate, ¿puede seguir siendo president de Catalunya? ¿De esta nueva Catalunya? Los miembros que no han perdido la vergüenza de esa Comisión de Transición, ¿no deberían decir algo sobre esta nueva infamia política? ¿Así se construye y defiende un país y a sus ciudadanos?

¿No equivale esta consideración a afirmar que algunos ciudadanos, los molt però que molt honorables, están por encima de la ley? ¿Cómo el Borbón por excelencia? ¿De eso se trata, de autoridades, de personajes poderosos, de grandes poderes denominados símbolos, que están más allá del bien y de mal? ¿Son intocables? ¿Son los intocables?

PS: Josep Fontana: «No se trata, sin embargo, de limitarse a resistir, sino que hay que aspirar a renovar lo que se combate. La lección de los campesinos que han pasado de la demanda de reformas a la formulación d nuevos programas agroecológicos, desarrollados en un entorno de cooperación, es un ejemplo aleccionador. La tarea más necesaria a que debemos enfrentarnos es la de inventar un mundo nuevo que pueda ir reemplazando al actual que tiene sus horas contadas» (El futuro es un país extraño, Pasado&Presente, Madrid, 2013, p. 153). También aquí, también en Catalunya, también en la Catalunya que quiere elevar a Jordi Pujol y a los turbios negocios de su familia en símbolos del país esa tarea es más necesaria que nunca.

Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.