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El Estado subvencionado y la «Cataluña productiva» del president de la Generalitat

Fuentes: Rebelión

Fue el pasado miércoles 5 de junio de 2013, en la sede del Parlament de Cataluña. ERC, el partido político que los periodistas suelen designar muy incorrectamente con la expresión «los republicanos», desea que la consulta sobre la independencia, el famoso y cada vez más claro «dret a decidir» (¡la independencia!) se celebre cuanto antes, […]

Fue el pasado miércoles 5 de junio de 2013, en la sede del Parlament de Cataluña. ERC, el partido político que los periodistas suelen designar muy incorrectamente con la expresión «los republicanos», desea que la consulta sobre la independencia, el famoso y cada vez más claro «dret a decidir» (¡la independencia!) se celebre cuanto antes, haya o no acuerdo con el Gobierno central. Para ellos, para los cálculos que realizan, lo mejor sería que la ciudadanía catalana -concepto éste que debería ser precisado con urgencia- fuera convocada antes de otoño de 2014, cuando se celebre el referéndum en Escocia. Temen el efecto rebote: si sale mal allí, como todo o casi todo parece indicar, aquí las gentes podrían contagiarse y votar como no debe votarse, de cap de les maneres!, en contra de los intereses de la sacrosanta nación. Artur Mas, por su parte, algo más prudente por el momento (¡las encuestas pueden hacerle cambiar de opinión!), «volvió a reivindicar la vía escocesa, acordada entre el Gobierno de Edimburgo y el de Londres» y rechazó la vía unilateral que en su día practicó Kosovo. [1]. ¡Menos mal!

No es este en todo el caso el punto de esta nota. Es éste:

El gobierno catalán sigue sin presupuestos en junio de 2013 por desacuerdos entre CiU y ERC, y por el rechazo de ambas organizaciones «al límite de déficit impuesto hasta ahora» por el Gobierno central. ERC pidió-exigió -o hizo como que pedía-exigía- la aprobación de nuevos impuestos para, eso dijo cuanta menos, «minimizar [no eliminar] los recortes».

Pero de eso, de nuevos impuestos para las clases privilegiadas catalanas, nada monada les respondió Mas, quien aseguró además «que Cataluña ya ha hecho los deberes». ¿Cataluña ha hecho sus deberes? ¿Qué deberes? ¿Los recortes sociales? ¿Quiénes se han aplicado más en el estudio? ¿Quiénes no se han aplicado nada, nada de nada? Lamentando -o aparentando lamentar- que Cataluña (es decir, su gobierno) haya recortado una paga extra a los funcionarios mientras el resto de España no lo ha hecho, don Mas, el president que se rió de la forma de hablar castellano de los niños andaluces y gallegos en sede parlamentaria sin pedir disculpas hasta el momento, añadió esta reflexión que debe ubicarse de forma destacada en la historial universal del cinismo, la infamia y la abyección: «¿No es ya suficiente que la Cataluña productiva solo pueda pagar una paga extra a los funcionarios mientras el Estado subsidiado y subvencionado puede pagar dos?».

Cataluña productiva versus España=Estado parásito, éste es el nuevo lema. ¿En estas estamos? ¿España como estado subsidiado y subvencionado? ¿Eso es España? ¿Y su Cataluña, no la Cataluña ciudadana, no es parte de ese Estado? ¿Cataluña no es, pues, un país rescatado que está en la UVI de varios hospitales (todos ellos, por supuesto, en proceso de privatización por decisión de don Boi Ruiz)? ¿Qué imagen de Cataluña proyectan? ¿Qué deformación de España abonan día sí, noche también? ¿Así se trazan puentes entre pueblos próximos y con numerosos puntos en común?

Mientras Mas roza la barbarie político-cultural más indocumentada, generadora por supuesto de réditos electorales en el ámbito nacionalista, es bueno recordar algunos datos básicos de la situación de la administración que él, su partido y la coalición gobernante dirigen [2]: en 2012 la plantilla de trabajadores públicos disminuyó más de 5.000 personas (de 208.255 pasó a 202.736) en Cataluña. Los contratos no renovados, las jubilaciones, los fallecimientos prematuros o los despidos son la causa. Pero, eso sí, el «número de jefes» en plantilla pasó de 354 a 434, 80 más, un 22,5% más. No hace falta indicar su color político ni sus sueldazos. El grueso de estos nuevos jefes se incorporaron a consorcios y empresas públicas, y aquí fue precisamente donde fueron despedidos unos 1.400 interinos y personal laboral. Por lo demás, el número de altos cargos es actualmente de 159, sólo 3 menos que en 2011, sin apenas disminución y a pesar de los recortes que «nos impone Madrid».

¿Alguien puede hablar, en estas condiciones, de la Cataluña productiva versus la España= Estado subvencionado y subsidiado? ¿Es eso una aproximación prudente, equilibrada, justa, razonable, generadora de hermandad entre pueblos y ciudadanías en dificultades?

PS: Mientas tanto, por supuesto, el proceso de hegemonía cultural sigue su curso. El centro de Historia Contemporánea de Cataluña, dependiente del Departamento de Presidencia de la Generalitat [3], el que dirige el encantador de serpientes «Quico» Homs, ha organizado los días 12,13 y 14 del próximo diciembre un simposio enmarcado en los fastos que se están organizando para conmemorar el tricentenario de la «caída de Barcelona» en 1714. El título del encuentro: «España contra Cataluña: una mirada histórica (1714-2014)». ¡España, toda ella, contra Cataluña, toda en una también! Prefiero no decirles el nombre del historiador que impartirá la lección inaugural. Mi admiración por él me lo impide (¡no lo entiendo, no lo entiendo, no lo entiendo!).

Me permito recordar dos reflexiones sobre el vínculo España-Cataluña probablemente de interés. La primera es de las memorias de Salvador Pániker: «Le dije a López Rodó. «Cataluña tiene el complejo de haber perdido la guerra civil». Replicó él sin ninguna vacilación: «Pues yo soy catalán y tengo la impresión clarísima de haberla ganado.» ¿España versus Cataluña?

La segunda reflexión es de Gregorio Morán, un texto de marzo de 2002: «(…) nuestro president [don Jordi Pujol el intocable] ha dicho que al inmarcesible Gaudí, que ya va camino de los cielos, le define haber sido «un gran catalanista y un cristiano muy profundo». No voy a dudar ahora de que fuera ambas cosas, pero eso no lo define y citaré un ejemplo que rebate su tesis. Su hijo Josep, directivo de Europraxis, y su otro hijo, Oriol, secretario general del Departament d’Indústria [el actualmente encausado, ¡el que sigue siendo secretario general de CDC!], ambos implicados en el caso Lear como asesores e informadores, son sin duda grandes catalanistas y cristianos profundos y, sin embargo, no es eso lo fundamental para definirlos.». ¿Está claro qué es lo fundamental para definirlos y para definir de paso el kernel de la mayoría de componentes de las clases dirigentes catalanas?

Notas:

[1] Miquel Noguer, «Mas y Junqueras discrepan sobre el ritmo de la consulta». El País, 6 de junio de 2013, p. 13.

[2] Clara Blanchar, «Menos trabajadores, más jefes». El País, 6 de junio de 2013, pp. 1-4 (Cataluña).

[3] Àngels Piñol, «La Generalitat organiza un simposio titulado…» El País, 7 de junio de 2013, pp. 14-15.

Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría y del CEMS (Centre d’Estudis sobre els Movimients Socials de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; director Jordi Mir Garcia)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.