El exdirector de la central de Fukushima Daiichi -quien estuvo en el cargo al momento del accidente nuclear de marzo de 2011- murió el martes a los 58 años debido a un cáncer de esófago que según indicó la compañía Tokyo Electric Power (Tepco) no sería directamente imputable a las radiaciones. Masao Yoshida murió en […]
El exdirector de la central de Fukushima Daiichi -quien estuvo en el cargo al momento del accidente nuclear de marzo de 2011- murió el martes a los 58 años debido a un cáncer de esófago que según indicó la compañía Tokyo Electric Power (Tepco) no sería directamente imputable a las radiaciones.
Masao Yoshida murió en un hospital de Tokio, tras meses de tratamiento. Según Tepco, Yoshida habría recibido una dosís de radiaciones de 70 milisieverts entre el accidente de marzo de 2011 y su salida de esta central varios meses más tarde. La compañía descarta un vínculo entre esta exposición y el cáncer de Yoshida, alegando que es necesario un plazo mayor antes de que las radiaciones provoquen este tipo de cáncer. Masao Yoshida se convirtió en director de Fukushima Daiichi en junio de 2010, algunos meses antes del sismo y tsunami del 11 de marzo que pusieron en peligro a cuatro de los seis reactores de la central, obligando a las autoridades a evacuar a más de 150.000 habitantes de la región.
Yoshida manejó esta crisis sin precedentes en condiciones terribles, oponiéndose a veces a directivas incoherentes o a la lentitud de su empresa, evitando según expertos del sector que la situación fuera totalmente incontrolable. Dejó el cargo a fines de 2011, al diagnosticársele el cáncer de esófago.
Detectan en el agua bajo Fukushima 90 veces más radiación que hace tres días
Existe la posibilidad de que este nuevo resultado se deba a la mezcla del barro contaminado con cesio tras el accidente nuclear de 2011 con el agua subterránea proveniente de las montañas.
Las muestras de agua subterránea recogidas en el recinto de la planta nuclear de Fukushima tienen un nivel de cesio radiactivo hasta 90 veces mayor que las analizadas hace apenas tres días, informó hoy el operador de la accidentada central.
Tokyo Electric Power (TEPCO) aseguró, en un comunicado, que había recogido muestras de agua en un punto de control situado entre los reactores y el Océano Pacífico con 9.000 becquereles por litro de cesio-134 y 18.000 becquereles por litro de cesio-137, dos materiales altamente radiactivos.
El dato supone casi 90 veces más que los 99 becquereles por litro de cesio-134 y los 210 becquereles por litro de cesio-137 detectados en las muestras extraídas por los operarios de la central el pasado 5 de julio.
«Continuamos haciendo frente a este problema con los medios de que disponemos mientras intensificamos la aplicación de medidas de prevención tales como una mayor protección de la orilla del mar y seguimiento de los análisis de las perforaciones en zonas adicionales», explicó el operador.
En estos momentos, la principal preocupación en las labores para desmantelar la central es la acumulación, en el subsuelo de los edificios que albergan los reactores nucleares, de agua contaminada, líquido que se incrementa a diario por la filtración de agua subterránea proveniente de las zonas colindantes.
A pesar de que por el momento se desconocen las causas del incremento sustancial de los niveles de contaminación de este agua, un portavoz de la compañía apuntó hoy a la posibilidad de que sea el resultado de la mezcla del barro contaminado con cesio tras el accidente nuclear de 2011 con el agua subterránea proveniente de las montañas.
TEPCO no ha confirmado si esas sustancias radiactivas se están filtrando al mar y ha anunciado que tomarán nuevas muestras de agua marina.
Tras el accidente nuclear de Fukushima en 2011, el peor desde Chernóbil en 1986, cerca de 3.500 trabajadores luchan a diario en la central japonesa para dar por concluida la crisis atómica, una labor que se estima se prologará durante los próximos 30 o 40 años.