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Reseña de “Cuando las películas votan”

Política en el celuloide

Fuentes: Rebelión

El visionado de una película admite diferentes posibilidades. La primera, puede que la más inocente, consiste en dejarse llevar por la magia del llamado séptimo arte: empatizar con los personajes, implicarse en una determinada trama y envolverse en los ambientes propuestos por el realizador. Disfrutar y recrearse -en lenguaje Zen, que el espectador logre fundirse […]

El visionado de una película admite diferentes posibilidades. La primera, puede que la más inocente, consiste en dejarse llevar por la magia del llamado séptimo arte: empatizar con los personajes, implicarse en una determinada trama y envolverse en los ambientes propuestos por el realizador. Disfrutar y recrearse -en lenguaje Zen, que el espectador logre fundirse con el filme- aunque sin llegar al extremo que le llevaba a Alfred Hitchcock a afirmar que una película «es buena cuando el precio de la cena, la entrada al cine y la cochera lo valieran».

Pero hace mucho que el cine -y la imagen en general- se ha convertido en una herramienta para la manipulación de las conciencias, y por ello se precisa dar un paso más: un análisis crítico de las películas que haga posible entresacar las claves y su sentido más profundo, sin que esto niegue el grado de subjetividad que implica toda interpretación. Algo así son las 18 miradas a películas y series, realizadas por diferentes especialistas en Ciencias Sociales, que configuran el libro «Cuando las películas votan», coordinado por Pablo Iglesias Turrión y editado recientemente por Libros de la Catarata.

Cualquier objeto artístico «produce» y «contiene» ideología (en su Teoría Estética Theodor Adorno -uno de los patriarcas de la Escuela de Frankfurt- subraya que no hay arte que no contenga en sí, en forma de negación, aquello contra lo cual choca). Una película, como toda producción intelectual y artística, es hija de su tiempo y siempre refleja, de una manera u otra, el presente en el que se inserta: la hegemonía ideológica (y sus contradicciones) o la crítica a los valores dominantes. También permite aproximarse a diferentes periodos históricos (entre otros muchos ejemplos, resultan impagables «Novecento» (Bernardo Bertolucci) y «El Gatopardo» (Luchino Visconti) para comprender mejor la historia de Italia, o «Las bicicletas son para el verano» (Jaime Chávarri) para introducirse en la vida cotidiana durante la guerra civil española).

Estos ejercicios de acercamiento a la Historia no los permite exclusivamente el cine. En literatura, ¿Qué modo mejor de entender la «gran depresión» de los años 30 en el agro estadounidense que sumergirse en «Las uvas de la ira», de John Steinbeck? O entender los procesos que llevaron al fin de la República de Weimar y el ascenso del nazismo mediante la lectura de «Una princesa en Berlín», de Arthur Solmssen. O la revolución rusa, a través de las crónicas periodísticas de John Reed en «Diez días que estremecieron el mundo». En «Cuando las películas votan» se analizan diferentes categorías esenciales de las Ciencias Políticas (liderazgo, ciudadanía, democracia, movimiento obrero, feminismo) a través de una serie de filmes.

Uno de los méritos del libro es que no se constriñe a una prolija descripción de las películas, es decir, en los diferentes capítulos no sólo se reitera lo que el lector puede percibir en un mero visionado. No se trata de discursear sobre obviedades. Aporta algo más. Sobre todo, cuando agrega reflexiones (acompañadas de una oportuna bibliografía) sobre asuntos cruciales en la Politología actual. Por ejemplo, las alusiones de Pablo Iglesias a la relación entre ética, política y poder en «La Batalla de Argel»; el auge y ocaso del llamado Estado del Bienestar a propósito de «Un mundo libre» (Ken Loach), que trata la investigadora Gemma Ubasart-González; o la plaga del «pensamiento positivo» y su uso por las grandes empresas, en relación con «American Beauty» (Jorge Moruno).

Otras veces el valor añadido de los comentarios se ubica en la propia película o sus personajes. Así ocurre en el capítulo que el profesor Juan Carlos Monedero dedica a «Skyfall» (filme de la saga James Bond), donde no sólo explica el rol del estado y sus cloacas («licencia para matar») aplicado a la película, o el control del Departamento de Estado y el Pentágono sobre el actual cine norteamericano. Monedero repara, asimismo, en cómo ha evolucionado con el tiempo el personaje de James Bond. También resulta de particular interés el artículo -muy completo y exhaustivo- de Pepe Gutiérrez-Álvarez sobre el «Espartaco» de Kubrick, que incluye información de contexto sobre el personaje y su huella histórica; el forjado y la génesis de esta superproducción y, sobre todo, el papel primordial de su muñidor, Kirk Douglas; También da explicaciones Pepe Gutiérrez sobre otros «Espartaco», además del de Kubrick, en la historia del cine. En el capítulo dedicado a «Germinal» y su ligamen con el movimiento obrero, el lector puede encontrar una minuciosa glosa de esta superproducción (la mayor en la historia del cine francés) a cargo de los especialistas en Derecho Laboral, Héctor Illueca y Adoración Guamán.

El libro arranca con un análisis de «Dogville», película dirigida por Lars von Trier y estrenada en 2003, en la que Carlos Prieto del Campo analiza el concepto de liberalismo. Concluye que el realizador danés «construye el ciclo liberal mediante la triangulación de la relación entre Tom, Grace (dos de los protagonistas) y la comunidad de Dogville. En el liberalismo la violencia y la sumisión siempre son objeto de mediación política (…)». Interesantes conclusiones extrae asimismo Rubén Martínez Dalmau en su texto sobre la saga «Star Wars», de George Lucas, en el que aborda la categoría «democracia» y subraya algunas perspectivas sugerentes del filme, por ejemplo, cómo la organización Jedi y su papel frente al gobierno evocan a los guardianes de la República platónica. O las concomitancias entre los seguidores del lado luminoso de la fuerza y la filosofía estoica o el budismo.

Jaime Ferri aporta un artículo sobre «In the loop», película británica de 2009 dirigida por Armando Iannucci, que define como una «ácida sátira de los políticos angloamericanos que buscaron justificación a la decisión de invadir Iraq». Los jerarcas que toman las decisiones no aparecen en la pantalla, pero sí los «mediocres asesores sin escrúpulos», empeñados en justificar políticamente la barbarie. El libro exhibe múltiples caras. Enhebradas por dos hilos conductores que cierran el argumento: su vigencia teórica y práctica para afrontar el conflicto en el presente; y la centralidad que ocupan en el campo de las ciencias políticas las nociones tratadas. Y nada tan actual como las prácticas de los movimientos sociales y la acción colectiva, que Miguel Ángel Martínez aborda a partir de «La estrategia del caracol», película ambientada en Colombia y dirigida por Sergio Cabrera. ¿Cómo se representa la «acción colectiva» en el metraje? «Combina el humor con la religión, las controversias entre un anarquista y un comunista, los resquicios de la legalidad con una burocracia kafkiana y atravesada por la práctica regular de la corrupción», sintetiza Martínez.

Para tratar una idea tan vidriosa y fronteriza como la de «liderazgo» (y otras adyacentes como «carisma» y «legitimidad»), la profesora de Ciencia Política de la Universidad Complutense, Paloma Román, recurre en sus clases a «Lawrence de Arabia», película rodada por David Lean en 1962. En «Cuando las películas votan» vierte las conclusiones de su experiencia didáctica. Por otra parte, Sara Porras afronta la cuestión del feminismo a partir de diferentes personajes femeninos de «Mad Men». Sobre el derecho a derecho a decidir en la reproducción de las mujeres escribe Cristina Castillo un artículo que trata de dos películas, ambas de 2007: «Juno» y «4 meses, 3 semanas y 2 días». Si bien a las dos les conecta una misma temática -embarazos no deseados-, los contextos difieren sobremanera. En el primer caso, el de una adolescente norteamericana en la actualidad; en el segundo filme, el de una chica de 22 años en la Rumanía de Ceausescu.

El libro se completa con artículos sobre «Desgracia», en el que Pablo Sánchez León propone algunas pinceladas sobre «¿Qué es la ciudadanía?»; «Millennium 1» y sus concomitancias con la violencia de género, a cargo de Jesús Lima; La importancia de la «Comunidad» a través de la película «Moolaadé» (Jesús Izquierdo); la «alienación» en «Blade Runner», por Albert Noguera, y un brillante y acerado articulo de Ricardo Romero sobre «Tout va bien», el filme de Jean-Luc Godard. «Lo inteligente, la verdadera estrategia es servirse del arma del enemigo, moverse en el terreno del enemigo y, como bien confiesa Godard, «hacer un Love Store con lucha de clases», afirma en el texto el cantante de «Los chikos del Maíz». Una frase para la reflexión.

«Cuando las películas votan» (Ed. Libros de la Catarata)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.