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Los militares republicanos frente a la crisis (II)

Fuentes: Rebelión

«Caminante no hay camino, se hace camino al andar» Antonio Machado (1875-1939) Los militares republicanos bajo la dictadura Los militares republicanos de ayer -los que sufríamos desde el interior del Ejército franquista su opresión- nos decidimos a acompañar al pueblo en su indomable lucha contra la dictadura, motivados por su ejemplo. Algunos como afiliados a […]


«Caminante no hay camino, se hace camino al andar»

Antonio Machado (1875-1939)

Los militares republicanos bajo la dictadura

Los militares republicanos de ayer -los que sufríamos desde el interior del Ejército franquista su opresión- nos decidimos a acompañar al pueblo en su indomable lucha contra la dictadura, motivados por su ejemplo. Algunos como afiliados a la UMD. Otros -la mayoría- como simpatizantes de su lucha por las libertades.

Muchos de los simpatizantes no llegaron a afiliarse debido a la dificultad de contactar con una organización de tan reducidas dimensiones. También por la necesaria clandestinidad de la organización frente al poder represivo de la dictadura, lo que hacía extremadamente arriesgada la tarea de difusión.

Sin embargo fueron estos compañeros demócratas no afiliados los que más alarmaron a los servicios de inteligencia franquistas. Todos, afiliados y simpatizantes, formábamos parte de la misma corriente popular, cuyo alcance fue mucho mayor de lo que pudo parecer a primera vista. El pueblo español, en manifiesta revuelta popular, se enfrentó a las «fuerzas del orden» en los centros de trabajo, en las calles, en las universidades. Mediante nuestra actuación no violenta, pero resuelta, contribuimos a frenar una posible acción armada de ese Ejército contra el pueblo. (1)

Los militares monárquicos hoy

Frente a la actual crisis política e institucional algunos militares monárquicos afirman vehementemente que el concepto de Patria es muy anterior a la Constitución, que al parecer no es más que una ley. Según ellos la tradición es lo que importa y ello justificaría una intervención militar bajo determinados supuestos. Lo que plantearía el problema de su actitud ante la crisis irreversible de la institución monárquica.

El imparable proceso democrático está siendo impulsado por la gigantesca crisis y por la indignación popular frente a la corrupción de una casta política manifiestamente vinculada a la monarquía. Presunta corrupción que alcanza también a la Familia Real. Las costuras del corsé monárquico están saltando sin remedio. No es aventurado prever a medio plazo un abrupto desplome del régimen de la Transición. (2)

Los militares republicanos bajo la monarquía

Los militares demócratas, los republicanos de ayer, los que sentíamos una gran simpatía por aquellos movimientos populares, no hemos borrado de nuestro corazón aquel impulso democrático que nos animó. Muchos ya han fallecido. La mayoría estamos retirados. Los menos en la reserva o a punto de pasar a ella. (3)

No puedo hablar en nombre de los militares republicanos de hoy, pues no formo parte por ahora de ninguna de las asociaciones de militares existentes. Tampoco lo podría hacer si perteneciese. Solo sus representantes democráticamente elegidos están legitimados para hacerlo. (4)

No es necesario ser socióloga o sociólogo para conocer algunos estados de opinión de las Fuerzas Armadas. Es evidente que una inmensa mayoría de los militares, incluidos nuestros compañeros monárquicos, somos conscientes de la difícil situación por la que atraviesa nuestra patria. No creo equivocarme al afirmar que para muchos militares de hoy la patria es sobre todo el pueblo. Un pueblo vivo, que siente y sufre. Un pueblo que clama por sobrevivir con dignidad. Que necesita salir urgentemente de esta situación desesperada para muchas familias, producto de la corrupción política y de una oligarquía internacional sin escrúpulos, cuyos intereses representa la Troika.

Me atrevo a afirmar que una gran mayoría de los militares españoles percibimos el riesgo de disolución de nuestra querida España. La mayoría somos conscientes de esa terrible situación. También que el pueblo español -del que formamos parte- está siendo burlado por una Constitución que no se traduce en el respeto de derechos básicos en ella solemnemente proclamados. Solo un referéndum entre monarquía o república podría legitimar las imprescindibles reformas que el pueblo español necesita.

La república

Frente a la pretendida «España-de-los-Reyes-Católicos», obsoleta, corrupta e inviable, los españoles de hoy necesitamos una España internacionalista, republicana y federal. Una unión fraternal de sus pueblos, que convivirán en paz y en libertad. Una España de lazos indestructibles, en intima comunión con los pueblos hermanos de América latina y de Europa.

En cuanto al color de la bandera, si bien es cierto que la bicolor monárquica es la que ampara la Constitución de 1978, no es menos cierto que la más respetada internacionalmente como símbolo de lucha por las libertades fue, y es, la tricolor de la II República. (5)

La bicolor monárquica también fue símbolo de España durante la I República. Por ello pienso que los colores de la bandera es un asunto que debería decidirse una vez fuese proclamada la III República. Aunque yo votaría sin dudarlo por la tricolor.

Una España republicana capaz de contribuir -en pie de igualdad- a la unión de los pueblos que habitamos esta pequeña península del continente euroasiático, llamada Europa. Pueblos de Europa, en una encrucijada histórica, que sabremos construir otra Patria. Una patria auténticamente democrática, justa, culta y laboriosa, de pueblos en paz consigo mismo y con toda la Humanidad.

La revolución multicolor

Todos los pueblos son siempre dignos de respeto, no siempre sus gobiernos. La sociedad que está por construir será el producto de la solidaridad humana en su expresión más universal y avanzada. El producto de una revolución democrática que alumbrará un mundo nuevo. Un mundo en donde las trabajadoras y trabajadores poseerán el control efectivo -individual y colectivamente- de los frutos procedentes de su esfuerzo y capacidad.

Quizá mediante la transformación de las estructuras actuales de producción y distribución, tomando como modelo las sociedades cooperativas ya existentes. Sociedades tales como las famosas cooperativas vascas de Mondragón, las cooperativas gallegas, las cooperativas andaluzas o tal vez otras. Estructuras económicas en las que el capital estará subordinado al trabajo. En dónde no existirá nunca más la apropiación privada del trabajo social, fuente de lacerantes injusticias sociales.

Una sociedad en dónde los seres humanos, en su rica diversidad, serán productores no sólo de bienes materiales y servicios, también de cultura, solidaridad y afecto. Una sociedad capaz de satisfacer las necesidades materiales y espirituales de una humanidad doliente. Seres humanos capaces de gozar plenamente en una sociedad democrática auténticamente avanzada. Una sociedad capaz de rescatar a nuestro planeta azul de una muerte anunciada. Una sociedad en el que la mujer -liberada al fin de milenios de opresión- ocupará, en pie de igualdad con el hombre, el papel primordial que como persona le corresponde. (6)

Conclusión

El compulsivo deseo de acumular riqueza y poder -posible desequilibrio del cerebro humano- parece incapacitar a nuestra especie para controlar las fuerzas terribles que ha desatado. Frente a esa locura letal se alza otra poderosa fuerza antagónica: el sentimiento de empatía y solidaridad. El amor, según los cristianos. El desenlace de esta contradicción universal determinará nuestro futuro y el de toda la humanidad.

«La sociedad existente logrará contener a las fuerzas revolucionarias mientras consiga producir cada vez más «mantequilla y cañones» y a burlar a la población con la ayuda de nuevas formas de control total.» (7)

Contribuyamos entre todas y todos a crear un mundo mejor. Transformemos lo ya construido apoyándonos en la experiencia histórica acumulada. Enfrentémonos sin violencia contra la violencia de la opresión.

 

Referencias:

(1) Los militares olvidados por la democracia. Fidel Gómez Rosa. Es un estudio histórico documentado del nacimiento, resistencia activa no violenta y autodisolución de la Unión Militar Democrática (UMD).

(2) http://blogs.elconfidencial.com/espana/diario-robinson/2013-08-29/la-infanta-no-devolvera-el-dinero-que-ha-ganado-en-noos_22152/

(3) Artículos de opinión de militares procedentes del movimiento social que dio lugar a la autodisuelta Unión Militar Democrática (UMD)

http://www.rebelion.org/apartado.php?id=454

(4) AUME es la asociación profesional de militares españoles más numerosa, miembro de EUROMIL.

http://www.aume.org/

(5) La bandera de la España republicana vuelve a ondear en París.

http://www.publico.es/464421/la-bandera-de-la-segunda-republica-vuelve-a-ondear-en-paris

(6) El segundo sexo. Simone de Beauvoir. Profundo análisis sobre el papel de las mujeres en la sociedad.

(7) El hombre unidimensional. Herbert Marcuse. Profesor en la Universidad de Berkeley, en la California de los años 60. Ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada.

Manuel Ruiz Robles es capitán de navío de la Armada (retirado), ingeniero de la Ecole Supériure d’Electricité (Supélec), DEA Physique de l’Energie de l’Université de Paris, Licenciado en Ciencias por la UAM, membre bienfaiteur de l’ACER (Amigos de los Combatientes en la España Republicana), adherent du Musée de la Résistance Nationale. Fue miembro de la Unión Militar Democrática (UMD).

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