«Nuestros nombres no son relevantes para esta entrevista con Punto Final . Intentamos despersonalizar nuestras opiniones», dice «Bernardo», miembro de la dirección nacional del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). En un momento la conversación gira hacia su experiencia internacionalista en Nicaragua. «El compañero fue condecorado como uno de los mejores combatientes de la guerra» apunta […]
«Nuestros nombres no son relevantes para esta entrevista con Punto Final . Intentamos despersonalizar nuestras opiniones», dice «Bernardo», miembro de la dirección nacional del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). En un momento la conversación gira hacia su experiencia internacionalista en Nicaragua. «El compañero fue condecorado como uno de los mejores combatientes de la guerra» apunta «Fabián», que parece un rodriguista formado en tierra chilena. Hablan al alimón, turnándose para decir que lo de hoy es recuperar la identidad rodriguista. Lo hacen con el entusiasmo, que emerge espontáneo, de «combatientes integrales», como definió el comandante José Miguel (Raúl Pellegrin, N. de PF) que debían ser los rodriguistas.
¿Y ahora en qué anda Manuel Rodríguez?
«Vivimos un proceso de reconstrucción, más dinámico que el que tuvimos en los primeros años del FPMR. Nuestro principal esfuerzo es recuperar la identidad rodriguista. Pero no hemos estado ajenos al proceso que ha vivido la sociedad chilena. Fuimos concebidos como una estructura partidaria, como un aparato militar del Partido Comunista, y si bien no desconocemos nuestros orígenes políticos e ideológicos, hoy el rodriguismo es otra cosa».
¿Existe aún esa vinculación con el PC?
«No. Definitivamente nos separamos como consecuencia de diferencias políticas e ideológicas, que se profundizaron con el tiempo. Pero no desconocemos ni restamos el mérito histórico que tuvo el Partido Comunista al haber dado surgimiento a un instrumento tan necesario e importante como era el FPMR. Fuimos concebidos como aparato, como una fuerza necesaria, por lo que significaba enfrentar al enemigo y quitarle el monopolio de las armas. No sólo a los militares, sino al sistema que instrumentalizó a las FF. AA. para someter al pueblo. Aquella concepción de aparato de un partido fue superada por la realidad política que se fue viviendo. Cuando nosotros nos desarrollamos, se desarrollaba también el Movimiento Democrático Popular. Por lo tanto, había una expresión de acción de masas concreta, que tenía un referente político que orientaba la lucha hacia un proceso de cambio real. Aquí se cruzó el imperialismo en nuestro camino: se da cuenta que en Chile viene un proceso peligroso que puede hacerle perder el control del país».
¿En ese momento el Frente fue determinante para agudizar la lucha antidictatorial?
«Tanto la acción nuestra, como la acción de las masas fueron determinantes».
VALORES DEL FRENTE
La abogada Carmen Hertz, cuyo marido, Carlos Berger, fue hecho desaparecer, ha dicho que «los muchachos del Frente no han tenido ningún reconocimiento».
«Consideramos muy generosas esas palabras. Al Frente han tratado de quitarle todo espacio, de hacer como si no existiéramos. Nos quieren borrar de la historia. Durante cuarenta años los medios de comunicación se han aliado al capital y a los poderes fácticos, creando un ‘sentido común’ que muestra sólo lo que ellos quieren mostrar. Sistemáticamente se niegan a mostrar al FPMR, sus valores, su actitud digna, su audacia, el heroísmo de sus combatientes. A diferencia del ejército, que sólo ha peleado contra un pueblo desarmado y eso lo levantan como una conducta patriótica, nosotros tenemos profundos valores patrióticos. Muchos de nuestros cuadros se formaron como combatientes internacionalistas en otras tierras. La mayoría se fogueó en Chile por una necesidad histórica, no porque se hayan creído militares. Lo interesante de este proceso fue que la técnica que trajeron los cuadros formado afuera se conjuga con el aprendizajes popular en Chile. Ese fenómeno constituye un sujeto nuevo que lucha contra la dictadura. No es que sólo resista: el Frente pelea contra la dictadura que avasalla a un pueblo desarmado».
En ese proceso comienzan los primeros enfrentamientos, ¿de dónde sacaba armas el FPMR?
«Se las tuvimos que quitar a ellos, a los milicos. Las armas de Carrizal recién aparecen en 1986».
Esos enfrentamientos no aparecen rescatados por la historia. Hoy es más frecuente pedir perdón que reivindicar la lucha…
«Esto lo instalan los medios de comunicación, que entrevistan a quienes son útiles para sus fines. A nosotros no nos van a llamar para preguntarnos por nuestra historia; eso daría cabida a una visión del mundo en la cual nosotros no nos vamos a convertir en borregos. No nos vamos a rendir, ni aceptaremos ser manejados por el sistema».
ASAMBLEA CONSTITUYENTE
¿Cómo se expresan hoy las ideas y la mística fundacional del Frente? ¿Por dónde cabalga hoy Manuel Rodríguez?
«En nuestra primera declaración -el año 1983-, después del primer apagón a nivel nacional con que el Frente se da a conocer, lo primero que reivindicamos es el cambio de la Constitución a través de una Asamblea Constituyente, la renacionalización de los recursos naturales, la gratuidad de la educación y la salud, entre otras. Lo que hoy se exige por toda la sociedad ya lo planteábamos en nuestro primer comunicado. Del mismo modo, para el año 1988, advertíamos que si bien el triunfo del No era un avance, heredábamos una Constitución antidemocrática. Y esas reivindicaciones están hoy en el centro del debate».
Pero el rol de las FF.AA. no entra en ese debate…
«Chile necesita una nueva Constitución pero, ¿qué pasa con la doctrina de las FF.AA.? ¿Qué cambio vamos a hacer? ¿Seguirán siendo ellas clasistas, como hoy son? ¿La soberanía del país, se expresa en las FF.AA.? ¿Y qué pasa con su ‘enemigo interno’? El pueblo siempre ha perdido con las intervenciones de las FF.AA. pero, ¿quién habla de eso? La soberanía nacional es un tema muy nuestro…».
Hablábamos de dónde está hoy el Frente…
«Estamos fortaleciendo las asambleas sociales y ciudadanas. Participamos en las organizaciones estudiantiles, en los sindicatos; estamos retomando nuestro trabajo con las comunidades cristianas. Hemos debido superar la concepción aparatista que nos fundó, para convertirnos en un instrumento político, que supere lo que era el tema armado, el mando y el territorio, y que enfrente el trabajo de masas, político, territorial, reivindicativo que impulsan las movilizaciones sociales. Esto significa cambiar también nuestra mentalidad».
BATALLA DE LAS IDEAS
¿Significa abandonar las armas?
«El tema militar queda para siempre en las fuerzas progresistas de este país. Ya no será un monopolio de la derecha. Pero los fierros no son hoy necesarios. Las peleas ahora son en el campo de las ideas, para generar una nueva conciencia social y política que se exprese a través de las movilizaciones sociales».
Las movilizaciones sociales modificaron no sólo las agendas públicas sino también la estrategia de los actores…
«Lo que plantean estas movilizaciones es la necesidad de cambios estructurales. Los estudiantes han tenido la capacidad de poner en el tapete todos los temas que limitan con el sistema impuesto al país. Pero las organizaciones políticas se acomodaron al sistema, a la política de los acuerdos, a optar sólo por lo posible. A partir de ese momento, se dejó de pensar en el pueblo y se dejó el campo abierto a los que tienen el poder, a los facinerosos de siempre…».
¿Y ustedes dónde se ubican en esa pelea?
«Nacimos porque había que derrotar a la dictadura. Lo hicimos en esa corta historia que tuvo el Frente, que vivió permanentemente con urgencias. Entre 1983 y 1986 tuvo un proceso de desarrollo que se fue dando sobre la orgánica de las fuerzas políticas. Pero después, espontáneamente, entraban jóvenes de todos lados. Así pasó de ser fuerza de un partido a ser fuerza propia del pueblo. Luego vino el doloroso proceso que nos llevó a separarnos del Partido Comunista.
En ese breve tiempo, entre 1986 y 1987, nos dan un golpe dramático y nos asesinan al sesenta por ciento de nuestra dirección nacional. Con toda esa responsabilidad histórica de enfrentar a la dictadura, mantener al Frente vigente y en acción e integrados a la acción de masas, igual manteníamos un proceso de debate ya no con el PC, sino con el pueblo.
Y luego, la salida provoca un desmantelamiento de la movilización popular. Nadie cuestionó la intervención norteamericana que propició una salida negociada. Y tuvimos que enfrentar un proceso de rediseño. A pesar que en ese lapso habíamos perdido más del 60% de nuestra dirección nacional de nueve miembros. En ese tiempo cayeron 18 de nuestros mejores cuadros. Estábamos haciendo un cambio en nuestras estructuras, superando las jefaturas para transformarnos en una organización político-militar que supiera interpretar lo que pensaba la gente. Siempre, en cualquier circunstancia, estaremos del lado de las luchas del pueblo».
Hoy todos piden perdón, ¿el FPMR tendría motivos para hacerlo?
«Si nos preguntan ante quiénes pediríamos perdón, diríamos que ante nuestros hermanos y ante nuestro pueblo por no haber tenido la capacidad para superar las aberraciones políticas que se fueron dando. La historia nos descolocó porque pensábamos que la dictadura iba a hacer un fraude en el plebiscito, y no fue así. Ganó el No y tuvimos que crear nuestra propia estrategia, nuestra identidad».
¿Como ven las elecciones de este año, en ese contexto?
«El sustento ideológico del sistema no tendrá cambios. El próximo gobierno aunque tenga la voluntad, no podrá cambiar las bases que sustentan el modelo. Nosotros estamos por cambiar la Constitución Política mediante una Asamblea Constituyente, por la recuperación de los recursos naturales, el desarrollo industrial del país, la reivindicación de la educación y salud públicas, etc.».
Sin embargo el Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez (MPMR) apoya a Marcel Claude…
«Nosotros nos separamos del Partido Comunista el año 86, y ellos después del 2000. Somos distintos. Fácilmente ellos pueden apoyar a un candidato presidencial, nosotros no. Nuestro proyecto político implica el cambio de la Constitución Política, y para eso es necesario fortalecer las asambleas ciudadanas y las organizaciones sociales. Pero no tenemos ningún problema con la gente que se expresa mediante el voto, aunque nosotros apostamos por el 70% que no va a votar. No creemos que a partir de las elecciones venga un proceso de cambios. Las demandas las instaló el movimiento social y eso exige mantener viva la manifestación social. Es la única herramienta que tenemos. Los partidos políticos son responsables de haber abandonado el trabajo social y de paso le quitaron la cultura política al pueblo. Es raro que toda la información que ahora se da a conocer haya estado oculta por tanto tiempo. Es raro que haya salido con Piñera como presidente. ¿Y los otros cuatro presidentes, que pasó con ellos?».
¿Han discutido levantar candidaturas?
«Sí, pero la gente ha discutido más la mejor manera de hacer trabajo de masas. La militancia nuestra está en las organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles y en algunos concejos municipales».
BACHELET Y EL FRENTE
¿Michelle Bachelet colaboró con el FPMR, como se ha dicho?
«Tuvimos muchos colaboradores, incluso en la Iglesia. En el caso del coronel Carreño, el ejército tuvo que aceptar nuestras exigencias a través de la Iglesia. Por su historia, Michelle Bachelet no estuvo ajena a la lucha antidictatorial. No tenemos por qué quitarle ese mérito. Tenemos mucha consideración por ella, por lo cual no queremos profundizar en este tema. Lo que sí podemos decir, es que en el Frente tuvimos muchas compañeras. Muchos creen que el Frente tenía tremendos destacamentos para volar torres de energía eléctrica. Pero los apagones más grandes los hizo una unidad de mujeres de entre 40 y 60 años de edad. Una compañera, diplomática y ahora de bastante edad, colaboró mucho tiempo con la comandante Tamara (Cecilia Magni, N. de PF)».
¿Con el atentado a Pinochet se pretendía de verdad ajusticiarlo?
«Sí, ese era el objetivo. El cohete low era la mejor arma para ese efecto. Pero la forma de su blindaje, que era curvo, impidió que explotara».
¿Nadie previó esa circunstancia?
«No. Joaquín (Mauricio Arenas Bejas) bajó de la colina y a muy corta distancia descargó los veinte tiros de su fusil M16, pero no logró traspasar el blindaje del automóvil de Pinochet».
El Frente no ha escrito su historia…
«Estamos trabajando en la historia del Frente. No todos los compañeros están de acuerdo cuando alguien escribe. Cada vez que alguno lo ha hecho, tuvimos problemas. También cuesta entregar los métodos de trabajo del Frente. La historia no ha terminado. Hemos pensado en convertirnos en partido. Fue lo que quería nuestro comandante José Miguel, un partido revolucionario de nuevo tipo».
EXPERIENCIA EN NICARAGUA
¿Y el aspecto militar?
«Tenemos profesionales en muchas especialidades militares. Lo digo como internacionalista: el mérito de Nicaragua es muy grande. Fuimos sesenta y dos a ese país. Se necesitaban expertos artilleros terrestres y antiaéreos, y doce médicos para la logística sanitaria. Después del triunfo sandinista, estos sesenta y dos fuimos distribuidos en diversas misiones. Yo estuve en los Batallones de Lucha Irregular, que era la lucha contra bandidos, la contrarrevolución. A partir de 1984 se incorporan muchos compañeros más, y dejaron bastante historia. Esa experiencia internacionalista la hicimos pensando en Chile. Importante fue ver a un pueblo en armas derrotando a la dictadura de los Somoza y luego, reconstruyendo la sociedad. La revolución se impuso a pesar del imperio que la acosaba de manera brutal, como en Chile.
La relación con fuerzas revolucionarias de América Latina, que perdura hasta hoy, y la generosidad cubana, fueron una gran experiencia que cuesta escribirla. Cuando se haga, será la historia de mucha gente heroica».
¿»Salvador» (Sergio Apablaza Guerra, N. de PF) sigue siendo el jefe del FPMR?
«Salvador es un referente para nosotros, como fue Raúl Pellegrin».
¿El Frente ordenó matar a Jaime Guzmán?
«Nunca hubo una orden específica de matar a Guzmán. Había una orientación general, de que no se podía dejar de ejecutar a un esbirro si se daban las condiciones. Esta orientación fue porque un combatiente nuestro no liquidó al fiscal militar Fernando Torres Silva, cuando lo encontró en una farmacia, porque no tenía orden de hacerlo. A partir de entonces, al esbirro se le ajusticiaba en cuanto se pudiera, sin esperar una orden. Eso pasó con Guzmán».
Publicado en «Punto Final», edición Nº 790, 27 de septiembre, 2013