Introducción La gran mayoría de esta sociedad quiere avances en el proceso de resolución, dejar atrás el sufrimiento y que la paz llegue a toda la ciudadanía. Para ello, es imprescindible que la política penitenciaria se ponga al servicio del nuevo tiempo, que sirva para seguir dando pasos y no para bloquearlos. Sin embargo, es […]
Introducción
La gran mayoría de esta sociedad quiere avances en el proceso de resolución, dejar atrás el sufrimiento y que la paz llegue a toda la ciudadanía. Para ello, es imprescindible que la política penitenciaria se ponga al servicio del nuevo tiempo, que sirva para seguir dando pasos y no para bloquearlos.
Sin embargo, es evidente que los estados español y francés han optado por la segunda de las opciones: utilizar la política penitenciaria como cerrojo para mantener el conflicto en la situación anterior, incidiendo en las vulneraciones de derechos humanos y propiciando una atmósfera de no soluciones y de caminos bloqueados.
Asumamos, por lo tanto, que las élites políticas han decidido no abordar las consecuencias del conflicto, precisamente con el objetivo de mantenerlo abierto, y para ello se siguen valiendo muy especialmente de las políticas de excepción que aplican a los presos y exiliados vascos.
De esta forma, lo que aquí vemos como crucial para seguir avanzando -acabar con las medidas de excepción-, en Madrid y Paris lo ven como un elemento para el inmovilismo e incluso el retroceso. Estamos, por lo tanto, ante un conflicto de intereses entre esta sociedad y las élites políticas españolas y francesas.
Por eso, y visto que la clase política vasca no está siendo capaz de desbloquear la situación, la clave para desequilibrar la balanza en favor de los derechos humanos, la resolución y la paz la tiene ahora la ciudadanía. Dicho de otra forma, la vía para que las cosas se muevan es que esta sociedad asuma un compromiso masivo por la solución, para lo cual debemos activar dinámicas amplias e incluyentes, que sean capaces de recoger y representar ese estado de opinión general por un cambio de fondo en la política penitenciaria.
Esas dinámicas son las que trataba de poner en marcha Herrira, y por eso el Gobierno decidió dinamitar el movimiento. Sin embargo, tenemos que seguir adelante en la activación social, porque es la única manera de influir en esta situación de bloqueo. Por eso, tras el ataque contra Herrira cientos, miles de ciudadanos y ciudadanas vascas hemos tomado el testigo del trabajo por los derechos humanos de las personas presas y exiliadas, porque creemos que es lo mejor que podemos hacer para garantizar un futuro distinto a las generaciones venideras.
En este contexto, la movilización del próximo 11 de enero se vislumbra clave para cambiar las cosas, y lo que os proponemos en este trabajo es que generemos un terremoto social en torno a esa fecha. Un maremoto, siendo más precisos: que nos activemos gota a gota hasta formar un mar imparable por los derechos humanos, la resolución y la paz.
Nuestros objetivos
El mar del próximo 11 de enero se apoyará en el lecho ya citado: derechos humanos, resolución, paz. Y tendrá como reivindicación principal el fin de la dispersión, así como la libertad de los presos enfermos y los que han cumplido toda su condena.
El objetivo de esta iniciativa es sumar todas las gotas favorables a estas reivindicaciones, una a una, y seremos muy escrupulosos a la hora de generar un espacio realmente acorde a la pluralidad de todas esas personas. Por lo tanto, a la vez que invitamos a toda la sociedad a sumarse a este mar sincero y comprometido con el futuro, debemos asumir el compromiso de desterrar toda postura o reivindicación partidista en nuestra actividad.
Más concretamente, esta iniciativa no nace para prestar apoyo o cobertura política a las personas presas o exiliadas. Nuestro mar se basa en el respeto a los derechos humanos, y en la convicción de que la resolución y la paz precisa de un camino de vuelta a casa para estas personas.
Dentro de ese marco incluyente, trataremos de cambiar las cosas mediante dos herramientas principales: el diálogo social -tender puentes- y las dinámicas populares -generar mares, hacer valer la voluntad de la mayoría-.
¿Qué vamos a hacer el 11 de enero en Bilbo?
Queremos activar una gran ola que de energía positiva al proceso y haga inviable la postura destructiva de los gobiernos. Para ello, a lo largo de estos meses os proponemos sumar gota a gota la voluntad mayoritaria de esta sociedad, y el 11 de enero confluiremos en Bilbo toda una multitud de gotas diferentes. Entonces, seremos mar.
Cuando hablamos de sumar gotas no hablamos de partidos u organizaciones, sino de personas. De hecho, esta campaña va a estar exclusivamente basada en las personas, así que la clave es tu gota, la de tu madre, la de tu vecino, la de tu amiga de facultad, la de tu compañero de trabajo… Todas nuestras gotas son necesarias en este momento para cambiar el rumbo de las cosas.
El 11 de enero, por lo tanto, proponemos llevar a cabo en Bilbo la mayor ocupación de espacio público de la historia reciente de Euskal Herria. Y no va a ser una manifestación, sino un mar, una expresión individual y colectiva compuesta por decenas de miles de gotas en la que no habrá una pancarta al uso, ni declaraciones de políticos, ni un comunicado que se lee al final. Va a ser una gran intervención ciudadana que durará horas, se llevará a cabo en distintos escenarios y se extenderá como una marea no sólo por el centro de Bilbo, sino por todo el contexto político y social.
Pero todo mar necesita de muchos ríos, y éstos de un manantial. Así que la fuente de esta campaña está a pie de calle, en la plaza de tu pueblo o barrio. Y a partir de hoy te necesitamos sumando gotas
Manifiesto: «Gota a gota somos mar»
Somos gotas que venimos de mil fuentes. De regata chocamos con distintas piedras, tomamos afluentes diversos, recorrimos cada cual sus alamedas. Pero ahora, hoy, sumamos nuestra diversidad para desembocar en un mar común, porque creemos que el momento histórico así lo exige.
Lo exige, para ser más precisos, la mayoría social del país, las gentes que vivimos y soñamos en estas plazas, las que no pensamos en las próximas elecciones sino en las generaciones venideras. Aquí miramos al futuro, y lo primero es cerrar las heridas del conflicto y mitigar el sufrimiento acumulado. Por eso, pedimos el respeto a los derechos humanos de todas las personas y el final de las medidas de excepción que siguen aplicando a presos, exiliados y a todo su entorno afectivo. Porque creemos firmemente que esta política penitencia es un obstáculo para la resolución y la paz, y que es necesaria la implicación social para desatascar la situación.
Somos, por lo tanto, gotas diferentes que confluyen en el lema «Derechos humanos, resolución, paz. Euskal presoak Euskal Herrira». Una marea de gente que comparte tres reivindicaciones básicas: final de la dispersión, libertad de los presos y presas enfermas y aplicación de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Todo ello al margen de las interpretaciones críticas del pasado que podamos hacer quienes formamos parte de esta iniciativa, y sin que nuestra actividad suponga ningún menosprecio ni olvido en torno a los múltiples sufrimientos padecidos por demasiadas personas en nuestra sociedad.
Nos sumamos como gota a este mar porque consideramos que la situación actual es muy grave y perjudicial para el horizonte de soluciones y paz que ansiamos la mayoría. Todas las experiencias internacionales señalan que es necesario abordar las consecuencias del conflicto para poder cerrarlo cuanto antes, y eso incluye tanto el reconocimiento y la reparación de todas las víctimas como dibujar un camino de vuelta a casa para los presos y exiliados.
Por lo tanto, compartimos desde la diversidad un estado de opinión general que pide pasos, movimiento, energía positiva. En definitiva, una actuación proactiva por la solución. Y nos proponemos convertir este gran consenso social en fuente de vida; en lluvia fina que riegue la tierra y el asfalto; en chaparrones que limpien veredas y alimenten manantiales; en torrentes que muevan molinos, abran compuertas y desborden vasos; en riadas que sorteen los obstáculos y dibujen nuevos cauces hacia la paz.
Estamos convencidas de que la activación social puede generar nuevas condiciones, es un hecho que la movilización ciudadana abre nuevos caminos. Y te invitamos a sumarte a este intento sincero y comprometido por un nuevo proyecto de convivencia que nos tenga en cuenta, que nos incluya, y en el que todos y todas salgamos ganando.
Siendo gota, nos sumamos a un espacio común por los derechos humanos, la resolución y la paz. Y te proponemos que hagas lo mismo, desde hoy, en tu pueblo o barrio, en tu ámbito social. Y el 11 de enero, juntando todas nuestras gotas, vamos a empezar a cambiar las cosas.
Gota a gota somos mar.
Derechos humanos, resolución, paz.
Euskal presoak Euskal Herrira.